Fénix: Desamor, locura y pasión © (#1) [ ✔️ ] (EN EDICIÓN)

Capitulo 29 "Abismo"

Prácticamente no llegamos ni a entrar en la casa de David, que nos estábamos tirando uno arriba del otro.
Realmente necesito sexo y por lo que veo el también, ya que me observa con ansias, como si quisiera devorarme.

Dejó caer mi bolso al suelo y vuelvo a besarlo.
Lo acorralo en un mueble y lo tomo del cuello para atraerlo más a mí, el masajea bruscamente mi culo, mientras su trasero se mantiene apoyado en el mueble.

Despegamos nuestros labios por un poco de aire y le desabotono la camisa rápidamente.
Me detengo, cuando veo la gasa en su estómago.
Por poco lo olvido.

—Dav ¿Estas seguro? Se te pueden abrir los puntos.—Digo preocupada.

—Vas a tener que tratarme con gentileza hoy. —Contesta lamiéndose los labios. — Y si se abren, por lo menos te habré follado lindura. —Termina diciendo y me vuelve a besar.

Intensifica el beso, puedo sentir lo duro que esta debajo de sus pantalones.
Toco lentamente su miembro, mientras el, baja el cierre de mi vestido.

Corre su boca de la mía, para ir a mi cuello.
Mientras deja besos húmedos, baja lentamente mi vestido, para dejarme solo en bragas, ya que la prenda no iba con sostén.

Se estremece al ver mi cuerpo desnudo.
Lo beso intensamente mientras desabotono su pantalón y lo dejo en bóxers.

Rápidamente el me baja las bragas y me sube contra el mueble.
Su miembro atrapado, en la tela del boxer, rosa mi intimidad húmeda

Deja besos húmedos en mi cuello y mis pechos con cuidado. Como si me fuera a romper.

—El que esta herido eres tu. —Digo riendo.

—Lo se, pero no quiero darte sexo rudo hoy. —Dice riendo y volviéndome a besar.

Me levanta en brazos y me recuesta en la cama. Se coloca arriba mío, introduciendo su miembro grande y latiente en mi interior de una sola estocada.

El deseo nos vuelve locos.
Sus movimientos son mas rápidos y yo me muevo debajo de el.
Nuestros gemidos hacen eco en toda la habitación.

Los movimientos de Dav se vuelven mas torpes y acelerados hasta llegar al orgasmo que nos deja sin aliento a ambos.

Se queda unos segundos encima mío observándome.
Nuestras aceleradas respiraciones se mezclan y besa mis labios para luego caer rendido a mi lado y yo observo como lentamente su cara de placer pasa a una que jamas lo vi después del sexo.

—Evee, se todo lo que estás pasando y también se que lo nuestro siempre fue solo sexo. Pero yo...

—Lo se. —No lo dejo terminar. —Estoy confundida Dav, realmente te quiero en mi vida y tengo miedo que mi decisión te aleje, no quiero perderte. —Digo tristemente.

—Sirenita ¿Estas bromeando cierto? —Lo observó en silencio y el gira para quedar frente a frente conmigo. —Jamas me vas a perder. Te amo a pesar de todo. Pero quiero que sepas, que decidas lo qué decidas, yo me quedaré siempre a tu lado. Vencí a la muerte por la promesa de jamas dejarte sola, así que relájate. Si tu eres feliz yo también.

—Oh Dav. Como me gustaría que las cosas fueran diferentes. —Digo mirándolo a los ojos.

—Eres mi amiga y mi jefa. Así que siempre estaré para ti idiota. —Dice riendo y acomodándome un mechón atrás de mi oreja.

Mi atención se desvanece cuando suena mi teléfono interrumpiéndonos.

—¿Aló?

—Evee, estamos en tu casa ¿A que hora llegas? —Pregunta Rossi algo agitada y eso me alarma.

—Estoy en camino. —Miento un poco.