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La gala continuó con las palabras de Tiana Molfese, de Genaro de Maraes – jefe del sector de producción, Alberta Fucks, directora de seguridad e higiene y otros directivos, los cuales coincidieron en destacar la importancia de la continuidad de la producción a pesar del cambio de piezas en la presidencia de la sede de Argentina.

Todos se mostraron cordiales y dispuestos a que esta nueva etapa sea auspiciosa.

El primer plato, langosta al vapor a la manteca era una locura; no hubo comensal que no destaca la exquisitez de la preparación y lo atinado de la elección. La música acompañaba las risas, la conversación y fomentaba la camaradería.

Tobías pululaba por las mesas; debía proyectar una buena imagen, alejándose del jefe inalcanzable sin roce social.

Aldana lo seguía con la mirada discretamente por todo el salón aprovechando cuando se limpiaba la boca para observarlo con mayor énfasis. Era el macho de la manada por excelencia; exudaba sex appeal con solo respirar. Las féminas quedaban boquiabiertas cuando se les acercaba a hablar e incluso los hombres reñían por captar su atención.

Ella lo observaba con desvelo, con una ilusión aniñada que la quebrantaba. Dana se había prometido no cometer dos veces el mismo error, no confiar de más ni meterse con hombres apuestos que tuvieran a cualquiera con un simple chasquido de dedos.

Suficiente había tenido con Juan José. Él, modelo, era dueño de un atractivo físico impactante. Metro ochenta y cinco, rizos negros, piel dorada, músculos de acero y endiablados ojos verdes, le robaba el aliento a cualquiera. Y ella no fue la excepción.

Cuando lo conoció quedó muda. Sus miradas habían conectado de inmediato a pesar de que él contaba con la ventaja de haberla visto en la pensión; Juan, muy hábil con las palabras, había leído su timidez, su inexperiencia en el mundo del modelaje y en la vida en general.

Él se deshizo en halagos que incomodaron sobremanera a su novia; lo supo porque a la noche, cuando había ido a visitar a Catalina, los gritos de ella calaron las paredes del edificio y fueron la comidilla de todas las inquilinas.

―¿Qué hiciste para que Catalina se pusiera como loca?―Le preguntaría para entonces la búlgara en su media lengua castellana.

―¿Existir? ―Las tres del cuarto se echaron a reír a pura carcajada.

Aldana continúo mirando a su jefe cuando éste, intempestivamente, la conectó con sus ojos felinos. Se mantuvieron en el mismo hilo visual por unos segundos en los que ambos se hablaron a muchos metros de distancia sin utilizar las palabras y demostrándose mucho más.

¿Pero demostrándose qué, que se atraían, que se gustaban, que sabían que no podían cruzar el límite permitido?

Tras algunas filminas y el lanzamiento oficial del fármaco en manos de la directora del laboratorio brasilero, hubo tiempo para la diversión; la banda comenzó a tocar algunos temas contemporáneos, con la cadencia natural de la bossa nova. Temas de Gilberto Gil, Gal Costa, Vinicuis de Morais, fueron tan clichés como acertados.

―¿Vamos? ―Giovanni le tendió la mano aprovechando que Tobías hablaba con una rubia voluptuosa que, si la memoria de Aldana no le fallaba, era una de las directoras de personal.

―Dale. ―Le concedió la pieza y se unieron a muchas parejas que se congregaron en el centro del salón para mecerse al compás de las estrofas de "Voce é linda", de Caetano Veloso.

Gio deslizó los dedos sobre los de la secretaria y se movió de un lado al otro con suavidad, ella le seguía el ritmo y como era de esperar, no se quedó callado ni por un segundo.

"Pura Sangre"  (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora