Capítulo Diecisiete

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Luego de pasar una noche en vela en la casa de Jacqui, ya que no logré pegar un ojo debido a mi padre, Klaus y sobre todo mi virginidad.

Las chicas estaban incredulas cuando les conté todo lo que habia pasado y hasta me querian llevar también a la ginecologa para que confirmara que aun seguia virgen.

Reimos mucho por eso, y les jure que si es que habia dormido con ese chico, habiamos usado proteccion por lo cual dejaron de fastidiarme. Aunque de vez en cuando lanzaban miradas de pena hacia mi y yo solo revoleaba los ojos. Me fui temprano de la casa de Jacqui donde les deje unas notas bastante extensas que parecian cartas en vez de post it.

Sabia que si las despertaba para saludarlas iban a llorar, yo lloraria y perderiamos mas tiempo.

Asi que ya lista sali rumbo a tomar la combi que me llevaba directo al centro, no tenia suficiente fuerza para luchar con la valija en el tren y luego el subte, asi que decidi ir mas comoda alli.

Luego de unos 50 minutos de viaje llegue a la puerta del departamento.

Un sonriente y feliz de verme Claudio me recibio con un abrazo y me ayudo a subir la valija.

Hablamos un rato sobre cosas sin importancias y me comento que tenia un nuevo vecino, algo que me parecio extraño ya que todos los demas inquilinos estaban hace años aqui, era barato y espacioso, no se encontraba algo mejor.

Suspire frustrada, al entender que tal vez la persona que se fue, consiguio un trabajo mejor y yo seguia en ese estupido Café.

Me despedi de Claudio y entre al departamento, de inmediato note una planta enorme y una caja de bombones sobre la mesa.

Deje mi bolso sobre la mesada de la cocina y la valija al lado de mi cama.

Fui hacia la planta y la mire.

Ni idea que tipo de planta era, pero era bonita.

Abri la caja de bombones y los olfatee.

Los deje de nuevo en la mesa.

Tome el gran sobre rojo que habia enganchado en la planta y lo abri.

Largue una carcajada.

****

Bienvenida de nuevo.

La confianza es algo... que se gana con el tiempo, como los kilos. Ahora sabes que soy una persona en quien confiar.

                       Klaus****

Maldito estupido, quien se cree al hacer chistes sobre la gordura.

Revolee los ojos.

No lo iba a perdonar tan facil.

Que?-dijo mi conciencia-piensas perdonarlo?.

Sacudi la cabeza, ya demasiado habia maquinado toda la noche, tenia que descansar, pero.

-Magnus-grite llamandolo.

El vino desde el balcon, que se encontraba abierto y salto a mi lado quedandose con sus dos patitas a la altura de mis rodillas.

Lo acaricie y me senté en la cama con el.

No se como pero desperte dos horas despues.

Maldeci por ser tan débil y amar tanto mi cama.

Fui hacia la cocina y puse la pava para tomar maté.

Magnus me seguia por todos lados.

Una vez sentada en la mesa y tranquila tome mi celular y le mande mensajes a los chicos del trabajo, avisandoles que seguro volveria mañana a reincorporarme.

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