Capítulo 36

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Son las cuatro de la mañana y me estoy dedicando a hacer un batido de frutas para mi mujer, que sólo tiene antojos de fruta a altas horas de la noche.

Sí, estamos esperando un hijo, Melissa está de ocho meses ya. No teníamos pensado tener hijos tan pronto, pero la vida no deja de sorprendernos. Melissa me dijo que estaba embarazada cuando ya estaba de tres meses, no quería preocuparme teniendo el caso de Karen entre las manos, porque aunque no tomé parte activamente, estuve al tanto de todo, y no fue un caso fácil. 

Después de lo ocurrido con Karen vetaron nuestra unidad y yo me quedé en la calle hasta que me reclutó el FBI, donde volvimos a formar una unidad Callen, Sam, Eric y yo. Fue entonces cuando mi mujer me dio la buena nueva, me llegó un aviso de baja paternal y ya no pudo esconderlo más.

Estamos disfrutando este embarazo como no pudimos hacerlo con el anterior. Melissa está preciosa, aunque ella no está cómoda, dejando aparte que mi mujer es hiperactiva, como tiene que hacer mucho reposo no se puede mover mucho y ha cogido bastante peso. Pero Will le ha dicho por activa y por pasiva que no se preocupe por eso, que lo está haciendo muy bien. 

Termino de hacer el batido y se lo subo a Melissa, que está incorporada en la cama, mirándome con odio.
-podías haber tardado un poco más y ya se me quitaba el antojo.

-quejica, que la señorita lo quería de frutas peladas.

Arruga la nariz. -las pieles me dan asco.

Le doy un beso en la frente y le paso el batido, el cual bebe con ansia. Su barriga, que la verdad es que está enorme, se comienza a mover. Poso mis manos en ella y la acaricio.
-parece que le está gustando el batido.

-otra cosa no, pero cocinar debo admitir que se te da bien.

- no te jode, soy el único que cocina aquí.

Me saca la lengua. -porque no me dejas hacer nada, parezco una muñeca de porcelana.

-te quejarás de como te cuido...- Me acerco a sus labios y me da un beso tierno.

-a este paso nuestra hija va a ser una vaga.

-no te preocupes, que nuestra hija es bastante activa ya a estas alturas, sólo hay que ver cómo se lo está pasando ahora.

Melissa se ríe pero su risa se transforma en una mueca. Intenta disimular para que no me de cuenta pero lo noto. Lleva teniendo dolores unas semanas, según Will es por el estiramiento de la piel y de la cicatriz del útero, la cual tienen que mantener controlada. Pero como Melissa no quiere que me sienta culpable no me avisa de cuando le duele.

- quieres que llame a Will?

Niega con la cabeza. - son las cuatro de la mañana Tommas, no le vamos a despertar por esto. Mejor nos dormimos y ya mañana estaré mejor, seguro.

Decido hacerle caso, la verdad es que no son horas de despertar a nadie. Nos tumbamos los dos y ella me da la espalda, yo paso mis brazos alrededor de su cintura, es la única forma para que duerma cómoda a estas alturas. Su cabeza se apoya en mi pecho y sube sus labios a mi barbilla, dejando un beso en mi barba, buscando mis labios. Accedo a su petición pero no profundizo el beso, llevamos bastante tiempo sin acostarnos y estos actos me torturan.

Me duermo por fin con la respiración de Melissa en mi oreja, mi sonido preferido.

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Melissa O'Conner

Estoy tumbada en el sofá, desesperada, cansada y a punto de explotar. Llevo tres días fuera de plazo, y el bebé no tiene mucha pinta de querer salir todavía. Estamos en pleno Agosto, lo que no ayuda a mi estado, porque me derrito con el calor que hace, y me siento mucho más hinchada de lo que ya estoy.

mi policíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora