Jaken nunca imaginó lo que su curiosidad sobre su pasado pudiera traer a su vida, ciertamente Gisella, tampoco. Ninguno de los dos estaba preparado para lo que el destino les tenía deparado, ni los enemigos que surgieron con esas revelaciones. Él hubiese aceptado la carta de despedida de su amada y ella, la orden de casarse con Hunter, si el destino no hubiera sacado la última carta. Caminar hacia el altar se convierte en su más grande anhelo, no por los motivos que toda novia debe tener. Jaken, que desea respuestas y un poco de venganza, recurre al mejor día en la vida de toda mujer para hallarlas. Al igual que la primera vez, la verdad puede resultar amarga. Una de ellas es que tres años no son suficientes para olvidar a alguien, sobre todo si hay frutos. Cuando todas las cortinas oscuras caigan y la verdad salga a la luz, hay una que queda en pie que amenaza su tranquilidad. Jaken ha cometido un delito y debe pagar por ello ¿Es suficiente el amor para mantenerse juntos? Jaken sabe que sí; sin embargo, puede que Gisella opine distinto. Después de todo, no es la primera vez que lo abandona cuando las cosas se tornan oscuras.