Capítulo 22

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Holis, bueno, ya no es martes, se me fue la hora pero aquí esta la actualización. Espero les guste.

Maratón 1/??

— Enfermera Lee, gracias por las flores. — Jimin había despertado bien temprano, y notó el aromático arreglo en la mesa. Se extrañó al inico; ese ramo no estaba allí cuando cerró los ojos el día anterior.

Pero el embriagante aroma llenó todo, suavizando la penetrante esencia medicamentosa del hospital.

La mujer bajó la tablilla donde anotaba algunos datos, para el informe. Park salía del baño, con el rostro aún mojado y una débil sonrisa en los labios. No obstante, ella frunció el ceño, observando las flores con interés.

— Son hermosas, Jimin. — concedió, y acarició suavemente los pétalos de una. — Pero, ¿no las trajiste ayer?

Jimin juntó las cejas, contrariado de repente: ¿a qué se refería la mujer? Lo único que llevó consigo de la casa, fue un pequeño morral con artículos personales.

— Por supuesto que no. Y tampoco estaban cuando me quedé dormido anoche. — reveló, haciendo memoria. Pasó los dedos por su cabello castaño, humedeciendo varios mechones, y negó con la cabeza. — ¿Podría haber entrado alguien más, antes del amanecer?

— Espera. — Lee despejó varios tulipanes, percibiendo un borde blanco parapetado entre los tallos. — Hay una tarjeta.

Extendió la pequeño cartulina rectangular, de ribetes dorados y doblado por el medio. Jimin la asió con aprehensión.

— Le deseamos una pronta recuperación, señora Byun. — leyó en voz alta. Su curiosidad y recelo aumentaron tras cada sílaba. — Que extraño: no tiene firma. — le mostró el contenido a la enfermera, recibiendo una mirada inquisitiva.

— ¿En serio? ¿Tienes idea de por qué?

— No. Los amigos o conocidos de la abuela, la llaman Shin Hye. Además, hubiesen visitado primero la finca, antes de aparecerse sin anunciar a altas horas de la noche. — el tono acusador del chico, aunque sutil, fue captado por la auxiliar de salud.

— Hey, yo me mantuve tras el escritorio todo el tiempo. Solo tomé un pequeño descanso para beber café y usar el baño. Pero no demoré más de 20 minutos. — aclaró, lejos de parecer enojada.

¿Y cómo estarlo? Todos en el pueblo se conocían de una forma u otra. Y la mujer –antes del hospital– trabajó un par de años en la clínica infantil, donde los traviesos Jimin y Taehyung iban por suturas y dulces, cada vez que sus aventuras se salían de control.

El chico levantó las palmas, agrandando su sonrisa.

— No estaba insinuando nada, solo... — intentó enmendarse, pero Lee leyó sus intenciones.

— Siendo justos, hubiera supuesto lo mismo en tu lugar. — Lee cubrió una mejilla con su mano, y chasqueó los dedos al rato. — Ah, espera un momento. Enseguida regreso. — avisó, ya cruzando el marco de entrada.

Jimin quedó allí, con las pupilas fijas en el pasillo iluminado. Hasta que un familiar sonido quejumbroso, desde la cama, llamó su atención.

— Abuela, ¿estás despierta? — las palabras se sintieron pesadas en su lengua, casi incómodas, pero alejó la agobiante sensación, y fingió normalidad.

— Uhm... — ShinHye despegó los párpados parsimoniosamente, y pestañeó un par de veces, antes de enfocar el techo de la habitación. — ¿Qué...? ¿Dónde e-estoy?

Park se le arrimó cauteloso, apareciendo en su campo de visión con ademán afable.

— ¿Cómo te sientes? — preguntó por lo bajo, terriblemente impaciente. Rezó porque la anciana estuviese en sus cinco sentidos. No se veía soportando otra tanda de demoledoras revelaciones.

Orgullo y Prejuicio [PJM & JJK] ° 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora