Juana: —¿En serio te lanzaste desde esa distancia? —inquirió emocionada, dando pequeños brincos en las piernas de Rose.
Jason: —Oh, sí, y créeme que fue lo más grandioso que hice en mi vida —lanzó un caramelo arriba queriendo agarrarlo con la boca, pero terminó cayendo en el rostro de Avril—. Lo siento, cariño. ¡Ah, sí! —recordó un pequeño detalle de la anécdota que contó hace pocos segundos—. La piscina tenía tan solo un metro veinte de profundidad, si te soy sincero aún desconozco cómo sigo acá completo.
Juana: —¡Es abismal! —halagó, y Jason le guiñó un ojo, creyéndose demasiado.
Avril: —¿Cuánto más falta? —la pregunta fue dirigida al conductor. Tenía un mapa de la ruta en los muslos—. Porque no creo que pueda seguir soportando algunas historias que carecen de coherencias —observó de reojo a Jason.
Jason: —Envidia en su máxima expresión —soltó una risilla, al igual que Emiliano. Jamás se imaginó que el viaje fuera entretenido, las peleas infantiles de estos dos traían buena vibra, aunque la joven estuviese a punto de estallar por el humorista del grupo.
Nico: —Bueno... —agachó y miró el mapa por unos segundos—. Digo que quizá lleguemos antes de lo esperado.
Avril: —Eso serían...
Rose: —Veinte minutos —completó con los pómulos elevados. Todas las cabezas en el vehículo giraron hacia ella, incluso la de Juana, quien se encontraba encima de ella, tuvo que hacer un gran esfuerzo para clavarle los ojos—. ¿Qué? Adoro las matemáticas.
Emi: —¿Quién en su sano juicio podría adorar las matemáticas? —arqueó la ceja, y no era el único en el transporte que concordaba con ese pensamiento, los demás también le soltaron sus ataques personales. La chica estaba siendo cruelmente atacada por todos los acompañantes.
Rose: —¡Oigan! Si se ponen a pensar seriamente, sería mil veces más inteligente que todos ustedes —señaló con el dedo a todos. Jason lo apartó bruscamente—. Soy fanática de la materia más difícil de la humanidad. Inclinense ante mí, seres inferiores —imitó el tono de voz de un Feudal, y aquella burla dio inicio a la disputa.
Nicolás se hallaba alejado de las risas y conversaciones fuera del mundo apocalíptico. ¿Qué hace?, tendría que estar sumándose a las risas y debatiendo con sus amigos, pero la verdad era que no lograba hacerlo, se veía imposibilitado en unirse a la charla.
Hace poco, cuando salieron de Villa Carlos Paz, vio a un muerto parado en la plaza sosteniendo un anillo descuidado en el medio de su palma. Sí, no les contó a los demás, pero era cierto. Era rarísimo ver a un muerto viviente de tal manera, lucía como un humano, parecía consciente de lo que le rodeaba. Incluso parecía estar rememorando un momento importante de su vida.
No recordaba haber visto a un caminante o corredor hacer esa acción jamás. Ni centrarse, ni tener un objeto en mano y observarlo con nostalgia.
Quizá deliró por unos segundos, pudo ser el estrés que acumuló por semanas, inclusive meses. Roma estaba en lo cierto, debía consultarle a Paul un día. Era él quien debía acudir a un profesional.
Aunque también recordaba haber visto a una anciana, allá cuando viajaba con Roma y Rose, sentada en una gasolinera, como si estuviera esperando su café matutino. Dios, ¿qué estaba viendo?, ¿el delirio ya es de hace mucho? Sacudió la cabeza en un intento de zafarse de la incertidumbre. Iba a tener tiempo de charlarlo con Paul, ahora tenían que concentrarse en la única misión que tenían.
Un letrero de «Ciudad de Córdoba» lo sacó de sus casillas, permitiendo que vuelva a incorporarse a la realidad.
Emi: —¡Eso es una falacia! —arremetió con fiereza. Al parecer la discusión por el intelecto más alto continuaba—. No podés ser superior a los demás por destacarte en una materia. Quizá que alguien es superior a vos en Geografía y no por eso lo grita a los cuatro vientos —todos, excepto Nico que estaba perdido en el hilo de la conversación, asintieron al argumento.
Jason: —¡Es verdad! —señaló. Orgulloso de Emiliano, le regaló unas palmadas en el hombro como forma de felicitación—. Mira, te lo demostraré; ¿capital de la Argentina? —desafió a Rose.
La joven se arremangó la remera y envalentada contestó:
Rose: —Buenos Aires.
Jason: —¡Error! —voceó—. La respuesta correcta es San Luis —elevó una ceja con su ego incrementado.
Pero las miradas de todos, incluyendo la del conductor, se centralizaron en él. Algunos querían reírse hasta morir, otros querían arrancarse los pelos y taparse la cara de la vergüenza.
Jason: —¿Qué? —se incómodo por la fija mirada de todos, y no faltó mucho para que el estallido de carcajadas llegara e inundara el automóvil.
Rose: —Puede que no sea la más inteligente de entre nosotros —se limpió las lágrimas de la risa—, pero vos sos otro nivel —continuó riendo.
Jason: —Sí —bramó—, sigan soltando paripés. ¡El tiempo me dará la razón! —alzó el dedo.
Juana: —¡Miren eso! —apuntó al frente, y todos se asomaron a contemplar la grandeza de la ciudad Cordobesa.
Boquiabiertos, esperanzados y sonrientes se adentraron en la ciudad. Era muchísimo más grande de lo que se habían imaginado. Ninguno estuvo en la ciudad antes del desastre, solamente Nico en la provincia, pero siempre solía viajar a Carlos Paz.
Les pareció increíble como algunos edificios aún se mantenían en buena forma, no era muy común ese detalle en el fin del mundo.
Juana: —Pero si las ventanas están relucientes —su respiración se aceleró de la emoción que contuvo durante tanto tiempo, incluso de lo pegada que estaba a la ventana llegó a empañar los vidrios.
Recordaba a su hermano que siempre le comentaba las maravillas del centro de la provincia. Cada vez que caminaba por las calles de Carlos Paz, se encontraba con algún que otro folleto sobre la ciudad, y siempre cuando llegaba, se encerraban en la habitación para que su padre no los viera y se maravillaban con la hermosura de las fotos que recolectaban.
Estar viviéndolo ahora es un sueño cumplido. Lástima que él no pudo acompañarla.
Nico: —Tenemos trabajo que hacer, equipo —comentó, esperanzado. Y su grupo emitió un grito de guerra y celebración.
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¡Hola!, ¿qué tal?
Este capítulo fue bastante corto como pudieron apreciar, pero es el que dará la introducción a la próxima etapa de esta parte de la sexta; aquí empezará todo lo bueno. Van a sufrir y a alegrarse, se los prometo 😈.
Ahora quiero cumplirles un favor por toda la alegría que ustedes me están dando: dejaré que ustedes, ahora mismo, me dejen una pregunta o duda que quizá tuvieron siempre sobre la historia; responderé lo más sincero posible a cualquier cosa. ¡Los oigo! (pero solo una xD)
Nos vemos el lunes nuevamente para tener un gran capítulo. Adiós!
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Day Z T6 Sin Mirar Atrás
Science FictionCon el objetivo cumplido de haber llegado a Carlos Paz, Nicolás y su gente deberán adaptarse a la nueva vida junto a los desconocidos. Mientras que la tensa relación entre algunos integrantes se desarrolla, una revelación impactante hace que el líd...