Capitulo 23 "El triangulo de las bermudas"

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—¿Stone que demonios? —Dice Queen entrando bruscamente al baño al escuchar mis gritos.

—¡Vete! —Le grito.

El se acerca sin importarle lo que digo y me ofrece la toalla. Pero al ver toda la sangre en la bañera se desespera.

—Stone tienes que ir al medico. Si no te levantas lo voy a hacer yo.

—No quiero. —Digo aún llorando.

—Oh no Stone, no es hora de jugar a la niña caprichosa. ¿Sales o te saco?

No contesto . Así que se mete en la ducha, me envuelve con la toalla y me saca obligada, pataleando y con un dolor agudo increíble.

Me deja en el sillón como una niña pequeña y se mete en mi vestidor a buscar ropa.

—Toma, vístete y vamos al hospital.

—No quiero ir Queen ¿Que es lo que no entiendes? —Lo observo furiosa. Me agrada que se preocupe de alguna forma. Pero quiero estar sola. No quiero seguir con esta agonía.

—Stone, necesitas puntadas en esa herida.

—No iré, porque no solo te largas y haces lo que mejor sabes hacer ¿Eh?

—Porque me fui para protegerte y no me volveré a ir joder. No me interesa si estas ardida, no me iré, grábatelo en tu maldita cabeza de niñita malcriada.

—Y ahora no te necesito. —Quiero irritarlo de alguna manera y que se largue.

—Digas lo que me digas. —Me apunta molesto con el índice. —No me iré, se lo que estás haciendo y no funcionará, ahórrate la energía. —Me observa la toalla que sostengo en la herida y vuelve a mirarme directo a los ojos.
—Tu indiferencia no me va a lastimar Stone. Así que vístete. Porque sino lo haré yo.

Voltea a buscar en el mueble lo primero que encuentra, lo toma y vuelve nuevamente a donde estoy.

—Y si no quieres ir al hospital, te coseré como a un maldito cerdo, pero créeme que lo haré con tal de que no te mueras. Así que decide con qué opción te quedas.

Me acerca con su mano las prendas y se queda observándome a la espera de alguna reacción. Se que no voy a persuadirlo, el hijo de puta es muy persistente cuando se lo propone.
Solo suspiro molesta y adolorida.

—Imbécil.

Le digo tomando las prendas que me acerca.
Como puedo me coloco la camiseta, mientras sostengo la toalla en la herida con la otra mano, para que deje de sangrar.
El problema es con el pantalón, ya que quiero inclinarme reiteradas veces, pero el dolor me hace retroceder.

—Deja el maldito orgullo. —Me quita la prenda sonriendo y se pone en cuclillas, colocándomelo en los pies, para deslizarlo por mis piernas. —Aquí voy a necesitar ayuda.

Dice observándome, pongo los ojos en blanco y con la mano libre, lo ayudo levantando las nalgas levemente, para que la prenda pase.
Sus dedos rosan mis glúteos lentamente y por un segundo me olvido del dolor.

Su rostro queda cerca del mío, tanto que siento como su aliento dulce y tibio rosa mis labios
La sensación me hace cerrar levemente los ojos por un segundo y cuando los abro nuevamente so sonrisa burlona, esta plasmada en sus labios.

—De que te ríes. —Vuelvo a mi porte frío.

—De lo bella que te ves mintiéndome en la cara. —Coloca una hebra suelta de mi cabello, detrás de la oreja.

—Eres un idiota. —Hablo molesta.

—Lo que tu digas Stone. —Se aleja un poco. —Ahora solo recuéstate y déjame revisarte. Me acuesto en el sillón, levanto la camiseta y el se acerca.

Fénix: Desamor, locura y pasión © (#1)  [ ✔️ ] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora