Humanidad en duda

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La suave brisa de la noche acarició los brazos de Aome, con molestia se dio la tarea de levantarse, su garganta ardia, sentía cómo dentro de éste tuviese hormigas, sus ojos no eran la diferencia, se hayaba en una cueva recostada entre las patas delanteras de la entidad, froto sus brazos de forma inconsciente y se arrastró hasta la entrada del lugar, la respiración y suaves gruñidos fueron como una ola de soledad, la luna se alzaba imponente en el cielo, absorta de su desgracia.

-. Como "criatura terrestre" no proveó calor...

-. Se agradece el gesto .- murmuró.

-. Eres todo un dilema Aome .- ronroneo en su oído -. Cierta parte de tú corazón se aferra con desespero a tú humanidad.

-. Ser humano solo trae problemas insignificantes .- se inclinó abrazando sus piernas -. La primera vez que... Vine aquí...ese sonido...

El silencio reino unos minutos, los grillos y algunos sapos realizaban sus cánticos nocturnos dandole cierta compañia a Aome, por otro lado Asmodeo la miraba en silencio, expectante por lo que pasaba la casi ex humana, ¿ que tan bien era empujarla al abismo ? Posiblemente tendría tres respuestas diferente a los futuros eventos, ¿ porqué no ? Dejó ir el inexistente aire de su boca y de sentó a un lado de ella en su forma humanoide, ambos observaban la luna en silencio, Aome era un nido de emociones, su estómago se contraía exigiendo hambre, pero realmente no tenía los ánimos para buscar comida.

-. Tú cuello de rompió, tú padre lo hizo para demostrarle a los científicos lo que se hayaba dentro de ti.

Sollozo sorprendida y dolida, la mirada que le mostro a Aome no le hizo sentir ningún apetice de culpa o empatía, en realidad los problemas humanos a él no le conciernen mientras tenga un cuerpo que no lo rechace estaba bien, prestar sus servicios era una parte justa por lo que debía pasar el cuerpo durante la asimilación del demonio, un escalofrío recorrió su columna al recordar sus futuros días en un laboratorio, cerro sus ojos gruñendo lo inevitable, más que ser expuesto y examinado como una asquerosa rata era el hecho de exponerse a la anestesia, cuánto la odiaba, pese a que esta no era mortal para él, provocaba ciertos estragos en su cuerpo conformado por masas, desechos de cuerpos tanto de demonios como humanos que se volvieron parte de él, como minúsculas hormigas que le daban una apariencia, la anestesia provocaba que estas se desplazarán como liquido para luego comenzar a comerse a si mismo, el dolor le era indiferente pero dentro del cuerpo de Aome, se trataba de otra cosa.

-. Quiero verlo...

-. ¿ Quieres acabar con la poca humanidad que te queda ? .- sonrió entretenido y con cierto deje de burla -. Ser yo no es fácil.

-. Quiero verlo... ¡ quiero ver como ese hombre a quién llamo padre me asesina !

-. ¿ porqué ? ¡¿ porqué quieres verte a ti misma morir ?! ¿ porqué Aome ?

Las voces de ambos retumbaron en la cueva haciendo eco en el bosque, toda criatura cercana a la zona huyó, los gruñidos y suaves rugidos de inconformidad por parte de Aome los aterraba, Asmodeo se deleitaba y carcajeaba internamente, la Humana se estaba dejando llevar por las cientos de influencias de las ánimas dentro de si, almas que pedían a grito su liberación, pensamientos que se fundieron con la carne y el hueso para deformarse en una negra masa que ahora corría como sangre dentro de Aome, la pobre humana nunca sería capaz de soportar tal presión, pero Asmodeo si, estaba tan cerca de tirarla a ese vacío, un agujero sin esperanzas, sin respetó por la vida misma, un lugar en la que abrazaria por completó la débil luz que luchaba por vivir, por regresar a algo que nunca le permitirá.

Por qué Aome le ordenó llevarla al abismo, tirarla, dejar que todo atisbo de humanidad desapareciera, que consumieran esa vida para resurgir como otra nueva.

-. Por que.... Estoy arta de todo, de todos, ¡ arta de ser lo que no soy ! De seguir órdenes por el bien de otros, de asesinar por qué no tengo de otra, por qué... Diariamente veo el rostro de un padre...que en realidad es mi asesinó, queriendome convencer que si me ama.

Ah... Amor, la cosa mas absurda que podría existir en los humanos, un sentimiento tan fuerte cómo letal, una miseria innecesaria, debería deshacerse de ese banal sentimiento, pero Aome... Sería un cuerpo vacío, un cadáver que él usara Cuándo prefiera.

El sol de alzó con fuerza en el cielo al medio día, Aome estaba extrañada del porqué su padre estaba reunido con otros hombres uniformados y blancos que de vez en cuándo la miraban, algunos se acercaban y le charlaban o más bien preguntaban, todo para su mente relativamente inocente era de intenciones sanas, sus padres estaban allí para cuidarla, tal vez eran amigos de la familia, en si la charla no le era importante, su interés de concentraba en sus juguetes hasta que su padre se acercó a ella, en un inició amable y amoroso, pensó que jugarían, pero en realidad en cuánto la confronto de alguien que no conocía todo se volvió más y más confuso.
Fue zarandeada con brutalidad, su cabeza dolía, pulsaba, su corazón latía con fuerza y sus lágrimas se caían, gritaba por su madre, que la ayudarán ¿ porqué su padre le hacía esto ? A un costado de los hombres, entre los arbustos vislumbro la silueta de una mujer en vestido negro, la mirada de esta la estremeció, los gritos de su padre poco a poco se hacían más lejanos, la luz del sol perdia su habitual brillo hasta que todo fue oscuridad, el punzante dolor en su cuello lo atribuyó a una picadura, nada saldría mal con sus padres allí.

Los latidos de sus corazón resonaban con fuerzas en sus oídos, su cuerpo tembló al percibir la baja temperatura a su alrededor, se removió un tanto inquieta cuándo las voces se hacían más claras, el ardor en su pecho y estómago comenzaba a ser sofocante, desesperante y agonizador, la luz de una lámpara la cego por unos instantes cuándo decidió cubrir su rostro con una de sus manos, los científicos jadearon y se apartaron de ella temerosa, como habitualmente solía hacer, ella se levantó y bostezo, no estaba en su cuarto, ni en su casa, más bien parecía estar en el hospital, los doctores estaban contra la pared murmurando y hablando incoherencia entre ellos, intentó sonreír para tranquilizarlos pero éstos chillaron presas del horror.

-. Señor esto es impresionante, el tejido externo se extiende por el líquido cefalorraquídeo siendo prácticamente un reemplazó, se comporta como una raíz.

El científico en jefe se había maravillado por la composición del simbiote dentro de la niña, después de la "demostración" en la que el padre literalmente disloco el cuello de su hija, todos habían oído el crugido del hueso separarse de sus partes, cierta sustancia semi-líquida se deslizó por las fosas nasales de la chica expulsando sangre, el cuello de esta se removió pasando los huesos de un lado a otro hasta posicionarlo en su estado original, ante tal evento, muchos de los presentés allí se emocionaron por el descubrimiento que casi de inmediato dieron inició a una cirugía explorativa dentro del huésped. Se suponía que debió ser fácil, sin riesgo de peligro, pero todo se complicó al momento de introducir la anestesia y abrir el pecho de la infante, el simbiote prácticamente se volvió líquido dentro del cuerpo, inundando cada órgano que comenzó a ser "derretido" lentamente hasta su desaparición, uno de los científicos allí intentó tomar muestras solo para que el simbiote rodease su mano en una asquerosa baba negra y comenzará a comerlo lentamente, el pánico se hizo peor cuándo la niña despertó, aún con el pecho abierto y dejando caer todo ese líquido que se derramó por el suelo y comenzaba a formarse lentamente atrás de ella, inocentemente Aome les sonrió cuándo el simbiote se materializó tras ella, todos los humanos temblaron, Asmodeo abrió su pecho resguardando el cuerpo de Aome dormida y dio inició a su alimentación por primera vez en siglos.

En el presenté, Aome observaba su cuerpo caer muerto al suelo, Asmodeo se estremeció al sentir o percibir la anestesia en su cuerpo, recordaba que su materia se introdujo en todos los órganos de la chica, comenzando a devorarlos lentamente, su mayor preocupación era que falleciera por el exceso de si mismo en sus pulmones, para cuándo se liberó de esa cirugía, se dio la tarea en transformar las carnes humanas en nutrientes y reconstruir los órganos faltantes o a medió comer.

Aunque... Si se lo preguntaban...

En lo personal prefería ser expuesto como un líquido corrosivo que verse congelado y perder masa.
Odiaba más el frío que la anestesia.
Hasta un demonio como él confundido con un simbiote poseía preferencias.

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