Capítulo 17

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¿Alguna vez llegaron a sentirse destrozados? Con cada órgano de su cuerpo sirviendo como edificios en ruinas, a pocos minutos del colapso y con una neblina de tierra que inundará cada espacio de tu cuerpo.

Bueno, exactamente así se encontraba ella, y no sabría decir si peor.

A lo largo de su vida le tocó pocas veces vivir tragedias o malas noticias. Fue muy afortunada en ese sentido; jamás tuvo que preocuparse por que algo malo le ocurra a los de su alrededor, ya que procuraba rodearse de gente con buenas afluencias y no cualquier jipi de por ahí. Pero ¿qué había hecho mal que en este último tiempo tocó vivir lo que ella nunca se esperó hacerlo?

Sí, era un pensamiento infantil e irreal. Una persona no puede evitar los altibajos de la vida, debe vivirlos y confrontar las consecuencias de ellos, pero Roma estaba feliz en su burbuja de fantasía, aunque sabía que algún día eso reventaría. Quizá alguien llegaría con un alfiler y con maldad en los ojos la pincharía. O la naturaleza misma se haría cargo de eso.

¿Y si todo lo que está pasando son semillas que el apocalipsis va dejando? ¿Si serán síntomas de un nuevo síndrome que todos los humanos poseerán cuando la oscuridad finalice de cubrir toda la atmósfera? Cuando tape toda la vía láctea con los gritos de sufrimiento, la agonía y desesperación de los humanos. Cuando no quede alma sin sufrimiento rodeando su piel.

El «Síndrome de los Muertos».

Pues, teme que ella ya lo padece.

O comienza a padecerlo.

La llegada de los muertos posiblemente no solo trajo caos y llamas, sino también un deterioro interno de cada ser humano. Y es que estábamos acostumbrados a que la gente fallecida esté bajo tierra y sus nombres estén escritos en lápidas, pero ahora debían compartir el mundo, y, a la vez, entrar en guerra por él.

No terminaron siendo interplanetarios lo que buscaban la colonización del planeta tierra, sino nosotros mismos, que cegados por la avaricia y soberbia no supimos diferenciar la humanidad de lo irracional.

Es estúpido, ella lo sabe, pero es lo único en lo que puede pensar en este preciso instante: excusas y más excusas para lo que le tocó vivir. Y teorías que están lejos de tener un ápice de realismo en ellas.

¿En serio el mundo tuvo que ser tan despiadado y descorazonado para llevarse a dos seres queridos en una semana? Los dos que más importancia tenían en ese momento...

Stacy, con su sonrisa y cabellera rubia que eran los aspectos más resaltantes en su diminuto cuerpo que medía menos de 1,60. Y después Avril, la que recién falleció, su mejor amiga desde pequeña, su compañera de aventuras, la que siempre aconsejaba en cada etapa de su vida y llenaba el espacio que otros no podían.

¿Justo ellas dos tenían que ser las elegidas para ser raptadas por la muerte? Para ser arrebatadas en contra de su voluntad y sin aviso antes.

Hace mucho que sentía el sentimiento de injusticia. Desde que terminó con Nicolás que siente que todo camina en la otra senda, que no va por el mismo camino que ella y que la vida la observa con malos ojos.

Quizá no había sido la mejor persona, la más caritativa o demostrativa, pero estaba seguro que no merecía todo esto, que necesitaba algo similar a lo que perdió, no ganar mucho más sufrimiento. Ya pasó demasiado, no puede soportar más del que lleva. Está pronto de derrumbarse por vigésima octava vez.

Aunque, ahora que lo analiza mejor, todo esto tuvo un punto de inicio exacto, y no fue la fecha de la culminación de su relación. No, está lejana de serlo.

Fue el día que Rose tocó las puertas de la institución. La vez en la que la vieja alma de Nicolás se amistó con todo el grupo, con sus amigos, y de a poco los fue engañando con su personalidad perversa que demostró ser incierta con el tiempo.

Day Z T6 Sin Mirar AtrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora