Capítulo 30.

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Sam:

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Sam:

3 días después.

Como explicar el cúmulo de emociones que tengo atorado en el pecho, han pasado 3 días de la cena con Dylan los días que han pasado él se ha comportado de una manera tan diferente, es otra persona ha cumplido la promesa de demostrarme que en realidad se encuentra arrepentido y quiere algo conmigo.

Los padres de Dylan llegan hoy, ¿Qué si me siento nerviosa?, pues si lo estoy, aún no hemos sido una pareja "oficial" ante el público, pero el modo en como Dylan me trata enfrente a todos da la sensación de que entre nosotros pasa algo.

Todos los días recibo ramos de girasoles, son mis favoritas aún no le he preguntado como la adivino, pero no hay que ir muy lejos para saber que Rous le ha ayudado con eso, Regina no se ha aparecido por la oficina como normalmente lo hacía, pero algo se trae entre mano el motivo de que no haya dicho nada por los murmullos que se oyen en el pasillo.

Valentina está feliz por Dylan y por mí y ni que decir de Rous de tanto que le quería dar una paliza termino dándole varias amenazas de que si llega hacerme daño no dudaría en ir a cortarles las pelotas.

-Señorita Smith, ven un momento -habla Dylan, quitándome de mis pensamientos.

Me sonríe y no puedo dejar caer la baba al verlo jodidamente sexy en el traje de color azul marino que le queda de maravilla, me levanto arreglando la falda de mi vestido y me encamino junto a él, entro y cierra la puerta detrás de mí; antes de que llegue al escritorio siento sus brazos alrededor de mi cintura dejando pequeños besos sobre mi cuello.

-Dylan, estamos en el trabajo -digo estremeciéndome ante sus caricias.

-Un rapidin, no le hace mal a nadie -bromea.

Siento su mano descender por mi vientre sobre el vestido, camino con él en donde se encuentra el escritorio me gira quedando frente al él, Dylan no me da tregua para nada y se apodera de mis labios, me difundo con él, al calor de su cuerpo y sus besos, nuestras lenguas danzan a la par, me toma de la cintura alzándome sobre el escritorio, le abrazo con mis piernas nos separamos un segundo para tomar un poco de aire.

-Me estoy volviendo adicto a ti, Sam -dice con voz ronca.

-Y yo a tus besos -susurro sobre sus labios.

Me vuelve a besar con ferocidad como si de eso dependiera su vida, Dylan sube mi vestido, acaricia mis mulos y hace un lado la tela de mis bragas un gemido escapa de mis labios al sentir su dedo acariciar ese punto de placer, me estremezco ante sus toques, jadeo y gimo sobre sus labios. Dylan mete dos dedos en mi cavidad y siento humedecerme con la penetración de sus dedos.

-Eres mía dolcezza -declara con voz jadeante.

"Dolcezza: cariño"

No pronuncio ninguna palabra, ya que solo en estos momentos sirvo para jadear y gemir por el éxtasis que siento.

INGENUOS. (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora