Capítulo quince

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Narra Eiza:

Últimamente no he podido conciliar el sueño, estoy agotada, quiero dormir pero no puedo, el simplemente saber que voy a soñar me aterra, los fragmentos de mis sueños me dan miedo, no es un futuro que quiero que suceda.

Al acostarme los sueños vienen a mi sin mi desearlo siquiera, en los últimos años he soñado con cientos de cosas y aunque muchos de ellos acaban siendo favorables para la mayoría, me da miedo que uno de mis sueños pueda predecirme el final de todo.

Mi don es una tortura, una tortura que me ata de manos y boca, me permite ver lo quiere pero, no me permite interferir en el futuro.

Soy una espectadora de este mundo, puedo ver pero no intentar cambiarlo.

El futuro es indefinido, muchas veces he querido intervenir, hablar, contarles acerca de todo, sin embargo las reglas me restringen, no tengo el permiso para hacerlo, inclusive si lo tuviera, nada asegura que ira tal como lo veo en los sueños, después de todo puede haber cambios notorios o insignificantes en el futuro una vez que ellos sepan, no solo eso, sino que mi permiso solo me concede dar pequeñas pistas.

Yo no pedí este don.

¿Por qué me lo dieron?

¿Acaso les gusta verme sufrir en cada sueño?

Si me dieran a elegir entre este poder y cualquier otro, realmente renunciaría a este, no es vida saber lo que puede pasar sin poder prevenirlo.

Paso mis manos sobre mi rostro pesadamente, giro lentamente mi cabeza a los costados, estoy cansada de todo.

—¿Sucede algo?—me pregunta madre acercándose y poniendo una mano en mi frente creyendo que puedo estar enferma.

Pero... ¿Como podría decirle que mis sueños me atormentan?

No podría decirle, por que involucrar eso, sería decirle prácticamente que las cosas no van tan bien como parecen y que los problemas pronto van a desbordar por cada rincón, entre eso, nos veremos todos involucrados.

No podría decirle, simplemente, no quiero mortificarla.

No es nada—le respondo con una sonrisa fingida, no le miento del todo, le suelto una verdad a medias, pero después de todo una verdad a medias sigue siendo una mentira con un poquito de verdad.—simplemente estoy cansada, no he podido dormir del todo bien.—susurro mientras restriego mis ojos.

Me observa por un rato en busca de mentiras, incapaz de ver mi mentira asiente contenta, ella realmente termina por creerme, no me hace orgullosa tener que mentirle a mi madre y aun así no puedo evitar hacerlo.

Solo por este momento, para mantener su felicidad por un tiempo más.

Solo un instante, solo por este momento, se feliz.

Dicen que, la ignorancia trae felicidad, quizás no es del todo incorrecto.

Amo la verdad, en eso soy igual que a mi hermano, pero también amo la mentira, eso es lo que nos hace muy distintos. La verdad libera, puede que la mentira ahogue, pero de igual manera hay mentiras que se dicen por el bien de otros.

—Sube a dormir un poco—dice madre cariñosamente sin sospechar de mi engaño, le doy un beso en la mejilla y me desplazo con pereza por las escaleras.

Esta semana a estado muy ocupada, debido a los papeleos que hemos tenido que manejar sobre los guerreros, las inspecciones a sus formación y forma de adaptarse a otros seres, no hay duda que es agotador y asi mismo otra razón de mi cansancio.

Supongo que debido a esto ella no sospecha.

En cuanto llego a mi habitación me derrumbo sobre mi cama, me hundo en ella, se siente tan cómoda, es como estar en una nube, al menos es lo que yo me imagino, es tan suave y esponjosa que seguro es como una nube.

—Pesadillas, no por favor—susurro cerrando los ojos.

...

No soy consciente de a que hora me quede dormida.

Sin duda el cansancio, el estrés y todo lo que he intentado mantener a raya me han vencido.

...

—¡NOOO!—grito incorporándome sobre la cama, al parecer los ruegos no funcionan y nunca lo harán, el tormento volvió de nuevo.

Otra vez, es el mismo sueño.

A pesar de que normalmente suele ser extremadamente borroso, en esta ocasión fue demasiado claro para ser un futuro lejano o cercano.

Hermano, ¿que has hecho?

Fui capaz de ver la escena como siempre, además soy capaz de recordarla con exactitud, eso es algo que no es posible, los fragmentos de mis sueños no los recuerdo con claridad.

Lo más claro que tengo del sueño es que le he pedido que se detenga.

"Detente", "No lo mates"—Eso me tiene preocupada, no se a quien ha matado mi hermano, sin duda alguna este acto creo que ha sucedido.

Tomando en cuenta la forma en la que se ha presenciado mi sueño y al no ser un futuro cercano o lejano, solo quiere decir que es el presente, es una acción que ha hecho mi hermano hoy o hará en unas horas.

Me levanto inquieta y no puedo dejar de caminar de un lado a otro, salgo al balcón en busca de un poco de aire fresco para tranquilizarme, la brisa nocturna me calma un poco, el aire sobre mi piel me tranquiliza.

En ese entonces entra mi madre a la habitación, seguro me ha escuchado gritar en esta ocasión, normalmente me las he ingeniado para no hacer ruido, esta vez he olvidado silenciar la habitación.

El cansancio me gano y cometí un error.

Siento mis piernas adormecerse en cuanto la veo, nunca he podido mentirle a mi madre, la mentira me pesa en el alma, he atado cadenas pesadas a mi alma en las mentiras que he musitado últimamente, debido a que no puedo ser de ayuda.

Mi hermano, mi padre, mi madre, todos saben sobre mi poder, pero no saben las normativas a las que esta habilidad me ata.

Me odio.

Odio ser tan inútil para esta familia.

Odio más que nada limitarme a ver como sucede todo y no poder interferir, solamente dar pistas pequeñas y dejar a la suerte el hecho de si lo entienden.

Sin más poder, delante de ella me derrumbo y comienzo a llorar como una niña, se acerca preocupadamente, me estrecha entre sus brazos fuertemente, busco consuelo en ella, no puedo más mentir.

"Hermano, al parecer siempre tienes la razón"—sosollo entre los brazos de mi madre.—Es posible ¿siempre tener razón?—Cuestiona mi cabeza.

El príncipe del Inframundo[#4]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora