la noche había sido algo incómoda entre Daniel e Irina, el varón constantemente la miraba mientras que ella se enfocaba en su charla con cualquier otra persona que no fuese él, aún así había tratado de saludarla pero ella supo esquivar la situación sin causar revuelo. Ella se sentía herida de alguna forma y no quería escuchar su voz, al menos no en dirección a ella.
por situaciones que ella desconoce la chica que acompañaba a Ribba se tuvo que ir, los vio hablar en voz baja y la rubia que andaba con él se puso de pie, notó como la chica se fue algo molesta de aquel lugar. Tenía curiosidad, pero no iba a indagar al final de cuentas no es tema que a ella le corresponda.
cuando el reloj marcó las cuatro de la mañana Alejo empezó hacer ademanes para que la reunión acabara, estaba cansado y quería dormir. Todos se levantaron de sus lugares para despedirse del dueño de la casa.
—Iri, nena —la llamó Alejo, ella se detuvo— no dejes que esa situación apague tu ánimo, no sabes qué planes tiene la vida. —le dio un abrazo. Siempre iba a estar agradecido con él porque al igual que su hermano, sabía darle las palabras correctas.
— gracias Ale, soñá lindo. —contestó, el morocho dejó un sonoro beso en su mejilla. Se dirigió hasta el portón donde se encontraba su hermano con sus amigos, la estaban esperando.
—nosotros queremos seguir ranchando —habló Sebastián— tu hermano va ir ¿venís?
—¿quieren seguir ranchando? —preguntó incrédula, cuatro de cinco varones asintieron y ella sonrío negando con la cabeza— están locos, yo paso la verdad es que no bebí mucho pero no tengo ganas de tomarme hasta el agua del florero —contestó con gracia— y vos —dijo señalando a su hermano— cuídate, idiota y deja de beber tanto.
—claro que me voy a cuidar Iri —dijo abrazándola tratando de que no se preocupe— hace banda que estoy más tranquilo y eso, nada de que preocuparse. Cuídate mucho y avísame cuando llegues a casa.
se despidió de los cuatro varones que luego subieron al auto de Ivo, el conductor bajó la ventana para tirarle un beso, Irina río y negó con la cabeza cuando escuchó a su hermano gritar un "—eh cuidadito gil, te estoy viendo." El auto se fue y la morocha quedó a solas con Ribba.
—¿harás algo? —habló Daniel rompiendo el silencio, la morocha alzó su ceja.
—voy para mi casa, estoy cansada. —contestó, él simplemente movió su cabeza de arriba hacia abajo. El varón mordía el interior de su mejilla pensando en como seguir remando una conversación.
—es que por acá cerca hay un café, iba a invitarte para poder charlar un poco más —explicó— el otro día, afuera del boliche no pudimos hablar mucho.
—no creo que sea prudente aceptar una invitación de tu parte, además ya es tarde y deberíamos descansar. —le contesto mientras tecleaba en su teléfono. La estaba remando en dulce de leche.
—creo que sí deberíamos conversar, así vos me dejas explicarte algunas cosas y luego me conversas más de lo que ha sido tu vida. —esperaba que ella aceptara su invitación porque tenía ganas de hablar con ella y poder hacerle esa propuesta.
la morocha quería decirle que no, pero tenía muchas ganas de saber que tiene él para decirle y algo en su interior le decía que no se iba arrepentir. Tal vez era buena idea hacerle caso a la vocecita de su cabeza, la que suele ignorar todo el tiempo.
—a las seis tengo que estar en mi casa. —respondió. Él la miró con una sonrisa y empezaron su camino hasta la cafetería. Ribba iba pesando en qué le diría exactamente, en cómo le diría las cosas sin que ella se llegarse a molestar. Tenía muchas ganas de hacer las cosas bien, y según como salieran las cosas hoy, las cosas podrían ser como antes.
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ojeras negras ; dani ribba.
Fiksi Penggemar"¿qué historia hay detrás de ese par de ojeras?"