Capítulo treinta-uno

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Han sido cuatro días enteros desde la tarde en que la habitación en la que se encontraba Eiza descansando se congelo hasta las paredes, cuatro días desde que el poder del príncipe entro en descontrol, cuatro malditos días en los él cayo inconsciente.

Ethan ha guardado silencio sobre el asunto y ha abordado la situación lo mejor posible que se le ha permitido, manteniendo lo ocurrido como algo confidencial, incluso los guardias han realizo el juramento del secreto, si alguno llegase a pensar o tan solo le pasase por la cabeza el contarlo su vida estaría en grave riesgo. Cuatro días en que Ethan,, la mano derecha ha le ha mentido a la familia de los dos, logrando así la calma de ambos padres.

Las dudas de ese día persisten en la mente de cada habitante, muchos están seguros que alguien del piso superior estaba enojado y se desquito, más ninguno piensa que el poder que aquella tarde desbordo es de su gobernante, nadie ha sido testigo del poder que nunca ha mostrado ante ellos, debido a esto, nadie piensa que el poder provenga del joven príncipe, ademas ninguno solo ha podido ver jamas el poder que tienen las personas de los pisos superiores.

Aunque claramente, los antiguos libros que hablan de los pisos superiores describen a la perfección que cada piso es superior al que esta por debajo suyo, que hay una diferencia abismal entre todos ellos, no solo eso, sino que cada piso tiene un gobernante completamente diferente y sus propias reglas, tanto como pueden habitar seres extremadamente egoístas y con tarifas mucho más altas que otros al momento de ser invocados también pueden haber otros solo interesados en el alma de quien los invoca, incluso demonios tramposos con contratos falsos y engañosos, hay de todo tipo.

Ethan se mueve de un lado a otro ansiosamente, ya van cuatro días y el joven aun no despierta, no tiene ni la minima idea de cuando lo hará como tampoco sabe cuanto durara la mentira que ha dicho ante todos. Los del consejo de demonios se enteraron y están más que dispuestos a cubrir la situación, cada uno de ellos es consciente del peligro que representa que este hecho salga a la luz.

"Los enemigos nunca duermen"

Al contrario, se mantienen alerta y a la espera de cualquier descuido para atacar, no pueden permitir que otras personas se enteren.

—¡Esto va de mal en peor!—bufa Ethan mientras se apoya en la pared que tiene a su costado izquierdo, el líder mayor de los demonios le observa desde el otro lado con preocupación, obviamente todos se encuentran pensando en un plan por si las cosas no llegan a salir como ellos quieren.—¿Podemos contar con la ayuda de los vampiros?—pregunta el viejo con su mano en su barbilla, si tan solo la mano derecha de Jordán dijese que si, sería un peso menos sobre su hombro.

Más la respuesta que sale de los labios de Ethan dejan perplejo al mayor—NO—esa palabra simple mata toda esperanza que pudo haber en esa simple pregunta, dejando a todos en la misma situación desastrosa igual que al principio.—No contamos con los vampiros, la familia de Jordán tampoco esta al tanto de lo que ha ocurrido en la mansion—informa Ethan seriamente—si hubiera informado por supuesto que nos hubiesen apoyado, pero, recurrir a su familia, solo significa algo, y eso es claro—dice seriamente, el mayor parece entenderlo—seria decir que Jordán ha caído, sino no habría otra forma de explicarlo.

Ahora se encuentran con las manos atadas, no pueden recurrir a pedir apoyo a ninguna de las otras manadas con las que han echo tratados, ir en busca de ayuda es igual a decir que su gobernante ha caído, incluso si no lo dijeran con esas palabras, sería lo que se daría a entender, puesto que en cada una de las batallas peleadas el príncipe ha liderado al ejercito y ha salido con la victoria, siendo así, ¿porque habría que pedirle ayuda a los demás?

Esa sería la pregunta que golpearía a cada manada, la respuesta a la que llegarían seria la misma, "El príncipe ha perdido" "El líder se encuentra débil".

El príncipe del Inframundo[#4]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora