Capítulo 11

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Los policías parecían más molestos que sorprendidos.

-Otra vez no- murmuraba el comandante Daniel- ¡Otra vez no!

Me acerqué a uno de los oficiales, que estaba bajando el arma con decepción.

-Perdón, ¿Que acaba de pasar?- le pregunté.

El frunció el seño.

-No lo sabemos exactamente. Las últimas veces también hizo lo mismo; llega, disparamos, y a lo que sabemos el tipo está suelto, las balas en el piso y el banco desplumado.

-Pero- lo miré extrañada- el frenó las balas.

-Disculpe ¿De qué está hablando?

Iba a insistir, pero me di cuenta. Nadie había visto nada: Para todos los demás solo había pasado un segundo.

-Nada, no se preocupe.

Esperé a que los oficiales se marcharan y me dirigí a mi compañero.

-Por favor decime que no estoy loco- me pidió.

-Iba a decirte lo mismo- contesté- ¿Lo viste?

-¿Como el tipo detenía el tiempo con una pokebola y nadie parecía notarlo?- frenó- Bueno, puede que esté loco.

-No yo también lo vi. Pero nadie más.

-Entonces... ¿El ladrón si detuvo el tiempo?- preguntó. Asentí- épico.

-Bueno, fuego y sombra, está confirmado- interfirió Taylor- estamos en DC comics. ¡Entonces soy Cisco!

-¿Eh?- La Flama parecía confundida.

-¡¿Como podés no saber quien es Cisco Ramón?!- exclamó- ¿Es que nunca viste ninguna serie?

-Además, Flamachico podría ser Ronnie- agregó Diego.

-Ay, ¡Si!

-Chicos- interrumpí- ¿Lo vieron?

-Por las cámaras de seguridad- aseguró Diego- el tipo paró el tiempo de la zona con una pokebolla.

-Lo sabía- murmuró el fuegito al lado mío- Pero, ¿Como?

-Ni idea, no somos gente de ciencia- se quejó Taylor.

-Ah ¿No?

-¡No! Somos una hacker y un tipo que hace armas. ¿Que esperabas, a Harrison Wells?

-Ah. Pero ¿El que hace armas no sabe?

-Sinceramente, no- admitió Diego- pero puedo investigar.

-Y también como solo nosotros pudimos verlo- agregué.

-Si, y como llamarlos- dijo La Flama.

Silencio.

-No pido los nombres- explicó- solamente como puedo llamarles. No puedo dirigirme a ustedes como "La Hacker" y "El que hace armas".

-Entonces yo soy Agus- mintió Taylor.

-Podés decirme Mateo- inventó Diego.

-Tenían los nombres pensados, ¿No?- inquirí.

-Si- respondieron al unisono.

-Bueno, entonces "Mateo" va a ver como hacemos y "Agus" puede tratar de volver a rastrear al tipo.

-Y "La Flama" tiene que irse- anunció La Flama- nos vemos- le habló al auricular- o nos oímos.

Y procedió a lanzarse al cielo como un cohete tamaño humano.

-Ja, ja. "Nos oímos" porque no nos vemos, si no que nos oímos por un auricular, me parto de risa- ironizó Taylor.

-Taylor siempre será Taylor- murmuró Diego.

-¡Oí eso!

-Bueno, mejor voy yendo- y, como método recurrente, me hundí en mi sombra y aparecí en mi cuarto.

Sombras y FuegosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora