Capítulo 26

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Imagen de John Baucel arriba. Hecha en Artbreeder.

Había pasado hacía ya tres años. Parecía mucho menos. Voy a tratar de contar lo que pasó lo mejor que pueda con lo que me contó Taylor.

El padre de Taylor, Carlos, se había muerto cuando ella era muy chica, así que Ty no tenía casi ningún recuerdo de él, además de las fotos. Su madre, Joana, que se había quedado sola con Taylor y Juan, encontró otra vez el amor un tiempo después, en el comandante Daniel, quien ya venía con sus propios hijos, John y Malena. Ellos eran todos muy chicos, y en un principio, ni Taylor ni John confiaban mucho en la situación. Pero vieron que sus padres eran felices, y en un tiempo corto, Taylor ya aceptaba a Daniel como un padre, y a John y a Malena como verdaderos hermanos, y lo mismo con John. Ellos dos se volvieron muy unidos, a pesar de que John era dos años mayor que ella. John era el tipo de persona que era buena con todo el mundo. Siempre estaba sonriendo y todo el colegio lo quería. 

Pero no era el típico chico popular que trataba mal a todo el mundo. Era el tipo de chico popular que no se reconocía a sí mismo como chico popular.

Era el capitán del equipo de rugby (antes que Manuel), del equipo de básquet, y también estaba en el equipo de fútbol, solo que no era el capitán. Era un fantástico jugador en los tres deportes, pero lo que es mejor era que él sabía perder. Creía que era una oportunidad para mejorar y reflexionar tus errores.

Cuando él tenía quince años, su equipo finalmente iba a irse de gira por alrededor de seis semanas.

-¡Cuidate mucho, mi niño!- le dijo Joana mientras lo despedían para subirse al colectivo.

-No te preocupes, ma- John le sonrió- solo es una gira de rubgy de seis semanas, no me va a pasar nada.

-Ya veo que te volvés con una chica- le dijo Taylor.

El se sonrojó.

-No creo Tay...

-¡Ganá todos los partidos!- le dijo Juan.

-Vamos a hacer lo que podamos.

-Portate bien chico- le dijo Daniel.

El se rió.

-Si papá.

Alguien le gritó desde adentro del colectivo.

-Bueno, que se van sin mi. Nos vemos dentro de poco. ¡Ni me van a extrañar!

Se dieron un último abrazo, y se subió al colectivo.

En ese momento, nadie sabía lo que iba a pasar.

No fue el colectivo el que se chocó. Fue el auto. (Esto es lo que nos dijeron Taylor y las noticias): Más o menos dos semanas después de eso, John y unos tres amigos iban de noche en un taxi a una hamburguesería cercana, para festejar que habían ganado un partido importante. El taxi no estaba en el mejor estado, y al parecer tampoco lo estaba su conductor, ya que doblando en una curva, se chocó contra un poste.

Al auto lo encontraron dos horas después una pareja que iba a un local cerca. Las autoridades encontraron botellas de cerveza debajo del asiento del conductor, y encontraron a tres de los chicos que iban en el taxi, y al conductor, y pudieron salvarlos a todos. Al que no pudieron salvar fue a John. No encontraron su cuerpo, pero encontraron restos de sangre. Dijeron que al parecer John había quedado semiconsciente después del accidente, y pudo salir del taxi y trató de arrastrarse, a lo mejor a buscar ayuda, pero, guiándose de que los rastros desaparecían al borde de un lago que había al lado camino, se había caído en el lago y se había ahogado. Aún así, no pudieron rescatar su cuerpo del lago. El funeral fue cuatro días después. Todas las personas que alguna vez lo habían conocido estuvieron ahí. A todos, más que nada a su familia, nos costó el hecho de que el mejor compañero, John Baucel, con solo quince años, hubiera muerto.

Sombras y FuegosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora