t r e i n t a y d o s

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La música estaba a todo volumen, la muchacha podía oírla desde la calle y eso le removía por dentro con emoción; caminaba con un cigarro entre los labios y luciendo un lindo y lujoso vestido que se ajustaba a sus curvas y siendo cubierto por un caro abrigo de piel, su hermano Jacob y John iban a su lado, abrazándola por los hombros y soltando chistes mientras se dirigían hasta el bar que estaba repleto de gente.

-vaya, esto es muy dorado.-se rio la chiquilla cuando entró al lugar y rápidamente caminó hasta la barra para, sorprendentemente encontrarse con Arthur.

-¡déjame encender eso por ti, linda!.-dijo el hombre con buen animo mientras le ofrecía fuego a una mujer en la barra.

Bella frunció el ceño y se le acercó levemente para jalarlo del brazo.

-¿Arthur?.-le dijo llamando la atención 

-¡mira quien llegó, Tommy! la preciosa reina de la casa.-le abrazó por los hombros entre risas haciendo que la muchacha se extrañara aun más.

-creí haber escuchado que te quedarías en casa.-murmuró ella para ambos.

-este es mi maldito bar, Bella, no podía perderme la inauguración.-negó mientras se separaba de ella lentamente y le sonreía alegre, pero la chiquilla seguía confundida, había sido hace apenas una horas que estaba totalmente deprimido y destrozado por lo que su cabeza causaba en él y ahora estaba allí, tan animado como no se le veía hace mucho tiempo y sin siquiera importarle que había asesinado a un joven chico inocente.

-¿eso es Tokio?.-le preguntó cuando notó el mínimo polvo blanco que le cubría ligeramente el bigote.

-es solo para las carreras y eventos importantes.-aseguró Arthur haciendo que la mujer cerrara los ojos cansada, el hombre no se aburría de meterse en problemas y parecía que ninguno de sus hermanos le quería detener, pero Bella ya estaba hasta la coronilla, así que solo soltó un suspiro sin más.

-Arthur, cuídate del Tokio ¿si? simplemente tengo demasiados problemas como para estar escondiendo las drogas de tu mano, así que hazlo por mi ¿está bien?.-le pidió desanimada y es que ya no podía más, ni siquiera había alguien en esa familia que la ayudase con los problemas de Arthur.

-deja de preocuparte por mi, linda, aun eres una niña y yo ya estoy demasiado viejo para recibir tus consejos.-se rio él y aunque Bella sabía que lo que acababa de decir era una completa falacia, asintió tratando de no arruinar la noche de celebración. 

-¡Arabella, mira quien está aquí!.-gritó una borracha Polly llamando su atención y levemente se dio media vuelta para ver a Ada entrar al bar con su pequeño hijo.

-no creí que ibas a venir.-le sonrió cuando la tuvo cerca y la abrazó con cariño.-iré a decirle a Tommy.-murmuró y giró sobre sus talones para buscarlo por el bar.

Caminó rápido mientras con la mirada buscaba al ojiazul, observó a su alrededor hasta que dio con la parte silenciosa y desocupada del bar, fue allí en donde vio al hombre, totalmente callado y alejado de todos mientras algo se incineraba en el cenicero.

-¿Tommy?.-le llamó haciendo que el ojiazul la mirase lentamente.-¿que es eso?.-le preguntó apuntando el fuego que iluminaba el lugar.

-nada.-murmuró él volviendo a observar el fuego que ya comenzaba a apagarse.

-Ada está aquí.-soltó ella algo incomoda de haberlo interrumpido y simplemente se dio media vuelta para volver a la fiesta.

-¿crees que deba ir a Londres?.-le preguntó justo antes de que Bella saliera del lugar.

-¿de que estás hablando, Tom? ¿es sobre Solomons?.-le miró ella confundida, pero el hombre negó rápidamente.

-Grace me envió una carta.-escupió tomándola por sorpresa y ella le apartó la mirada.

𝗥𝗘𝗗 𝗥𝗜𝗚𝗛𝗧 𝗛𝗔𝗡𝗗 Ⅰ 𝘁𝗵𝗼𝗺𝗮𝘀 𝘀𝗵𝗲𝗹𝗯𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora