d i e c i s e i s

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Thomas esperaba bajo la lluvia mientras se resguardaba bajó el techo de un callejón, el ruído de un vehículo llamó su atención y cuando vió la silueta del hombre acercarse a él bajo la oscuridad tiró el cigarrillo al suelo listo para comenzar una conversación.

-su mensaje decía que me daría una dirección.-soltó el señor Campbell.

-un mensaje anónimo, es la dirección de Stanley Chapman.-dijo el ojiazul mientras daba unos pasos hacía el jefe de policía y sacaba un papel de su bolsillo.

-me prometió la dirección de Freddie Thorne.-negó el hombre.

-traigo esta y no la de Thorne.-habló Tom y vió como Campbell daba media vuelta para largarse de allí -inspector, Chapman es un pez más gordo que Freddie, en este momento tiene doscientas libras en efectivo que donará al partido comunista por el Gobierno Ruso.-le informó llamando su atención nuevamente -así es, Stanley tiene cola que pisar y usted puede alcanzarla, si el canta usted tendrá la evidencia, seguramente le den una medalla por esto.-murmuró mientras lo miraba firme y el hombre tendió su mano para recibir el papel.-ahora, antes de darle la dirección quiero que me prometa que dejará que Freddie Thorne y mi hermana se vayan de la cuidad.-le pidió antes de entregarle la información.

-está bien, tiene mi palabra.-asintió el inspector tomando la dirección, Thomas le dio una última mirada para confirmar su palabra y sin más nada que hacer allí se dio la vuelta para largarse del lugar.

-Señor Shelby.-le llamó Campbell antes de que se fuera -me temo que el Sr.Churchill se está impacientando y creo que si no recupero esas armas luego me destituiran.-soltó él mientras tomaba asiento en medio de unas cajas y le recordaba el trato que habían echo hace algunas semanas atras.

-cuando termine mi negocio con Kimber devolveré las armas, ese era el trato.-contestó Thomas recordándole los terminos.

-entonces estoy completamente a su merced, usted lleva la batuta pero le ruego a Dios que mi despido no llegue antes que su decisión de devolver las armas porque si me despidieran y fuera su culpa, haría cosas que harían sonrojar al diablo.-escupió amenazante mientras se ponía de pie nuevamente y se acercaba al ojiazul para soltar una carcajada irónica -en mi último dia por ejemplo, me encargaría de romperles la cabeza a usted y a sus viles hermanos con mazos y palas, a su hermana igual y no me importaría que lleve una bebé dentro.-murmuró sin remordimiento mientras miraba a Tom descaradamente -a la única que no mataría seria a la linda Arabella Shelby, su pequeño tesoro, esa jovencita a la que me han dicho que cuida como si fuera el último diamante y que lamentablemente y como puedo suponer es su debilidad, a ella la llevaría hasta la carcel, le dejaría en una celda aislada tan desprotegida que todas las noches los hombres de gendarmería la irían a visitar y jugarían con ella y su lindo cuerpo como tu sabes que lo harían.-se rió levemente dejando al descubierto lo retorcido y asqueroso que podía llegar a ser -ese sería en verdad un día oscuro si usted tomara la desición luego de mi despido ¿entiende?.-le preguntó con una leve sonrisa, Thomas por su lado guardó silencio tratando de mantener la furia dentro de sus cabales, Campbell soltó una última risa y se dió media vuelta para irse de allí, entonces Tom sintió su sangre hervir y sacó su arma con rapidez, cargo la pistola y la apuntó al hombre que le daba la espalda, estaba apunto de jalar el gatillo, pero Campbell salió de su vista antes de que pudiera hacerlo y Thomas sólo cerró los ojos aguantando la rabia.

[...]

Arabella estaba sobre la tarima corriendo las apuestas junto a John mientras miraban a los hombre soltar su dinero, fue cuando la puerta se abrió que vió a Thomas entrar a la sala junto a Kimber y su consejero, ella los miró de reojos y notó que entraron a unas de las oficinas para hablar de quien sabe que.

𝗥𝗘𝗗 𝗥𝗜𝗚𝗛𝗧 𝗛𝗔𝗡𝗗 Ⅰ 𝘁𝗵𝗼𝗺𝗮𝘀 𝘀𝗵𝗲𝗹𝗯𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora