c i n c o

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La luz pegaba en la ventana con fuerza atravesando las débiles cortinas y golpeando el rostro de la muchacha, abrió sus ojos perezosos yestiró la mano hasta la mesa de noche para tomar el reloj de bolsillo y ver que marcaba las siete y cuarenta de la mañana, soltó un bostezo y estiró sus piernas para luego ponerse de pie.

Se miró al espejo y salió a buscar un poco de agua y jabón para lavarse la cara; cuando volvió a su habitación buscó en el armario algo para ponerse con rapidez y obtuvo un vestido color perla que acompañaría de un abrigo de piel marrón oscuro, se vistió y volvió a mirarse al espejo para ponerse algo de maquillaje en los ojos y no parecer recién levantada, esparció algo de perfume sobre su cuello, adornó sus manos con algunas pulseras y anillos y puso una gargantilla para que resaltara su vestido, ató su cabello castaño con simpleza y salió a la cocina de la casa.

Bella terminaba su té en uno de los sofá cuando vió a John, Arthur y Thomas bajar las escaleras y pasando directamente a la salida.

-¿a donde van?.-preguntó en un gritó y se puso de pie para seguirlos a la salida.

-cosas de hombres.-contestó John soltando una risa y se subió al vehículo.

-¿puedo ir?.-cuestionó dejando la tasa de te dentro de casa.

-no, debes trabajar en la casa de apuestas.-le respondió Arthur acomodándose en el asiento del copiloto, la jóven movió sus ojos avellana a Thomas quien encendía un cigarro aún sin subirse al auto.

-Tommy.-lo llamó e hizo un puchero mientras se le acercaba -déjame ir, es martes, vienen menos personas a apostar, Polly puede hacerlo, déjame ir por favor.-le rogó aburrida ya de quedarse en casa mientras los miraba a ellos hacer toda la parte divertida de los negocios, Tom rodó los ojos y negó.
-no iremos a jugar, Arabella.-le explicó.-y sabes que en los negocios no tratamos con buenos hombres, estamos cuidandote.-murmuró mientras caminaba hasta el auto, pero la chiquilla frunció el ceño.

-maldita sea Tommy, he vivido con ustedes toda mi vida, no me vengas con esos cuentos de hombres malos porque ustedes son el diablo en persona.-negó molesta -además tienes que llevarme porque sino le diré a Pol que anoche le dijiste a Charlie que no tirara las armas.-sonrió mientras miraba como la expresión del hombre cambiaba, Tom la miró fijamente tragándose las palabras de la jóven y se lamió los labios rendido ante la castaña, ella era astuta, sabía jugar, con aquella mirada cautivadora mientras movía las caderas y te chantajeaba, era imposible decirle que no.

-pero mantente callada, no queremos problemas.-le apuntó y Bella soltó una pequeña risa.

-yo nunca causo problemas.-se encogió de hombros y se subió al asiento junto a John.

-¿va a venir con nosotros?.-preguntó Arthur mirando mal a su hermano mayor.

-tiene que aprender que es lo que hacemos.-contestó el ojiazul con simpleza.

[…]

El paisaje era verde ahora, el humo había desaparecido y el aire estaba limpio, se podían escuchar aves cantar, el pasto brillaba y los arboles hacían sonar sus hojas, era algo que no solían ver seguido.

-creí que iríamos a la feria.-dijo Arthur cuando Thomas detuvo el auto en medio del camino

-iremos, pero primero debo hacer una parada.-asintió bajándose del auto y caminando hasta unas carrosas que se encontraban en medio del campo -¡Johnny Dogs!.-saludó con una sonrisa a su viejo amigo.

-Tommy.-le abrazó rápido y miró al resto de los hermanos saludandolos con un movimiento de cabeza -¿acaso es la pequeña Arabella?.-preguntó mirandola de reojos buscando en su memoria y vió a la jóven asentir levemente -la última vez que te vi fue antes de la guerra y tenías como catorce años.-se rió el gitano y se acercó a la mujer para abrazarla por los hombros.

𝗥𝗘𝗗 𝗥𝗜𝗚𝗛𝗧 𝗛𝗔𝗡𝗗 Ⅰ 𝘁𝗵𝗼𝗺𝗮𝘀 𝘀𝗵𝗲𝗹𝗯𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora