"Dios nos da lo que cree que podemos soportar." Kierra Harrison ha escuchado aquella frase en reiteradas ocasiones a lo largo de su vida, pero su creencia en un ser superior ha desaparecido hace un largo tiempo. Destinada a una vida de dolor y sufrimiento, ha aprendido a cubrir su tristeza con una sonrisa y a ocultarse entre las páginas de sus libros, al igual que las cicatrices emocionales que nadie parece notar. Mason Wate, en cambio, es condenado a jugar a la familia perfecta para los de afuera y soportar los golpes desde adentro. Y cuando lo único que conoce es el odio y la destrucción, se niega a encadenar a alguien más a su vida solamente para hundirlos y ahogarlos en su miseria. Rotos y encerrados en sus propios sufrimientos, los caminos de Mason y Kiera se unen en la universidad. A pesar de que ambos se niegan a volver a sentir, el mundo parece determinado a juntarlos y demostrarles que un vínculo único los unirá para siempre. ¿Pero vale la pena arriesgarlo todo cuando la probabilidad de una vida juntos es casi inexistente? ¿Vale la pena arriesgar sus corazones cuando ya se encuentran destruidos en pedazos?