Capítulo 3

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Foto de Diego Élbenos arriba. Hecha en Artbreeder.

-¡Eso fue genial!

-Ya, Taylor.

Taylor no me dejaba en paz desde que habían empezado las clases el día siguiente, ya que se había copado con el chico del fuego de la noche pasada. A mi me había parecido bastante agradable y que manejaba bien sus habilidades, pero para mi no era la gran cosa.

-Aunque, sigo sin entender. No es posible que alguien pueda ser inmune al fuego ¡Ni menos controlarlo!

La miré

-Es científica y humanamente imposible que una chica pueda deshacerse en las sombras. Ni mucho menos controlarlas.

Ella resopló.

-Como sea, todavía no...

Se frenó en seco, Yo la miré.

-¿Que pasa?

-No voy a pasar por ahí. Vamos por el otro pasillo

-¿Por qué, qué pasa?

Miré hacia donde ella estaba mirando.

-Ah.

Diego llegó y se plantó al lado nuestro.

-Hola chicas- nos saludó- ¿Vamos a clase?

-No por ahí- dijo Taylor.

El la miró.

-¿Por qué no?

Miró hacia donde estábamos mirando.

-Ah. Bueno Tay, a mi tampoco me tienta pasar por ahí, pero es el único pasillo que da a la clase e historia.

-Ya se, Diego. Pero ni loca me quiero volver a cruzar con ellos.

Con ellos se refería a un grupo de personas charlando que había a unos siete metros de nosotros. Entre ellos estaban Iván Mendoza y Nátali Millies.

-Tay, tranquila, seguro ni nos notan- dije yo.

-Viniendo de ellos, no me sorprendería que fuera así- respondió ella secamente.

Diego y yo cruzamos miradas. Después de un rato de intentar convenserla, Taylor aceptó pasar por ahí. Íbamos bien, pero, con la suerte que tengo, por supuesto que uno nos iba a notar. 

Cuando estábamos caminando hacia la clase, me choqué sin querer con uno de los chicos.

-Fijate por donde vas- dijo.

-Perdón- murmuré.

-Y que no se repita- dijo el- o yo te enseño a no repetirlo- ¿Se suponía que tenía sonar amenazador?

-Que miedo que me das- dijo en voz baja mientras pasaba.

El me agarró del brazo

-¿Que dijiste pequeñaja?

No tenía ganas de pelear ese día, así que opté por la opción más predecible.

-Nada- el no me soltó- y estoy casi segura de que por más que tires el brazo se va a quedar donde está.

El me apretó un poco más el brazo.

-¿Que? ¿Esto te duele, niñita?

-La verdad es que no. Y soy mayor que vos, Matías. 

-Vas a ver...

-¿Puede ser después?- lo interrumpí- porque tengo que ir a clase.

-Uuuu, ¡Tiene miedo!

-A lo mejor de llegar tarde a clases, pero a vos nunca Matías.

El me apretó más el brazo.

-Metiste la pata hasta el fondo, Érica.

-La pierna.

El me miró, claramente confundido.

-¿Eh?

-Las personas tienen piernas.

-¿Y qué?

-Que dijiste pata.

-¡Es el dicho!

-Bueno, el dicho está mal.

-Te voy a...

El timbre lo interrumpió.

-Hablamos después, Matías, tengo clases.

-No lo creo, Érica.

-¿Que le voy a decir entonces al profe de historia? "Llego tarde porque me choqué sin querer con Matías y el no me quería soltar en brazo".

-No le podés decir eso.

-¿Es la verdad o  no?

-...

-Mirá. Como es evidente que no me vas a soltar a las buenas, y te podría hacer soltarme, pero no quiero que me suspendan por violencia, vamos a hacer esto- saqué un alfajor de la mochila- a pesar de que yo me choqué sin querer con vos y podría acusarte y puede que te suspendan, vamos a hacer otra cosa. Vos soltame, no nos vuelvas a molestar más, y no solo no te acuso, si  no que también te doy un alfajor.

El parpadeó.

-¿Por qué le das un alfajor?- preguntó Taylor- ¡No se merece un alfajor!

-Porque lo conozco desde tercer grado y el tipo hace todo por un alfajor de mus- susurré- además no lo quiero- lo miré a el- ¿Lo querés o no?

El me soltó.

-Bueno- se lo dí- perdón.

-Nah, no te preocupes.

Mientras entrábamos a la clase, vi como Iván me miraba culpable, pero sin decir nada.

Sombras y FuegosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora