Capítulo 28

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Me tambaleé. Cuando levanté un poco la vista, el tipo que me había disparado yacía inconsciente. Supuse que mi compañero lo había dejado fuera. La bola de metal se desincrustó de mi brazo y se calló al piso, rompiéndolo en el lugar en el que aterrizó.

Me giré hacia La Flama.

-¿Podés caminar?- preguntó.

-Sí, diría que sí.

-Bien, entonces, yo me encargo de esto- dijo seriamente- vos tenés que irte urgentemente.

-Pero...

-Sin peros.

Asentí, y me transporté a mi casa, donde me cambié, muy cuidadosamente, y después me fui al hospital. (Para el dato, cada vez que me transporté casi vomito por el dolor, el esfuerzo, y el mareo por el dolor y el esfuerzo. Creo que quedó claro) Me dirigí a la secretaría.

-Creo que necesito que me atiendan.

-Necesita sacar un turno.

-Es que- me subí dolorosamente la manga de mi remera- me dijeron que era urgente.

A la señora casi se le caen los anteojos de la cara. Me llevó a una de las salas de urgencias. Tengo que admitir que, gracias al dolor, estuve semiconsciente durante un buen rato, así que no puedo relatarlo muy bien.

Puedo decir que un par de personas me llevaron, mientras yo me tambaleaba. Me acuerdo estar en una camilla. En algún momento agarraron mi celular y dijeron que llamarían a mis padres. Lo siguiente que me acuerdo es estar sentada en una cama, apoyada contra el respaldo, con mi brazo derecho lleno de vendas y yesos, ubicados de manera profesional. Una enfermera bastante joven se me acercó.

-Parece que estás consciente- dijo. Apunto mi brazo- ¿Duele menos o más?

-Bastante menos.

-Eso es bueno- me sonrió- tu familia ya está a punto de llegar.

Asentí.

La enfermera se alejó, pero pude oír (no queriendo), algo de lo que se estaba hablando con otra enfermera.

-Pobre chica.

-Si, ¿Que le pasó en el brazo?

-No se, creo que había dicho que se había golpeado.

-Entonces, menudo golpe.

-Nunca había visto un golpe así.

-Yo creo que tiene suerte si no se lo amputaron.

Tosí como para que supieran que yo seguía ahí. Ellas se giraron hacia mi, sorprendidas. Iban a decir algo cuando mamá y papá irrumpieron en la sala.

-¿Donde está mi cielito? -dijo mamá angustiada.

-¡LLÉVENOS CON NUESTRA HIJA!- demandó papá.

-Hola mamá. Hola papá- saludé.

-Vamos a darle un poco de tiempo- la enfermeras se retiraron al pasillo.

Los dos corrieron hacia mí.

-¡Ay cielo! Nos habían dicho el colegio que te habías golpeado, pero no pensé que fuera así.

Intenté restarle importancia.

-No es taaaaan grave.

Mamá me miró escéptica.

-Nos dijeron que casi tienen que amputarte el brazo. ¿Que pasó?

Parpadeé.

-Bueno... Es una historia interesante...

-¡¿Dónde está mi mejor amigA?!

Sombras y FuegosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora