Capítulo 5.

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Antes de leer, quisiera dedicar este capítulo al grupo de WhatsApp PECADORAS, gracias chicas por su apoyo y especialmente a cinthya por ayudarme en lo que necesito, sin nada más que agregar sigan leyendo.

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Dylan:

Observe como abrió la puerta y se salió sin dirigir una palabra, me quedo unos segundos pensando en que no me reconoció por que en la noche jamás le di la cara "menudo idiota" me grita mi subconsciente.

Me dirijo a mi escritorio viendo los papeles de las nuevas modelos que ha contratado Valentina, escucho otro toque llenándome de esperanzas que sea la rubia; pero en el momento que veo de quien se trata el mal humor se apodera de mi.

-Hola Cariño -saluda Regina entrando al despacho.

-Que quieres Regina -suelto con la voz fría.

-Ay pero mi amor, por que tan mal humorado -se acerca a mi escritorio sentándose en el.

-Bájate Regina, tengo mucho trabajo -atacó para que entienda que no estoy para sus tontadas.

-Yo te puedo ayudar -se baja, posicionándose tras mío.

-No necesito, la ayuda de una persona que lo único que sabe es posar para fotos y modelar -brame.

-¡Ay Dylan! -hablo con una voz chillona.- Definitivamente hoy no estás de buen humor.

-solo vete ¿si? -vuelvo a bramar.

-Ok amorcito, como tu ordenes -me deja un beso en la mejilla, cuando se aleja.

Levanto la vista, observando cómo Regina mira a Samantha con recelo, que acababa de entrar con una carpeta en la mano.

-¿Y quien es esta? -pregunta Regina.

-No te debo explicaciones -la contesto, mientras mi vista cae a la camisa de Samantha dejándome ver más su senos abultados.

-¿Vas a decir quién eres o tendré que adivinar yo? -ahora la pregunta, va dirigida a Sam.

-Y-yo soy la nueva asistente del Señor Marchetti -contesta algo nerviosa.

-Amorcito -ahora se dirige a mi, me da náuseas su forma de llamarme, que se me paso por la cabeza al dejar que nos vean juntos y ahora no puedo alejarla sin que se arme un escándalo frente a las prensas.

-Regina -la llamo -,déjanos a solas con mi asistente, debo hablar con ella de algunos asuntos.

-No...-Samantha trata de evadir lo que acabo de decir y alejarse del lugar; pero mi voz firme la detiene.

-Dije que usted se queda, Señorita Smith.

-Los dejo solos -ahora la que habla es Regina -,Chau amore -me dice saliendo de la oficina.

Veo como Samantha se dirige hacia a mi un poco dudosa, intenta decir algo; pero el que habla soy yo levantándome.

-¿De que se escapa, Señorita Smith? - Indago, acercándome a ella a pasos lentos.

-N-no, estoy escapando de nada, Señor Marchetti -retrocede, volviendo a quedarse contra la puerta, sosteniendo la carpeta de fotografías contra su pecho.

Me acerco a ella, llevando ambas manos a cada lado de su rostro. Siento que se tensa, y se remueve incómoda. Cosa que me pone al cien y me dan ganas de embestirla en el escritorio.

-Ah, no -bromeó. -Por que su cuerpo me dice lo contrario Señorita Smith -mascullo cerca de su rostro.

Nuestras respiraciones eran solo una se podría palpar la tensión entre ambos. Rozo un poco nuestros labios logrando que se sonroje, trata de quitarse pero me apego más a ella.

Por que te resistes tanto a mi, pienso.

Hago caso omiso a mis pensamientos cuando la observo relamerse los labios, acto que di como inicio para sellar nuestros labios cargado de pasión y vehemencia, trata de apartarse pero le sostengo de la parte trasera del cuello.

-Mira cómo me traes loco -Hablo, rozando nuestros labios.

-Esto no-no esta bi-bien -balbucea, con una mano sostiene la carpeta y con la otra intenta apartarme.

-Se que me deseas tanto como yo, esa noche lo pude sentir -continúo -pero eres una cobarde que no quiere admitirlo.

trato de provocarla para que sepa que tengo razón. Se que me desea tanto como yo la deseo, lo noto en su mirada azulada que me gritan que la haga mía.

-Pues, voy a demostrarle que no soy ninguna cobarde -sentencia con una voz distinta a la que uso hace poco.

Lleva sus manos a mi cuello, dejando caer las carpetas de fotografías, besándome con vehemencia la cual le correspondo sin chistar.

La alzó y ella me abraza la cintura con sus piernas, camino con ella sin dejar de besarla dejándola sentada en el escritorio me separo un poco de ella y me apodero de su cuello, bajando por sus senos, maldita ropa que incomoda, vuelvo a besarla entretanto ella baja las manos a la cremallera de mi pantalón liberando mi polla, sus manos empiezan a masturbarme se siente exquisitamente bien, observo como sus ojos azulados se dilatan, bajo la mano apartando sus bragas y adentro dos dedos en su cavidad se siente tan húmeda.

Suelta un jadeo, tiene la respiración acelerada al igual que la mía con la otra mano levanto completamente su falda y rompo sus bragas de un estirón otro jadeo sale de su boca y eso fue suficiente para tomar mi miembro y llevarla a su entrada sin esperar permiso de su parte me adentro en ella de una sola estocada, sorprendiéndome como la recibe gustosamente, la embisto con tanta fuerza que lleva las manos al escritorio sosteniéndose para que no caiga inclina la cabeza hacia atrás; por lo tanto aprovecho yo para volver a apoderarme de su cuello dejando que su olor a vainilla impregne en mis fosas nasales.

Jadeos y más jadeos es lo que proviene de su dulce boca. La embisto cada vez más y siento el temblor en su cuerpo y contracciones en su entrada vaginal anunciándome que esta a punto de correrse. Aumento la velocidad volviendo a juntar nuestros labios, me separo un poco de ella y llevo mis labios hasta su oído diciéndole en mi idioma natal.

-dolcezza, cum per me.

"Cariño, córrete para mi"

Como si entendiera lo que le había dicho, sentí su orgasmo avasallarme. Logrando que me venga yo en ella untándola todo con mi líquido. Deja reposar su cabeza en mi hombro tratando de normalizar su respiración, salgo de ella despaciosamente, me guardo el miembro mientras la observo bajarse y acomodarse el uniforme. Tiene la cara roja y los labios hinchados no me puede mirar, pero en cambio yo no puedo dejar de admirarla.

-Me debes una -musito, mostrando las bragas rotas.

-Te lo compraré, eso no es problema para mi -me acerco a ella y vuelvo a hablar -Mientras te la siga rompiendo, no me importaría comprarte la tienda entera.

-¡No! -refuta-esto fue un error, no tenía que haber pasado.

-Que lastima-fingí indignación -Sigues siendo una cobarde.

La veo dirigirse a la puerta se detiene un momento arrojándome sus bragas al piso.

-No hace falta que me compres -bramó-puedo hacerlo yo misma.

Sin decir nada más recoge las fotografías y sale de la oficina dando un sonoro portazo.

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Notita: uff que calor🔥, espero que le haya gustado este capítulo, gracias por sus votos y por leer la historia.
Chausito❤

INGENUOS. (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora