Capítulo veintidós

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En cuanto finaliza la clase, a pasos rápidos me alejo del salón, tomo la ruta más rápida para llegar pronto a la oficina del director, primero debo encargarme de obtener el permiso, en segundo buscare al tipo ese y tomare su poder.

Es extraño que Eiza se haya presentado de la nada, ella nunca suele hacer ese tipo de cosas al menos que hubiera sucedido algo malo.

Ella no es de las personas que se presente a la mansión sin antes avisar, las cosas hasta ahorita van bien, no es como si hubiera algo de que hablar en especifico, no obstante ella dice que es urgente.

La preocupación me inunda y camino mucho más rápido, a unos pasos de llegar a la oficina un chico se estrella abruptamente conmigo, de manera casi inconsciente lo examino de igual manera que con los compañeros de mi aula y simplemente lo que veo, no lo puedo terminar de creer.

¿Que fue eso?

El chico prácticamente se inclina en modo de disculpa e inaudiblemente susurra—Lo siento, en verdad lo lamento, no era mi intención. No estaba prestando atención—se vuelve a inclinar nuevamente, su disculpa es exagerada y su rostro se encuentra totalmente pálido.

El joven esta más que asustado por la situación, seguramente ha pasado por eventos similares, debido a como se comporta se puede ver que es alguien de quien han abusado físicamente y no solo eso sino también mentalmente de él. No es para nada normal la forma en la que reacciona, claro cuando cometes un error te debes disculpar, pese a ello el temblor, el nerviosismo en su voz y su exagerada forma de disculparse no es algo normal en un demonio.

Aun aturdido por la habilidad que acabo de notar que tiene en su poder me forzó a responderle—No pasa nada, descuida.—le musito con una voz tranquila esperando que esto pueda calmarlo.

¿Retroceso de tiempo? ¡No!

¿Adelanto del tiempo? ¡No!

¿Dimensiones?

Sin embargo, mis palabras y mi tranquilidad no logran calmarlo, solo lo vuelven mucho más ansioso, las piernas del joven retroceden abruptamente, tomando una distancia bastante amplia entre nosotros, parece temerme, es como si fuera a hacerle algo, a su vez desvía levemente su mirada con nerviosismo al pasillo de a lado.

Es claramente que busca escapar, quiere irse lo más pronto posible, tan pronto como deduzco sus intenciones se que no puedo permitir que se valla, él no puede escaparse, la habilidad que tiene es poco común, una habilidad como esa es muy valiosa, tengo que tomarla como a de lugar, es necesaria para mis planes.

En este momento no puedo evitar arrepentirme de no haber tomado la habilidad del chico de mi aula, si la hubiera tomado en ese momento podría tomar el poder a este joven sin causar efectos secundarios en él y sin que fuera a perderlo. Y es que no me imagine que fuera a encontrar a un usuario de dicha habilidad, es poco común que las personas obtengan poderes fuertes, todo esto es debido a que no tienen el conocimiento para usarlas correctamente, lo mismo parece aplicar para este chico.

No se bien que tipo de habilidad sea, sin embargo, presiento que es util, demasiado para ser sincero.

Antes de que pueda irse, pongo mi mano sobre su hombro deteniéndolo, al sentir mi toque se tensa inmediatamente—Tenemos que hablar—señalo al pasillo que él estaba mirando ansiosamente hace unos segundos, el pasillo esta solo, no hay nadie en el, lo que significa que sera tranquilo para poder mantener una conversación importante como esta.—Vamos.

El chico camina despacio sin relajarse debido a que no quite mi mano de su hombro, pude haber quitado la mano de allí, más él seguro se hubiese echado a correr tan pronto como hiciera esta acción. Aunque al principio duda del avanzar a donde le mostré, con resignación y cabizbaja avanza al lugar.

Una vez que estamos ahí, me aseguro que no halla ningún chismoso en el area entonces suelto mi pregunta—¿Cual es tu habilidad?—el joven se mantiene callado en todo momento no parece estar dispuesto a responderme, espero por un momento dándole tiempo a responderme, a pesar de ello no lo hace.

Mi tiempo es sagrado.

No tengo basto tiempo para estar perdiéndolo en este sitio y mucho menos con alguien como él.

—Por un demonio, habla—estallo perdiendo mi paciencia, mi tono de voz es algo elevado, contrario a lo que quiero conseguir con esto, el chico se niega a hablar, pese a temblar en su sitio sigue guardando silencio como desde un principio.

Finalmente después de unos minutos le veo abrir y cerrar la boca, duda por unos momentos a responder pero al final termina pronuncia—Es inútil—lo único que puedo escuchar de sus labios es una misera palabra inservible.

¿Qué? ¿De que diablos habla este chico?

¿Inútil?—le cuestiono con molestia evidente.

Le veo asentir lentamente—Si, es una habilidad inútil—susurra en voz baja seguro de si mismo—es la peor, ni siquiera puedo usarla, no se para que sirve.

Sus palabras me sorprenden realmente.

¿Enserio piensa que es una habilidad inútil?

Nuevamente compruebo que no hay una habilidad que sea inútil, solo usuarios o portadores que no saben sacarle provecho a su poder, el limite se lo puso él mismo, debido a los comentarios que le dieron otros. Cuando dije que esos poderes eran inútiles, no me refería a que no sirvieran, sino que a mi no me servían, no era lo que buscaba, por que no existe habilidad que no sirva, solo usuarios que no saben usarlas bien.

—Entonces, dámela—exijo con voz fuerte, el chico abre sus ojos en sorpresa por lo que le digo, supongo que no es algo que se esperara que sucediera.

Lo que tú consideras que no sirve, para mi es necesario—suelto de manera concisa—Olvídalo.

—Espera...—su voz se pierde poco a poco, debido a que no le dejo continuar, coloco mi mano sobre su frente e ingreso a su mente.

La mente es aquella que resguarda y mantiene el control de los poderes, absorbo cada gota del poder que posee de la misma manera en que absorbí el poder de la sirvienta de mi "abuela" cuando era mucho más pequeño.

Luego de haber finalizado el chico se desliza inconscientemente por la pared, mientras que sin perder más minutos me transporto lo más rápido que puedo cerca de la oficina.

Si alguien notará lo que he hecho sería un grave problema debido a que nadie es consciente de este poder además, mostrar tus cartas desde el inicio es mostrar tu jugada y si el enemigo lo sabe nunca podrás vencerlo.

"Para ganar hay que saber jugar muy bien tus cartas"

Una vez ya enfrente de la oficina controlo mi respiración y toco la puerta enseguida, el director no hace muy larga la espera, desde el interior puedo oírle.

¿Si?, adelante.dice con cierto tono amable, poco común en él.

Probablemente algo bueno le sucedió o quizás ahora no se levantó con la pierna izquierda como suele hacerlo siempre. Una vez ya en el interior de la oficina el director me mira de manera interrogante esperando a que hable, sin embargo no lo hago, miro a los costados mientras analizo toda la situación.

Es raro que sea amable.

Además no se que excusa darle para obtener el permiso.

El príncipe del Inframundo[#4]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora