Capítulo diecisiete

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Narradora:

Mientras Eiza intenta conciliar el sueño sobre su cama, ese sueño que hasta ahora no podido tener debido a las preocupaciones de sus visiones y todo lo malo que por su mente ha pasado un ángel recorre a prisa los pasillos del inmenso templo después de haber contemplado una escena nada agradable, es mirado raro por los otros, debido a que no hay motivos para correr con tanta prisa.

Durante las ultimas décadas no han habido razones, ni motivos que obligasen a un ángel a andar con tata rapidez como este ángel se encuentra haciéndolo ahora.

Totalmente agitado y agotado el ángel llega a la puerta de la habitación de su líder y le llama—Mayor—su voz sale en un tono preocupante, debido a esto el mayor apresuradamente abre la puerta y le permite la entrada.

Una vez dentro de la habitación, el ángel intenta recuperar todo el oxigeno que ha perdido por las prisas con las que ha llego a los aposentos de su líder.—Se ha ido—dice rápidamente, la preocupación en su voz es demasiado evidente, las palabras que salen de la boca del ángel son algo confusas.

—¿De que hablas?—le pregunta el ángel mayor tocando su hombro—Respira, cálmate y luego dime que ha sucedido—le pide este con voz tranquila.

Pero este no escucha las palabras del mayor y apresurado vuelve a hablar—Se ha ido—dice conmocionado—la luz en la vela se ha apagado—las palabras del joven ángel caen como balde de agua fría para el mayor, quien se niega a creer en las palabras del joven.

El mayor nunca espero una noticia como la que este ángel le estaba dando, pudo haber esperado buenas noticias, no, grandiosas noticias como que habían exterminado a otro demonio, sin embargo, lo que tanto esperaba nunca llego, por el contrario la muerte de uno los suyos es lo que vino.

—Imposible, Samuel—alterado habla este, aun sin poder creer lo que uno de los suyos dice, pero debe hacerlo, los ángeles no saben mentir, además nunca jugarían con algo así. La voz del mayor aterroriza al joven quien agacha la mirada sin atreverse a mirarlo.

La situación este momento rebasa todo lo esperado.

—¿Quien es el asesino?—exige saber el mayor completamente molesto por lo que ha pasado, hasta ahora tenia sospechas acerca de ciertas personas que estaban debajo de los suyos, pero no tenia prueba alguna que dejara en claro que no estaban del mismo bando—¿Qué raza nos ha traicionado?—cuestiona este nuevamente con dureza.

El ángel no puede evitar agachar la cabeza cada vez más, tiene miedo, no sabe que respuesta darle a su líder, no hay ni una sola información que diga quien podría ser el responsable de la muerte de los suyos.

¿Como podría decirle eso? Ni siquiera el es capaz de saberlo, lo único que puede decir es lo que presencio y eso no es más que solo una vela que se apago de la nada, algo que nunca había pasado. Las velas en el santuario representan la vida de cada uno de los ángeles en esa comunidad, si la vela se apaga significa que el ángel ha muerto, si la luz de la vela se vuelve menos intensa significa que el dueño de la vela esta herido y deben ir a rescatarlo cuanto antes, pero la vela esta vez no mostro que estuviera herido, solamente delato la muerte del ángel.

Al ver el silencio de Samuel, el mayor espeta—Responde—la dureza de la voz devuelve a Samuel a su realidad y sin levantar la mirada se apresura a informar—No lo se—la voz del joven es baja y temblorosa—la luz de su vida solamente se apago.

—Usted sabe bien que siempre hay cambios en nuestras luces, dependiendo de como nos encontremos, pero la luz de él simplemente se desvaneció de un momento a otro—dice rápido con nerviosismo el ángel—no hubo ningún cambio, no me lo explico.

El príncipe del Inframundo[#4]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora