Last Christmas

Dia 14: Rose, el miedo y la soledad

— ¿Cómo pudiste tomar MI caso en mi ausencia? —chilló Bazine al tiempo que Poe la sujetaba por los hombros evitando asì que se le fuera encima a Tico—. Era MI trabajo, ¿por qué estás metiendo las narices en ello? ¿Y tú por qué lo autorizaste? —señaló ahora a Holdo que estaba impresionada por el tono de la agente Netal.

— ¡Trabajo que no hiciste! —refutó Rose—. ¡Lo dejaste parado todo por un año! Y ahora que yo estoy avanzando claro que te mueres de la envidia, no puedo creer lo inepta que eres.

— Estúpi...

— ¡Netal! ¡Tico! ¡Basta! —se hizo oír su jefa—. No quiero más escenitas aquí. Tú —señaló a la recién llegada de vacaciones—. ¡Estás suspendida!

— ¿Qué? ¿Por ella?

— Sí y también por negligencia en el caso y por haberme mentido acerca de tu situación personal para irte de vacaciones de placer. La agente Tico seguirá llevando el caso y la discusión se ha terminado aquí.

— No puedo creerlo —dijo Bazine y le lanzó una mirada fulminante a su compañera.

— Tico —le llamó Holdo—, más te vale que resuelvas ese caso. Retírense, todos.

Rose salió de la oficina negando con la cabeza, aun con el coraje hirviéndole en la sangre.

— No le hagas caso, está molesta por Bazine, no por ti. Confió mucho en ella y lo sabe.

— Es que, a veces Holdo se deja llevar demasiado. Poe, sé que estoy haciendo un buen trabajo y presiento que estoy muy cerca de encontrar a esa mujer. No sé porqué Bazine se pone así, si sabe que no ha hecho su trabajo, debería darle vergüenza.

— Aquí entre nosotros, yo sí sé porqué se puso así —Rose pestañeó y Dameron le tomó del brazo para llevársela a la esquina del lugar, al lado de las copiadoras—. Bazine se obsesionó con el chico de tu caso.

— ¿C-Con Armitage? —preguntó sintiendo una oleada de celos.

— Mjm... ese mismo. Estuve cerca de ellos en el interrogatorio y vi las miradas que le lanzaba. Él nunca le correspondió ni le siguió el juego. La conozco desde hace tiempo y sé que eso le molestó muchísimo. Entonces ese joven se volvió como su proyecto personal y por eso no avanzaba en las investigaciones, quería tenerlo comiendo de su palma y claro, era el pretexto perfecto para volver a verlo.

— Oh...

— En fin. Me alegra que ahora el caso esté en tus manos, sé que vas a resolverlo. Yo ahora mismo estoy en uno nuevo también, y me entusiasma. Rey Johnson también está buscando a sus padres y sé que ya es 14 de diciembre y tengo pocos días para avanzar en esto antes de que acabe el año, pero haré todo lo que pueda. No tengo muchas pistas si te soy honesto, sólo una fotografía y pocos recuerdos de ella. Quedó de contactarse con su padre adoptivo a ver si podía darle alguna otra información.

— Yo tengo una entrevista con Leia Organa dentro de una hora. Quizás pueda ayudarte en tu caso a mi regreso.

— Y yo con el tuyo —los compañeros se asintieron.

*

Rose arrastraba los pies sobre el blanco manto de nieve en la acera. Llevaba rato caminando bajo el frío invernal de la ciudad, con el corazón roto.

Había ido a recabar información de Leia, y la plática había develado una oscura verdad. Su entrevistada había puesto una mueca de horror cuando ella mencionó el nombre de Brendol Hux.

Leia en efecto le confirmó que había conocido al padre de Armitage y que por años la persiguió para que se casara con él, pero ella siempre lo rechazó. Fue hasta que comprometió con Han que la dejó en paz. Posteriormente, se enteró que en la vida de ese militar apareció una hermosa joven llamada Mara Jade con la que contrajo nupcias y tuvo un lindo hijo pelirrojo, como ella.

Rose se detuvo frente al aparador de una pastelería que nunca había visitado. Una apetitosa tarta de manzana ocupaba el centro de la vitrina y supo que la fuerza le estaba queriendo decir que buscara a Armitage, pues aquello era mucha coincidencia. En el libro del escritor, el General de la primera Orden, el personaje recordaba a su madre cada vez que probaba ese postre, porque era el favorito de ambos y el único recuerdo que conservaba de ella.

Ahora que sabía porqué Brendol había escrito todo eso en su diario, se negaba a dejar solo a Armitage, además de que ella sabía lo que era recorrer un camino en solitario y lo que era anhelar una familia que en su caso, jamás iba a volver porque estaban muertos. Rose había decidido ser fuerte ante las circunstancias de la vida, ciertamente lo era, pero también extrañaba tener a alguien y también quería permitirse arriesgar y ganar, por amor.

Se había alejado del pelirrojo con el pretexto de la barrera profesional, de Bazine, de que entorpecería el caso, cuando lo que tuvo más peso fue el miedo que la paralizó porque comenzaba a pensar en Armitage más de la cuenta. Le gustaba demasiado y quería conocerlo, no sólo en su faceta de escritor sino en todas las que él le permitiera.

Entró al lugar, dispuesta a comprar el pastel e ir a buscarlo. El 14 de diciembre parecía ser un buen día para ir a pedirle disculpas.