Capítulo 23

2.5K 300 25
                                    

2/3

— Si lo hubieras visto, Jin hyung. Quería darle una paliza, pero me contuve... – la voz semi grave de Hoseok, recibió a Jimin al abandonar la habitación de Shin Hye, con la garrafa vacía.

Su abuela se levantó sedienta, y mucho más animada que el día anterior. Aunque débil aún, para llegar al baño, o asearse por su cuenta: Jimin –y la enfermera Lee– le asistieron en todo momento.

Y tras media hora de labor ininterrumpida, la anciana quedó incluso perfumada, con una colonia muy suave de lavanda.

Ella, desayunó sopa de pollo al giseng, arroz y galletas, mientras Jimin, solo un poco de jugo y algunas rodajas de pan incluidos en el menú.

A pesar de haber dormido algunas horas en la noche, se sentía terriblemente agotado: su espalda dolía horrores, tras apoyarla demasiado tiempo en el duro espaldar del sillón, y sus piernas gritaron desesperadas por un poco de ejercicio.

Así que decidió ir a por más agua, para ahuyentar el entumecimiento.

Pero no esperó encontrar a sus hermanos, acercándose en sentido contrario.

Hermanos. Incluso la palabra le pareció tan ajena ahora. Impersonal.

Jimin tuvo la impresión de verles por primera vez, a través de una lente más severa; percibiendo cosas, ligeros detalles que por alguna razón, nunca tomó en cuenta.

Bajo la luz de las lámparas de techo, las diferencias entre Seokjin y Hoseok, quedaron en evidencia. ¿Cómo pudo haberlas ignorado por tanto tiempo?

Mientras la tez pálida, rostro pequeño, ojos grandes y labios prominentes del primero, le otorgaban un look más estilizado, casi de ensueño; las facciones pronunciadas y tono moreno del otro, su nariz respingada y labios acorazonados, encerraban una fisonomía más terrenal.

Sus esperanzas se enclaustraron ahora. Porque, la posibilidad de que Shi Hye, hubiese tenido un delirio inconexo, morían como los pasos que le separaban del dúo.

Observó a Hoseok, vestir una de sus estrafalarias combinaciones, demasiado coloridas para su propio bien, y a Seokjin, tan icónico en esos jeans grises y camisa blanca azulada, que las ganas de llorar le invadieron.

Y quiso correr hacia ellos, enterrar la cabeza en el pecho del mayor, como cuando era pequeño. Llorar a moco tendido, sintiendo las palmadas confortables de Hoseok en su espalda mientras dejaba salir todo, y se sinceraba.

¿Qué tan bueno hubiese sido? ¿Qué tan liberador? ¿O correcto?

No obstante, debió tragar sus impulsos, enterrar la necesidad de compartir con otros su descubrimiento, y alejar las escurridizas lágrimas en disímiles parpadeos.

Por ahora, solo a él le competía la responsabilidad. E iba a averiguar todo lo que pudiera, antes de atreverse siquiera a dar algún detalle del asunto.

Ya no era ese niñito asustado que precisaba apoyo y consuelo en cada paso. Tomaría las riendas y llegaría hasta el fondo.

Forzó una sonrisa, mientas eliminaba por completo los metros restantes.

— Vamos Hob Ah, no puede ser tan malo. — Jin –como era de esperarse– se negó a creer el relato del menor, mirándole desconfiado. — A mi no me pareció insoportable. De hecho, creo que fue el más educado de los tres.

— Pff, entonces hablamos a de un Namjoon diferente. — la voz de Hoseok se agudizó, descontenta. — Ese tipo, se burló en mi cara. Y peor, dijo que tenía razón.

— Mhm, Ho. Debes sabes algo — la intervención de Jimin, provocó un respingo en ambos hermanos: Hoseok retrocedió unos pasos, con los ojos bien abiertos. En cambio Jin, detuvo su recorrido, observándole con desconcierto. El recién llegado, debió hacer uso de todas sus fuerzas, para no reír abiertamente. — No podrás hacer que Seokjin cambie de opinión sobre el chico Kim.

Orgullo y Prejuicio [PJM & JJK] ° 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora