21. Fiebre

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No había nada mejor que empezar el día con una rutina de ejercicio mega recargada, aquello le permitía a Bokuto recobrar energías y liberar todo el estrés acumulado en la semana de exámenes

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No había nada mejor que empezar el día con una rutina de ejercicio mega recargada, aquello le permitía a Bokuto recobrar energías y liberar todo el estrés acumulado en la semana de exámenes.

Aunque, en realidad, el solo inicio de las vacaciones lo emocionaba, más que nada porque durante el periodo de descanso estaba decidido a pasar el mayor tiempo posible con Akaashi.

La apretada agenda de ambos en medio de las clases y los exámenes ocasionaba que a duras penas fueran capaces de verse.

Algo contradictorio considerando que pasaban la mayoría del tiempo en el mismo campus y vivían en el mismo complejo de apartamentos.

Claro que, por mucho que quisiera adueñarse de todo el tiempo libre del menor, todavía debía considerar los días que Keiji tenía que acudir a la academia policial, pero era algo que estaba dispuesto a tolerar.

De hecho, era bastante oportuno si consideraba que quería conseguir un trabajo de medio tiempo para financiar sus planes de "conquista".

Lo que en otras palabras significaba que en el mes de libertad del que disponía tenía que reunir la suma necesaria para comprar el anhelado ramo y la edición especial del libro del que su mejor amigo no dejó de hablar por meses.

Sería pan comido.

Con esa repentina ola de positividad se dirigió animosamente a darse una ducha mientras pensaba en algún plan para arrastrar al ojiazul con él ese día.

No iba a aceptar un no por respuesta, pues ninguno de los dos podía poner la excusa de estar ocupado con asuntos de la escuela.

Si Kuroo no hubiera regresado a casa de sus padres sin duda lo habría escuchado cantar a todo pulmón canciones de amor en el baño.

No obstante, su emoción menguó cuando, después de terminar su conmovedor concierto, leyó un mensaje proveniente de Shirabu donde le comunicaba que Akaashi había amanecido enfermo y que tenía que ir a cuidar de él.

Lleno de preocupación, se apresuró en ir a la tienda de conveniencia de la otra calle, compró pastillas para el dolor de cabeza, para el resfriado, para el dolor de estómago, dolor muscular e incluso para la acidez estomacal —Kotaro siempre le decía a Akaashi que desayunar casi a las 12 los fines de semana no es bueno.

Tal y como decía el último mensaje del castaño, la puerta estaba abierta así que pudo entrar con normalidad al departamento.

A decir verdad, esa era su primera vez dentro del lugar.

Nunca había conseguido pasar del umbral de la entrada por la estúpida regla que no permitía alfas en el bloque de los omegas y viceversa.

No obstante, si Shirabu no estaba no había inconveniente, ¿no? Eso si ignoraba su corazonada de que Akaashi era un omega.

Miradas Compartidas - Haikyuu!! [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora