Capítulo doce

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Las penas acompañaban a la luna y los corazones desconsolados aprovechaban para llorar en su compañía, era el lamento de las perdidas, las emociones encontradas, sobre todo las torturas que en los sueños se quedaban.

Sentado en el suelo Rivers no podía dejar de derramar cientos de lagrimas, lloraba por su perdida, lloraba por su traición, fueron tantos años de conocerse, tantos los momentos que compartieron juntos y le era imposible pensar que para Martinez no significara nada.

Su ida dejo un hueco profundo en el pecho del muchacho, no tuvo el valor de quitarle la vida pero fue testigo de como la termino perdiendo. Su asesino fue frío y no tembló en el momento en que le arrebato la vida.

De rodillas pidió y rogo por el alma de su amigo, pidió piedad por todos los pecados que este cometió, si, quizás se había equivocado pero eso no significara que lo hiciera por que quisiera, las razones de sus actos eran totalmente desconocidas y debido a esto no podía culpar a su manera de actuar.

Con bastante esfuerzo Rivers saco el cuerpo de ambos hombres hacía la parte trasera del instituto, arrastro ambos cuerpos al interior del bosque y a pesar del miedo hizo su llamado, le hablo a los viejos lobos que protegían la zona durante las noches, les entrego los cuerpos con miedo.

En su vida Rivers había planeado o pensado que le tocaría hablar con ellos, los lobos como ellos eran considerados rogers, no pertenecían a ningún clan, estaban protegiendo el instituto a cambio de un lugar en el cual pertenecer, pero eso no quería decir que fuesen aceptados, después de todo estaban marcados por sus antiguos clanes, clanes a los que traicionaron de alguna manera.

Y debido a este hecho incluso a el imperio les costaba creer en ellos.

El joven se animo a hablarle—Necesito de su ayuda—murmuro señalando los cuerpos—¿Podrían desaparecerlos?—pregunto desviando la mirada, los dos rogers presentes no se negaron a ayudarle, por el contrario aceptaron.

...

Rivers no era más que otro niño ingenuo en aquella escuela, otra alma que esperaba y rogaba que no fuera su turno. Desde su memoria podía recordar el rostro de cada alumno que llegó cuando él lo hizo, y a cada uno de los cuales solamente desapareció sin dejar ningún rastro, todos se volvieron más callados pero sobre todo algunos se alzaron en la cima, los débiles miraban abajo y los fuertes se posaban encima de ellos como si nada.

Y a pesar de que sentía la muerte de su amigo también le resentía debido a sus acciones, pero a pesar de llego rogaba por su alma.

El príncipe...

Nunca mostró su rostro a nadie que no fuera su gente...

¿Cómo era él?

¿Sabía lo que los suyos hacían?—siempre se cuestiono Rivers.

Habían tantas posibilidades pero ninguna era cien por ciento cierta, hubieron rumores acerca del atentado y la desaparición de la joven Catelyn, pero solo eso RUMORES, nada más eso. Nadie sabia a cierta ciencia lo que sucedía dentro del mansión del príncipe, la información que quien sabe como habían obtenido en primer lugar era dudosa.

...

Por otro lado Jordán se encontraba recostado en el techo del instituto mirando a la nada, simplemente no tiene interés en un dominador en común, como siempre se encuentra intentado conciliar el sueño, los últimos años para él era tan complicado el dormir, el insomnio había sucumbido sus preciados sueños, los recuerdos se volvieron pesadillas constantes, por otro lado recuerdo del dolor era aquello que lo mantenía consciente y cuerdo.

Era el único sentimiento que le recordaba a la perfección que estaba vivo y que por ello debía continuar con adelante sin retroceder, ya había avanzado demasiado como para rendirse ahora.

Cuando la luna subió a su punto más alto, los movimientos dentro del edificio justamente en los pasillos comenzó a incrementar deliberadamente, así mismo era capaz de escuchar voces por todos lados e incluso estaba seguro que algunos eran llantos.

Sus sentidos se pusieron en estado de alerta.

Déjame ir—grito alguien, era una voz joven

Suéltame—tras unos segundos volvió a hablar la misma voz.

Alguien por favor—la misma voz emitió.

Sáquenme de aquí—el pedido de ayuda era desesperado.

Sin duda algo muy extraño estaba pasando en el instituto, con un tanto de pereza Jordán se levanto y se transporto directamente al pasillo por el cual estaba seguro que escucho esa voz, siguió el pasillo a lo largo de ida y vuelta, pero la voz había cesado al final.

No había ninguna pista acerca de esa joven voz.

Sin embargo, tan pronto como estaba de rendirse y regresar al techo la voz de un hombre resonó—Por más que grites nadie podrá escucharte—se carcajeo el hombre.—¿Acaso después de todo este tiempo no te has rendido?—cuestiono con burla—Creí que eras más listo, debido a mi magia nadie puede oírte.—confeso el sujeto a gritos.

El sistema auditivo de Jordán no era normal, podía ser capaz de escuchar cualquier cosa, inclusive si hubiera magia alrededor, después de todo su conocimiento y realismo acerca de las cosas le abría la puerta de todos lados.

Tal como había pasado en la prueba para convertirse en un demonio por completo.

Esta voz del sujeto hizo callar a quién fuera que gritara en busca de ayuda, solamente hubieron pequeños sollozos de su parte, los pasos de Jordán a prisa persiguieron el sitio de donde escucho venir la voz, pero al llegar al sitio indicado, no había nada, era un pasillo en el que se encontraba una pared blanca con un viejo adorno y a su costado estaban las escaleras, sin dudarlo paso sus manos por la pared y entonces pudo encontrarlo. El viejo adorno era otro más que la clave al pasillo secreto que se ocultaba allí, la pared comenzó a moverse lentamente, lo sorprendente era que no hacía ruido al abrirse.

¿Qué era ese instituto realmente?—Jordán no pudo evitar preguntárselo.

Mientras más se adentraba al pasillo que se ocultaba detrás de esa pared, podía escuchar claramente un montón de ruidos hasta el fondo de este pasillo, cuando llego justamente al final de la pared, delante suyo pudo ver a uno de los suyos sobre una madera inmensa en forma de cruz. Las del demonio en la cruz estaban extendidas y clavadas a los extremos de la madera horizontal.

Un olor repulsivo se adentro a sus fosas nasales, era asqueroso, nauseabundo, todo aquello que oliera mal se asociaba con el aroma dentro del cuarto secreto.

El príncipe del Inframundo[#4]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora