Miradas Compartidas - Haikyuu!! [Omegaverse]

6. Fiesta [3]

Número de palabras: 1345

Después de conseguirle una bebida isotónica a Kageyama decidieron comprobar que tan ebrio estaba. 

—Ya les dije que estoy bien —reclamó. 

—Si, si. Ahora termina de caminar en línea recta —instó el de cabello gris. 

El de ojos azules logró completar la tarea con éxito, aunque los mayores tenían el fuerte presentimiento de que en unos cuantos minutos su organismo no iba a poder asimilar tanto alcohol en su sistema.

—Pues Daichi-san se ve peor que yo —contraatacó el menor con un puchero.   

Sugawara observó con más detenimiento a su amigo, quien se estaba apoyando en la pared más cercana para mantenerse en pie y parecía a punto de vomitar hasta su existencia. 

—Daichi ¿Cuánto has bebido?

—Además de los ocho shots de ahora tres cervezas y cinco shots de tequila... ¿O eran seis?

—¿Te das cuenta que apenas van a ser las nueve y ya has tomado todo eso? —reprochó el más bajo.

—Creeme que nadie se arrepiente más que yo —bromeó.

—Vayamos por aire fresco ¿Pero qué hacemos con Tobio-kun? No creo poder lidiar con dos borrachos a la vez.

—Tienes razón, no parece buena idea dejarlo solo. Y si lo dejamos cinco minutos con los demás es muy probable que terminen dándole más alcohol. 

—Estoy aquí ¿Saben? —interrumpió el aludido—. Tengo dichiocho, creo que puedo cuidarme solo. 

—Creo que podemos dejárselo a Yaku un rato —continuó Sugawara ignorando por completo el comentario. 

El problema era que el de cabello gris había perdido de vista al más bajito desde que se encontró a Daichi. 

—Oh —una cabellera anaranjada apareció como un rayo de esperanza— ¡Hinata! 

—¿Si, Suga-san? —el pelirrojo se acercó a ellos, tenía el rostro bastante colorado. 

—No me digas que tú también estás ebrio.

—¿Eh? No. Apenas tomé un vaso de cerveza ¿Por qué? —dijo inclinando la cabeza como un cachorrito. 

—Por nada ¿Has visto a Yaku? 

—Mmm hace un rato un chico como de dos metros estaba intentando ligar con él. 

—Ya veo —Sawamura y Sugawara se miraron como sopesando si sería buena idea dejar a un potencial ebrio Kageyama al cuidado del pequeño. Pero solo serían un par de minutos ¿Qué podría salir mal?— ¿Podrías quedarte un rato con Kageyama? 

—¿Eh? De acuerdo —accedió, aunque no comprendía muy bien por qué tenía que vigilar a un chico de 1.80 como si de un infante se tratara. 

—Volveremos enseguida —exclamó Daichi antes de que dejaran al pelinegro bajo la custodia del otro.