El reflejo del sol sobre la nieve, que cubría la hierba del campus estaba a punto de deslumbrarme por completo y el jaleo de la gente cuchicheando sobre cuánto había estudiado y elucubrando sobre las posibles preguntas, se metía de lleno en mis oídos. Odiaba los días de examen.
Hacía tiempo, solía ir a los exámenes sin dormir, con solo un par de cafés o de bebidas energéticas en mi estómago y una cajetilla de cigarrillos en el bolsillo. Esta vez no hubo mucha diferencia.
Era el primer test del curso y con todo lo que había sucedido en el último mes no había estudiado prácticamente nada.
Tan solo conseguí hacer un par de esquemas la última semana, pero tenía tantas distracciones que mi mente acababa vagando por las hojas de apuntes sin centrarse en ninguna frase. Lúa correteando por la casa, Leo llamando cada hora intentando demostrar su cambio radical de actitud, Adam inundando mi cabeza,... y un largo etcétera de problemas no me dejaban retener ni una palabra.
Así que estuve toda la noche en vela intentando raspar conocimientos y que se me quedasen pegados al menos unas horas. No había comido nada por los nervios e incluso salí a media noche en busca de un cigarrillo en algún establecimiento 24 horas. Llevaba mucho tiempo sin fumar y la primera calada me sentó fatal.
Mimi y Rachel se acercaron a mí. Pude ver a Lucas sentado junto a la puerta del aula dando un último repaso.
— ¡Vaya cara que tienes Em! ¿Se te ha acabado el antiojeras? —Dijo Mimi.
— Tú siempre tan simpática.
— ¿Qué tal llevas el examen? —Preguntó Rachel.
— Prefiero no hablar de eso, entraré, responderé lo que pueda y me iré a casa a dormir. Es lo que necesito.
— ¡Te pasas el día durmiendo! He oído al grupito de Sabrina, Roger y tu amigo Adam, que iban esta noche a una fiesta. ¿Por qué no nos apuntamos? Sería perfecto para liberar tensiones. —Dijo Mimi con una gran sonrisa de emoción.
— Ni loca. No. Nunca. ¿Con esa gente? Además, nadie va a invitarnos.
— Ya estamos invitadas. —Masculló elevando unas entradas en su mano derecha.
— ¿Qué? ¿Quién te ha dado eso?
— Adam. Me lo he cruzado en el parking y ha venido a preguntarme si nos apetecía venir. Me cae bien ese cabeza hueca, si no te das prisa voy a quitártelo, pero viendo cómo te mira será complicado.
— ¡Estás loca! Uno, no me interesa Adam. Dos, no es un cabeza hueca. Y tres, lo de la fiesta no es buena idea. Podemos ir al Bumbu esta noche si queréis, pero me niego a ir con estos a ninguna de sus fiestas. —Gruñí.
— Emily Marie Sutton, vas a venir a la fiesta, digas lo que digas —Dijo Mimi frunciendo el ceño.
No pude rebatirla más porque el profesor salió a anunciar nuestros nombres para que fuéramos entrando al aula donde se hacía el examen. La suerte estaba echada y ahora mi concentración había bajado al nivel menos tres. Estaba convencida de que Adam lo había hecho a propósito para vernos. Ese listillo sabía que Mimi no iba a dejarme faltar a esa fiesta.
El examen fue desastroso. Era incapaz de leer un enunciado completo de una sola vez. A mitad de frase mi mente divagaba y necesitaba empezar desde el principio. Conseguí responder la mitad del test con la esperanza de que algún ser superior me hubiera iluminado con la sabiduría espontánea y el don del azar.
Suspender exámenes no era algo a lo que estuviera acostumbrada. Me había vuelto excesivamente autoexigente y perfeccionista estos dos últimos años. No soportaba el desorden, el descontrol ni la falta de disciplina conmigo misma. Me gustaba controlar todo a mi alrededor. Pero de algún modo eso había cambiado, y quizás estaba volviendo a ser yo misma. Mi "yo" de antes de cambiar por completo. No me disgustaba.
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Si decido cambiar ©
RomanceEmily Sutton, estudia Medicina, y tiene una vida difícil. Intenta ser perfecta en todo: Buena novia, buena estudiante, buena hija. Pero su mundo explota cuando se ahoga en una enfermedad que no quiere ver, cuando su novio Leo empieza a tratarla de f...