seis.

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06.

la de mechones azules tenía varios sentimientos encontrados, pero el que lideraba la tabla era el enojo al verlo ahí tan tranquilo riendo con sus amigos mientras ella no puede pasar una noche sin pensar en todo lo que ha sucedido desde que él se fue.  

Ribba por su lado la miraba confundido, no entendía porqué Lutz se había detenido y callado de esa manera tan repentina, pero se alarmó cuando vio que de los ojos miel de la joven brotaban lágrimas que ella secaba con dureza y rapidez. Empezó a caminar de manera rápida mientras él la seguía aunque parecía estar algo indeciso de su decisión. 

la chica aún siendo de baja estatura, jaló del brazo a uno de los chicos del círculo y lo empujó de manera desafiante mientras que Daniel pensaba en si debía involucrarse, no tenía idea de que estaba pasando realmente

—¡¿qué mierda hacés acá Christian?! —escupió con enojo y dándole otro empujón al varón frente a ella. Así que él es.— ¡te hice una pregunta, idiota! ¡¿qué mierda hacés acá?! —volvió a gritar.

— eu Irina, bájale a tu radio estoy con los pibes no pienso permitir que me montes un númerito —exclamó el chico, Ribba le prestaba atención y se daba cuenta del parecido que había entre aquel par. 

—¡contéstame de una puta vez Christian! ¿mamá sabe que estás acá? no, supongo que no, porque hace más de tres meses que no llamás y no sabemos de vos ¡mientras que,  mamá se vive preocupando por enviarle plata al boludo que tiene por hijo que no hace más que rascarse los huevos con sus amigos en la plaza! —otro empujón más.

—mirá Irina, ocúpate de tu vida y déjame en paz. —sentenció el mayor de los Lutz.— no me hagas enojar, te aviso porque no quiero armar un show frente a la gente. —mientras decía aquello tomó a su hermana del brazo mientras lo apretaba con fuerza, Ribba notó la mueca de dolor que hizo la peliazul.

—eh wacho sóltala —intervino Daniel— no ves que le duele, sóltala te digo. —reiteró.

—¿este es tu novio Irina? un pelotudo con arete en la nariz, matarás a nuestra vieja de una decepción algún día. Amigo ¿sabés en la fracasada que te estás fijando? —hablaba mientras veía a Ribba.

la menor de los Lutz se había contenido por mucho tiempo, y se dejó llevar por los impulsos plantando una bofetada en la mejilla del mayor para después soltarle un golpe a puño cerrado haciendo que casi cayera al suelo. 

—¡cállate! —gritó con lágrimas en los ojos— ¡ojalá desaparezcas de mi vida y la de mamá! ¡así estaríamos más tranquilas! —se sentía enojada, humillada, avergonzada, sentía muchas cosas.— tomá, compra vos las cosas. —le dio el dinero a su acompañante y se dio media vuelta para volver a la casa de su mejor amigo.

daniel fue detrás de ella, no dejaría que anduviese sola a esas horas ni tampoco la dejaría sola después de una situación de ese calibre. Simplemente caminaba en silencio al lado de la teñida sin decir palabra alguna, mientras que ella secaba sus lágrimas rápidamente.

—si querés llorar, hablar o algo podés decirme —Daniel rompió el silencio, pero con preparado para no obtener respuesta.

—gracias pero vos no entedés la situación. —contestó y él varón a su lado asintió.

—quizá tenés razón y no entienda, pero me parece que no es necesario entender una situación para dar un abrazo o decir que todo estará bien. —añadió Ribba, abrieron el portón de la casa de Lombardo— ¿querés un abrazo? quizá te haga sentir mejor.

Irina se encontraba totalmente vulnerable, y no se iba negar a algo que venía necesitando. De golpe rodeó el cuerpo de Ribba posando su cara en el pecho de él y dejando salir su llanto a un volumen más elevado. Las personas que estaban dentro de la casa salieron a ver qué estaba pasando, pero se detuvieron cuando Daniel hizo con su mano la seña de que se detuvieran, provocando que todos frenen de golpe.

lo que Daniel no sabía era que él es la primera persona en un año que logra ver a Irina Lutz vulnerable.

ojeras negras ; dani ribba. Where stories live. Discover now