El príncipe del Inframundo[#4]©

Capítulo cuarenta-uno

¿No te parece un poco ironico? hemos vencido a nuestros enemigos naturales, mas nuestros logros no seran grabados en el gran libro—menciono lamentablemente a duras penas uno de los hombres que Ethan resguardo con esfuerzo—parece que todo ha sido planeado desde el inicio, no estabamos equivocados, fuimos abandonados. ¡Que ingenuos algunos de nosotros fuimos!

Ethan a su lado le escucha sin contradecirlo, pero en el fondo no esta convencido, su pensar es lamentable no solo viendo el estado en el que se encuentra sino tambien en el que se siente porque Jordán no pensaría de esa manera aún estando al borde de la muerte ya que para él una vida facil resulta aburrida y una dificíl le es placentera, aunque algo de lo que hablaba no era tan incorrecto, el gran libro en el salón que se encuentra en tierra santa jamas tendría un logro demoniaco ya que este existe para los logros divinos.

Al final de las historias tal como menciono el príncipe, los ángeles siempre ganan, los mortales también así suelen describirlo en sus tontas historias mundanas.

¿Sabes? incluso si ganamos el logro quedará en nosotros, nunca sera reconocido por nadie—resoplo Ethan agotado, el demonio a su lado bajo la mirada y luego del enorme silencio llegaron lamentos de sus labios que fueron retenidos por la presión de sus labios entre ellos tan pronto como se dio cuenta de que la gente fallecida no sería recordada, ni conocidos por nadie—los mortales también piensan que los demonios son seres malvados.

¿Su pensamiento podría ser cambiado de algún modo?—penso Ethan, más enseguida deshecho este pensamiento en vano, su razón para borrarlo es que la gente no cambia solo porque tú así lo deseas.

El demonio cabizbaja escucha con atención al segundo al mando, por primera vez piensa que su hora finalmente ha llegado, lo malo es que no ha podido ver a su esposa, menos ha podido conocer a su hijo.

La vida es una hija de perra—masculla entre dientes el hombre, cree que nadie lo ha escuchado más Ethan si ha sido capaz de oír cada una de sus palabras con claridad.

...

Cada cazador avanza sin demorarse, empuñando su arma personalizada atacan sin distinción alguna entre ellos, no importa si es un ángel o un demonio, todos ellos pueden servir ya sea muertos o vivos, con tener su cuerpo su vida da igual, de alguna manera le serviran al centro cientifico, seguro en un futuro proximo los humanos tambien puedan despertar habilidades.

—¡Que buena suerte hemos tenido!—exclama uno de los cazadores con una extraña expresión facial mientras arranca las alas a uno de los ángeles, lo raro de la situación es que no hay resistencia de parte de estos y lo ironico es que los seres que mas han protegido, amado y cuidado son los mismos que les estan quitando todo.—¿Cuanto crees que valga estan alas?—pregunta el hombre a su compañero sosteniendo las alas ensangrentadas del que era un ángel

Las condiciones en las que se encuentren determinan el precio en el mercado—aclara y señala lo mal arrancada que estan las alas.

El sujeto le dedica una mirada de muerte mientras lanza lejos el par de alas, lleno de coraje se dirije a otros cuerpos para esta vez lograr sacarlas sin el más minimo daño posible, su compañero le mira burlonamente—¿Tanto necesitas?—sus palabras hacen referencia al dinero, no a la cantidad de par de alas.

—Cuanto más, mucho mejor—menciona sin voltear a verlo, sus pasos resuenan al alejarse, su cuerpo se inclina sobre el cuerpo de un demonio y sin ningun sentimiento comienza a utilizar su cuchillo para sacar el par de alas de la espalda del demonio herido—probablemente no me entiendas, pero esto lo hago porque lo necesito. ¿Sabes? el dinero es lo más funcional.

Detras suyo una risa estalla, esta proviene de su compañero—Todos necesitamos dinero, por eso estamos aquí—resoplo acompañado de un tono burlón—tambien por eso nuestro equipo y los demás hacemos esto en silencio, mientras menos sepan es más lo que nosotros ganamos.—aclaro uno de los hechos más grandes de la historia, una de la cual muy pocos estaban enterados, de lo contrario su secreto sería conocido por el mundo entero.