Capítulo 35

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Tommas Dix

La guerra ha comenzado. Tenemos a Karen enfrente, esposada a una silla.

No ha sido fácil, llevamos más de un mes detrás de ella, estaba mucho más protegida de lo que pensábamos. Pero finalmente aquí está, mirándome desafiante, lo que me está poniéndome histérico. Más les vale a Sam y a Callen llegar ya, porque sino no van a verla con vida.

Para mi desgracia mis compañeros aparecen minutos después, Sam me echa de la sala, mandándome buscar a Melissa. Acepto sin rechistar mucho, en media hora que he estado con Karen a solas no me ha dicho nada, no se la ve ni siquiera arrepentida, y llevo todo el día sin ver a Melissa, que por alguna razón no ha salido de caza hoy, se ha quedado dirigiendo la operación desde el piso con Connor.

Entro en la sala de operaciones improvisada que hemos montado en el piso, donde están los dos agentes del FBI. Abrazo a mi mujer por los hombros y le doy un beso en el pelo.

-lo hemos conseguido Melissa, la hemos atrapado. Gracias a vosotros.

-gracias sobre todo a Connor, cuando he llegado yo estaba ya casi todo hecho. Pero sí, es todo un avance. Qué pretendéis hacer ahora?

-no quieres vengarte tú también?

Para mi sorpresa niega con la cabeza. -no, a vosotros os ha hecho mucho más daño, yo ya me vengué en su momento. Tengo la conciencia tranquila.

Me siento a su lado y observo con ella la cámara que tenemos en la habitación donde está Karen. Callen y Sam están interrogándola, pero no están sacando nada en claro. Decido entrar de nuevo y hacer más duro el interrogatorio. Me acerco a Karen y me quedo muy cerca de su cara.

-te lo voy a dejar muy clarito jefa. Sólo necesito una maldita excusa para pegarte un tiro entre las cejas. Así que o colaboras, o vas a sufrir lo que es realmente proteger al país.

Callen me aparta y me lanza una mirada de advertencia. Karen se ríe, su risa me traspasa y me llena más de rabia si cabe. Pierdo los nervios.

-Dime qué hiciste con Kensi! qué coño hiciste para que acabara muerta!

- hice lo que tenía que hacer. Metió mucho las narices en mis asuntos, y jugué mis cartas.

-por eso mandaste a Melissa con el ruso? a ver si había suerte otra vez?

Me enseña sus perfectos dientes.
- Necesitaba tiempo. Además, te estaba protegiendo, Melissa hace que te pongas en peligro.

- no más de lo que le pongo yo a ella. Mi mujer tiene muchas más agallas que tú, que te ocultas tras un puesto.

Levanta una ceja. -tu mujer? me he perdido la boda real?

Callen interviene. - todos lo hemos hecho. Contesta a las preguntas sin sarcasmo Karen.

-está bien. Ahora me negarás que no te hice un favor matando a Kensi. Si no estuviera muerta no habrías conocido a Melissa.

-no merecía morir, y tú no deberías decidir sobre la vida de nadie.

-pues lo hago, casi todos los días.

-pues eso se ha acabado. Ahora nos toca a nosotros decidir. Y no tienes muchas papeletas para salvarte.

-Sois demasiado buenos, hombres de estado. Para hacer lo que queréis hay que estar podrido.

- No sabes lo podrido que estoy. Maté a mi padre recuerdas?

- y luego lloraste como un niño pequeño.

Le cojo del cuello de la camisa. - era mi padre! qué futuro crees que te espera a ti que eres solamente una jefa tocapelotas?

mi policíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora