Capítulo 4

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Llegue al edificio. Taylor me había dicho que se había provocado un incendio ahí, así que entré, pero una vez adentro, me dí cuenta de una cosa. Yo no tenía ninguna utilidad ahí, porque yo controlaba las sombras. El fuego no tenía sombra.

Me puse a pensar. Me saqué la capa de la capucha, capaz podía hacer sombra con eso. Empecé a buscar a las personas que habían quedado atrapadas por el fuego.

-¿Hola?- grité- ¡Soy la ayuda!

-¡Acá!- oí gritar a una persona.

-¡Ayuda!- otra más.

-¡Por favor!

-¡Estoy yendo, quédense donde estén!- empecé a avanzar hacia donde venían las voces.

Los fui poniendo a salvo usando la sombra de mi capa para llevarlos a alguna otra sombra afuera del edificio, hasta que cuando estaba yendo hasta donde estaban las siguientes personas, mi capa agarró una llama, se incendió y se consumió rápidamente.

-Bueno, adiós capa- murmuré- ¡Aguanten un poco, ahí vuelvo!

Se me había ocurrido una idea, pero no me sentía muy orgullosa de ella.

Salí del edificio y lo empecé a buscar hasta que encontré: el tipo del fuego. Estaba llegando al edificio.

-Ahí estás. ¡Vení para acá!- le llamé.

El me miró confundido.

-¿Que querés que haga? Esto es un incendio. Literalmente yo soy el fuego, no ayudaría en nada.

-Si sos el fuego- reflexioné- ¿No podés controlar el fuego, hacer que se apage?

El se lo pensó unos segundos.

-Oh.

Resoplé

-Duh.- le hice una seña para que me siguiera- Vamos, tenés que apagar el edificio.

El se quedó donde estaba.

-¿Entonces necesitás mi ayuda?- preguntó sonriendo.

-Lamentablemente, si- respondí suspirando- ahora, a menos que quieras que se mueran unas quince personas, vamos.

Y corrimos hasta la entrada del edificio.

El chico del fuego pudo apagar el incendio rápidamente y salvamos a todas las personas que habían quedado ahí.

-Bueno, hacemos un muy buen equipo- dijo el al salir del edificio- vos sos el cerebro y yo la fuerza.

-Che, y ¿Quién dice que yo no tengo fuerza?- me quejé.

- Y ¿Quién dice que yo no tengo cerebro?- contestó.

Lo miré fijo.

-Vos.

-Como sea- dijo el evadiendo el tema- ¿Aliados o no?

-Voy a pensarlo.

El tiró la cabeza para atrás, evidentemente impaciente. Después pareció pensar en otra cosa.

-Sabés, me da gracia que te digan la sombra- dijo.

-¿Por qué?- pregunté.

-Porque controlas las sombras y te dicen la sombra. Nada, solo me parece poco original.

Alcé una ceja.

-Yo no elegí- contesté- Acá te nombran las personas y aprendés a vivir con eso.

-Bueno, y voy a elegir mi propio alias. Voy a ser... "La Flama".

Me reí.

-Tan original.

-A que si.

-Bueno, no serías tan mal compañero.

-¿Eso es un si?

-Voy a pensarlo.

Dije, y me hundí en mi sombra.

Sombras y FuegosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora