12. Friendzone

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Número de palabras: 2818

«No puedo ir a una cita contigo, Akaashi» Las palabras de Bokuto se repetían una y otra vez en la cabeza de Akaashi

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«No puedo ir a una cita contigo, Akaashi» Las palabras de Bokuto se repetían una y otra vez en la cabeza de Akaashi. Desde que el azabache empezó a tener ese tipo de sentimientos por su amigo se dijo que aun si tuvieran la posibilidad de involucrarse románticamente no tomaría la oportunidad.

No quería ser su novio, no quería tener citas con él, ni siquiera buscaba ser tratado como más que un amigo; simplemente quería saber qué sentía el mayor. En el momento que hizo aquella pregunta no consideró cómo se sentía darse cuenta de que estás en un amor unilateral, evidentemente le dolió más de lo que esperó. 

Si tenía que ser sincero —aunque no le gustara admitirlo para no parecer engreído— creía que Kotaro lo miraba de esa forma también.

El lado positivo de todo fue que pudo conocer lo que sentía Bokuto sin que el otro supiera de sus sentimientos, así que las cosas no se pondrían incómodas. No obstante, esto no implicaba que Keiji no se fuera a sentir algo cohibido al lado del de cabello bicolor, pero de algo tenían que servir tantos años siendo inexpresivo.

Después de la conversación con Bokuto, el menor se apresuró en regresar al apartamento y fue directo a su habitación. Se refugió debajo de sus sábanas y enlazó el celular con el televisor para comenzar a reproducir música y así aplacar la intensidad de sus pensamientos.

Como cada lunes, no había podido almorzar por su horario, pero en estos momentos no quería probar bocado. Al menos podía decir que no había derramado una sola lágrima, tal vez en este tipo de situaciones desahogarse por medio del llanto es lo mejor; sin embargo, no es como si se estuviera conteniendo, no iba a mentir, estaba un poco triste, pero no hasta el punto de llorar, no cómo se sintió cuando estuvo enfrente del de ojos dorados.

Sumido en su tristeza intentó avanzar en las lecturas que tenía pendientes, haciendo énfasis en la palabra intentó ya que a pesar de sus intenciones no logró concentrarse y se dio por vencido al cabo de unos minutos, por lo que terminó recostado en la cama sin poder dormir o hacer algo más que existir.

Un tiempo después —pudo ser una hora o dos, no tenía noción del tiempo— escuchó que abrían y cerraban la puerta del departamento, lo que indicaba que Shirabu había llegado. Escuchó que el de ojos miel lo llamaba, debió parecerle raro que Keiji no estuviera leyendo en la sala como acostumbraba a hacer los lunes. Unos minutos después, Shirabu tocó la puerta de la habitación y entró sin esperar respuesta.

—¿Todo en orden? —preguntó al ver a su roommate acostado tan temprano— ¿Estás enfermo?

—No estoy enfermo —lo tranquilizó.

—¿Qué hizo ese búho?

—¿Por qué piensas que Bokuto-san hizo algo? —rio el de ojos azules.

Miradas Compartidas - Haikyuu!! [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora