Capítulo 9 (Shu Sakamaki) <Editado>

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Me encontraba en la biblioteca de la mansion leyéndo una bella historia romántica, era lo mejor que podía hacer ya que en esta mansión  carecen de Internet.

Sentada en un cómodo sillón color marrón con el libro entre mis piernas, pasaba mi mano por las hojas una tras otra hasta que la historia me resultó muy cliché, un hombre millonario se enamora de la más Pura y santa, si claro. Suspire cansada y lo cerré  mientras me levantaba y caminaba hasta una de las repisas que tenían más libros, algunos gruesos con portadas sin letras, eso según Reiji eran de investigaciones médicas, a mi no me interesaban mucho pero de vez en cuando los ojeaba.

Coloque el libro en medio de otros  y sentí algo recorrer mi espalda, Sabía perfectamente que no era el viento. Gire el rostro encontrándome con los fríos y azules ojos de Shu. Al principio creí que solo tomaría un libro y se iría, pero no lucía interesado en los libros, tan solo me observaba a mí y mi cuello.

— Que haces? —Cuestione alejándome lo más que pude, sin embargo mi espalda chocó contra la pared dejándome literalmente sin escapatoria. —Necesitas algo?

— Solo una cosa. — Murmuro contra la piel de mi hombro quitando la prenda que estorbaba en ese lugar.— Eres lista y sabes lo que quiero.

—Suéltame! —grite al saber sus intenciones, más el no se movió. —Te dije que me sueltes! No te daré mi sangre!

Mis palabras parecieron no importarle. Sus colmillos hicieron contacto contra mi piel haciéndome ahogar un gemido, no de placer o gusto, si no de dolor.

-Sabes tan bien~ —Dijo separándose unos segundos antes de pasar su lengua por la marca que había dejado en mi hombro, cuando quedó limpia volvió a morder el mismo lugar.

—Idiota! No ahí! —Dije intentando empujarle, aún sin tener éxito. —Duele!

Pasaron minutos los que para mí fueron horas de sentir sus colmillos perforar varias partes de mi cuerpo, por suerte ninguna en donde pudiera sentirme avergonzada, solo en los hombros, cuello y espalda. Cuando él pareció estar satisfecho se alejó de mi cuello dedicándole una sonrisa burlona.

-Tu sangre no se consigue así de fácil

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