Asegurar que no se había llevado más números de teléfonos de lo previsto era mentir y a pesar de que una de sus principios básicos era no meterse con nadie de trabajo, debería leer el reglamento interno y las políticas de la empresa para ver si infringía alguna ley en caso de decidirse por alguna de sus conquistas.
Muchas de las mujeres de las firmas de la competencia no habían tenido reparos en mostrarse sugestivas y predispuestas; evidentemente, en Argentina tampoco había perdido sus encantos.
Cuando Tobías llegó a su casa con una sonrisa, no pudo evitar recordar la canción de Ed Sheeran y la sentida reacción de la secretaria. «Está medio loca», pensó entre risas, bien podía caberle también la descripción de "sensible al extremo".
Acto seguido creyó conveniente acondicionar el departamento de Núñez, aunque siendo sensato y teniendo en cuenta que su padre estaba en la recta final de su vida, quedarse en la casa familiar era lo mejor.
Pensar en compartir techo con Mercedes otra vez era un infierno. Pero por su progenitor lo haría, al menos, hasta que el desenlace llegara y se viera obligado a trazar un nuevo camino.
Se dio un baño liberándose del olor a cigarrillo, lavó sus dientes y se alistó para ir a la cama. Eran las seis de la mañana y encontró al sol saliendo por el horizonte. ¡Cuán encantadores eran los amaneceres! Le recordaban a su madre; aquella madrugada cuando falleció, él se refugió en ese mismo cuarto, mirando el astro rey asomarse entre las nubes densas.
«Mañana dolerá menos», le repitió su padre cuando su mamá murió. Tobías, delante de cada salida de sol, no entendía por qué seguía doliéndole día tras día. Era un niño de tres años que acababa de quedar sin su madre, sin la única mujer que ocultaba sus travesuras y apañaba sus berrinches.
La llegada de Teresa no ayudó a hacer de esa transición algo satisfactorio; apenas había pasado un año de la muerte de Dolores que su padre aparecía con una nueva esposa y para colmo, embarazada.
Él recordó ese odio visceral propio del desengaño; su razonamiento infantil le llevaba a pensar que Jorge ya se había olvidado de su esposa y que ese nuevo hijo que estaba por nacer lo desplazaría por completo de la escena familiar.
Teresa trataría de congeniar con Tobías, sabiendo que nunca ocuparía el lugar de Dolores Heink; ni siquiera desplegando sus conocimientos profesionales y su experiencia lograría conectar con el niño. Abocada por competo a su hija Mercedes, el pequeño creció suponiéndose un estorbo para todos.
Sentado en la cama, no se preocupó en correr las cortinas para matizar la entrada de luz, estaba tan cansado que dormiría sin ayuda de antifaces ni oscurecedores de ambiente.
Puso una alarma en el celular a modo de salvataje y casi por inercia buscó la canción que su secretaria disfrutó horas atrás, la misma que lo sumergió en un sopor romántico y confuso.
Se colocó los auriculares y reproduciéndola como un bucle, se quedó dormido.
***
Con el lunes llegó un nuevo día de trabajo, el primero en muchos aspectos; adaptarse a los requerimientos de un nuevo jefe, sus modos de trabajo y su exigencia, fueron las premisas para Aldana.
Inusualmente se levantó antes de lo previsto y tardó más de lo necesario en escoger su atuendo. Todo le parecían informal, poco elegante e incluso, soso. No contaba con mucho efectivo, puesto que ayudaba a su familia radicada en Puerto Madryn y parte de su salario era destinado al pago del alquiler y servicios varios.
Se reprochó no haber invertido una buena suma cuando salió con las chicas a Galerías Pacífico.
Al llegar a la oficina, apenas bajó en el piso ocho y vio que Analía estaba en su escritorio fue teledirigida hacia allí; le pidió que, en cuanto terminara su jornada laboral, la acompañara a la peatonal Florida para renovar su vestidor.
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"Pura Sangre" (Completa)
RomanceTobías es un atractivo y carismático empresario dedicado a la cría de caballos Pura Sangre en Normandía, Francia. Tiene una acomodada vida en París, hasta que su padre lo convoca para ocupar la presidencia de la firma familiar, un reconocido laborat...