Sombras y Fuegos

Capítulo 8

Llegué al rascacielos de siempre, confiando en que el flama chico aparecería ahí en cualquier momento. Los chicos no me habían dicho nada por ahora, pero por las dudas había llevado unas bombas de humo y unas cuantas bolas de red.

Por otra parte, había mejorado notablemente con lo del eclipse. En efecto, ya no desintegraba las cosas y las mandaba a las sombras, por lo que creía que ya se había acabado.

-¿Chicos, están ahí?- pregunté, después de un rato de esperar.

-Yo estoy- oí la voz Diego en el auricular- estamos en mi casa, Taylor está... ¡Tay, no toques eso!- suspiró- Taylor está agotando las treinta bombas que me quedan. No fue buena idea mostráselas. Ahí vengo- oí los pasos de Diego alejándose, después un portazo, y el rechinido de una puerta al abrirse- Ya volví- dijo.

Oí a Taylor resoplar.

-Diego me cerró el acceso a las armas- escuché algo de fondo, como "¡Si no, hubieras quemado mi casa!"-Si si, como sea- respondió- y vos ¿Como estás? ¿Ya llegó "La Flama"?

-Pude agarrar las bombas de humo y las redes, así que creo que voy a estar bien- miré el horizonte para ver una mancha roja acercarse, volando, usando el fuego que salía de sus manos para propulsarse. Me subí la capucha y escondí mi trenza naranja- Y si, creo que flama chico está llegando.

Cuando estaba viendo, el fuego que salía de las manos de "La Flama" empezó a titilar hasta que se apagó por completo. Y el tipo se cayó. En un acto de esperanza pura, extendí una mano, creando una sombra lo suficientemente grande como para que el se pudiera hundir en ella, y, afortunadamente, funcionó. Con la otra mano hice otra gran sombra en el suelo del rascacielos, al lado mío. Flama Chico apareció tirado en el piso. Me miró.

Se levantó.

-¡¿Que fue eso?!- preguntó, desconcertado.

-Hola- le saludé- De nada.

-Hola- murmuró el- Gracias por evitar que me hiciera puré de papas. Ahora, exactamente ¿Como?

-Se llama teletransportación por sombras- expliqué- Por favor no me digas que te traumaste de por vida.

El negó con la cabeza, creando una línea de fuego. Di un paso para atrás.

-Entonces ¿Seguís pudiendo controlar las sombras? ¿El eclipse no te afectó?

-Antes- dije- aunque duró solo unas horas.

-Entonces tenés una suerte tremenda.

-Si- afirmé- ya me dijeron.

-¿Ya te dijeron?- preguntó sorprendido. Asentí- ¿Alguien ya lo sabe?

-Mis dos mejores amigos- respondí- de echo una es mi fuente, y el otro me hizo esto- le mostré una bola de red que saqué del bolsillo de mi pantalón.

El la apuntó con un dedo.

-Tu amigo te hizo una mini bola de bowling.

-No. Después te muestro.

-Como sea, yo estoy por mi cuenta. Aunque hoy mi novia casi me descubre.

-¿Te afectó el eclipse?- pregunté, aunque ya sabía la respuesta.

El me miró, como si hablando de obviedades.

-Acabo de decir que mi novia casi me descubre, ya me viste casi matarme, y de suerte no me apagué.

-¿Tenés novia?- dije.

El estornudó fuego.

-Maldito eclipse- murmuró- y si, tengo novia. La mujer más linda, carismática, y simpática que podría haber conocido en este mundo.

Asentí con la cabeza.

-Me suena a que sos un hombre bastante afortunado.

-No te hacés una idea- su voz tenía un tono soñador.

-Ah, una cosa- me acordé- acepto eso de ser aliados.

El sonrió.

-Que bueno.

-Y deberías conocer a mis compañeros- me saqué el auricular y lo puse en altavoz.

-Hola- dijo Diego.

-¡Que no toque el auricular!- exclamó Taylor- ¿Está sosteniendo el auricular, chica? Si quemás mi auricular, fuegito, ¡Te prometo que...

-Chau, chicos- le corté.

-Tenés un grupo...- se lo pensó- interesante.

-Si- dije sonriendo.

Me quedé viendo el atardecer, hasta que me acordé de otra cosa. Jake.

-Tengo que irme- dije- me hermano me va a interrogar sobre por qué estoy tan tarde.

-Si- dijo el- en mi casa igual.

Y salté del edificio y aparecí en mi cuarto. Fuí a cambiarme a mi baño, pero cuando volví a mi cuarto, vi algo que no esperaba.

Jake estaba parado enfrente mió, con una cara de desconcierto total.