Capítulo 1.

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Narrador omnisciente:

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Narrador omnisciente:

Como es de costumbre en la semana en la ciudad de Los Ángeles, Sam corría a toda prisa para llegar a su trabajo, ya habían sido  tres veces que llegaba tarde en la semana. El señor Félix su jefe, le había puesto un ultimátum que la tercera era la vencida, y ella ya iba por la cuarta, atravesó como rayo la puerta, chocando con algunos de sus compañeros.

Se puso el uniforme a toda prisa, para atender a los clientes quienes acababan de llegar, dirigiéndose a una mesa donde se encontraban una pareja de ancianos. Cogió su libreta y pluma en cuando estuvo frente a ellos les tomó la orden.

—Buenos días, señor y señora —les dedicaba una sonrisa amigable que solo en ella poseía, hace un ademán de anotar cuando pregunta.

—¿Qué desean de tomar?.

—Yo quiero un café con leche, y unas tostadas con mermelada sabor frutilla por favor —la señora se mostraba amigable.

—¿Y usted señor que va a tomar? —volvía a preguntar.

—Un café sin azúcar, gracias —su tono de voz era tan fría y arrogante.

Mientras Sam anotaba los pedidos de ambos, pensaba en como esa anciana podía aguantar tanto el mal humor de su esposo.

—¿Algo más? —preguntó de nuevo, con la intención de ir por los pedidos.

—Nada más querida —la señora le hacía entrega de la carta en donde tenía todos los menús anotados.

Sin decir una palabra más, se dirigía con prisa a la cocina a dejar los pedidos y volver a atender a otros clientes, pero ella sabía que por más esfuerzo que haga era inevitable su despido. Sonriendo a algunos compañeros amablemente, una voz la detuvo.

—Sam, Félix quiere hablar contigo —Sofía su compañera con quien menos se llevaban bien, le dedicaba una mirada arrogante y de superioridad.

Maldijo en su interior porque ya notaba el aire a despido.

—Ok, solo déjame llevar este pedido y voy a su oficina —lo decía con una voz tan calmada, disimulando todo los sentimientos que estaba teniendo en ese momento.

Entregando el pedido que le hicieron hace un momento, Sam se sentía nerviosa y con miedo no quería perder el trabajo que tanto tiempo la ayudó a sobrevivir.

—¿Puedo? —preguntó dejando toquecitos en la puerta.

—Adelante, Samantha —el señor Félix dejó escapar un suspiro largo.

—¿Me mandó a llamar? —volvio a preguntar, tomando asiento frente a él.

—Sí —la voz de Félix se escuchaba cansada.

Al igual que Sam y Félix sabían que para ambos es difícil haber tomado esa decisión, pero lo que el hombre no sabe es que Samantha tiene sus motivos. Sumergida en sus pensamientos, dejo de prestar atención al hombre que le hablaba; en su mente solo tenía la esperanza de que Charlie su novio, con quien comparte un departamento y llevan 3 años de relación pueda conseguir ese trabajo que tantas semanas venía buscando.

—¿Sam, has entendido? —la miraba ceñudo, comprobando que en todo este tiempo no le ha prestado la mínima atención.

—¡Oh lo siento!, puedes repetir de nuevo, por favor —apenada por su comportamiento, se había dado cuenta una vez más de que no habría segunda oportunidades.

—Dije que ya no puedes seguir así —prosiguió hablando —. Sam ya van la cuarta vez de la semana que llegas tarde, esto no puede continuar así.

—Lo sé, señor Félix, pero es que...

—¡PERO NADA! —exclamó levantándose —. Estas despedida Sam y es mi última palabra.

—Señor Félix, po-por favor solo una oportunidad —tal vez una pisca de consideración podría a ver en aquel hombre.

—Ya no Sam, te lo advertí...

Toda esperanza y fe para Samantha desapareció al oír esas palabras. Ya no tenía nada más que hacer solo tomar el cheque en donde están sus pagos durante todo su trabajo en la cafetería Mr. Coffee.

Salgo de la oficina dando un sonoro portazo, la rabia y la tristeza me invaden de inmediato. No puedo ver nada gracias a que mis ojos se nublan con mis lágrimas.

Solo espero que Charlie haya conseguido el trabajo. Paso por el supermercado, a comprar para la cena; pero luego recuerdo que es en vano. Por que Charlie siempre llega en la madrugada.

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Llego a la residencia saludando a Don Jorge el guardia de turno.
Subo las escaleras, anteayer dieron aviso que el ascensor estaba dañado, próximamente para la otra semana ya lo arreglan.

Saco las llaves de mi bolso, y abro la puerta. Dirijo mi vista por todo el salón, y me es raro que las luces estén prendidas, ¿o acaso yo no las apague por que iba tarde?. Me adentro en la pequeña sala, dejando las llaves en la mesita de madera junto a las compras que hice.

Hoy no fue un buen dia Sam, pienso.

Pero cuando llegue Charlie el cambiara todo eso... Me dirijo hacia el pasillo que da con la habitación, para darme una ducha y luego preparar la cena.

Pero lo que escucho a continuación me deja sin alma. Gemidos de una chica y la voz de Charlie en la habitación, sin pensarlo dos veces abro la puerta y lo que mi mente me había hecho pensar lo acababa de confirmar.

Charlie teniendo sexo con una chica en mi propia casa, en nuestra cama... Las lágrimas no se hacen esperar y cierro la puerta haciendo sonar por todo el departamento. No pasaron ni 3 minutos cuando veo a Charlie salir de la habitación, solo con sus bóxeres.

-cariño, no sabía...- no lo dejo terminar y le propinó una cachetada.

-cariño nada, como pudiste-digo en medio de lágrimas.

-perdón... perdóname Sam -dice queriendo acercarse.

-después de lo que acabó de ver, vienes y pides perdón -suelto una risa amarga.

-Vete... , vete de mi casa y llévate a tu zorra -hable con una voz un poco firme.

-Sam, por favor. -dijo aferrándose a mis pies-no tengo a dónde ir.

-Eso a mi ya no me importa -contesté, dirigiéndome a la habitación.

-Tú -señalando a la chica, que acababa de salir, la tomo del cabello. A lo que ella grita que la suelte.

-¡LARGO DE MI CASA AHORA! -ordene con la voz sumamente alta.

Le arroje a Charlie su ropa al pasillo de la residencia y cerré la puerta. Deslizándome por ella, llevándome ambas manos en el rostro, soltando todo lo que me invadía en ese momento: La rabia, La tristeza y La Soledad.

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espero que haya sido su agrado el primer capítulo, estaré avisando los días de actualización.

Que tengan buen día Ingenuos.

INGENUOS. (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora