Capítulo 22

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Esperé a que me explicaran, pero siguieron caminando en silencio.

-¿Y bien?- pregunté- ¿Como lo hace?

-Espera unos segundos...-Taylor levantó el dedo índice como si estuviera lista para apuntar algo en el mismo momento en el que pasara.

-¿Que?

-Es la pausa dramática semanal- explicó Diego.

-¿Eh?

-No importa- Taylor le restó importancia con un gesto de la mano- el punto es que ya sabemos como Nátali hace lo que hace.

-¿Y como lo hace?

Diego me miró.

-¿Ubicás "Percy Jackson"?

Lo miré extrañada.

-... si.

-Bien. ¿Ubicás a Piper McLean, de la segunda saga?

-Oí hablar de ella, si.

-Bien. El punto es que ella tiene esta habilidad de hacer que la gente haga lo que ella quiera, siempre y cuando hable con confianza, o algo así- dijo Taylor.

-Y Taylor y yo pensamos que Nátali podría estar haciendo algo parecido, no necesariamente mirando a los ojos.

-Entonces ¿El plan de los anteojos no sirve?- pregunté.

-Lamentablemente no- dijo Taylor volviendo a guardar los anteojos oscuros en su mochila- pero no es tan difícil evadirlo. Basta con estar preparado. Diego ya lo veía venir, así que las palabras de Nátali no hicieron efecto.

-Y Taylor no puede ser controlada por nadie- dijo Diego.

-Completamente cierto- concordó ella- lo que pasa con Iván es que el es muy manejable. Y más por Nátali. Es como un perrito, y más si ella lo trata como mascota.

-Por eso hay que decírselo lo antes posible- suspiré- ya se.

-Bueno, yo puedo decirle- se ofreció mi amiga.

-¿En serio?- preguntamos Diego y yo al unísono.

-Y si- se encogió de hombros- voy lo agarro y le digo "Che, tu novia te engañó besándose con uno de tus mejores amigos, y nos dijo que no te dijéramos nada. Además, ella tiene poderes de manejación de personas por el habla, así que cuidadito con eso. Eso es todo, que tengas buena vida" a continuación le rompo la columna a Nátali- asintió satisfecha- es un buen plan.

-Mejor lo digo yo- decidí.

-Como quieran.

Las clases de la mañana pasaron como siempre, sin mucho interesante. Después, en la hora del almuerzo, Taylor, Diego y yo fuimos a un Starbucks que había a unas cuadras del colegio. Después de pagar por la comida, nos sentamos en una mesa. Estaba disfrutando de mi limonada de maracuyá, cuando Iván se plantó en frente de nuestra mesa.

-¿Puedo sentarme?- preguntó.

Le hicimos un lugar.

-Me sorprende que no estés con tu novia- le dijo Taylor secamente.

-Se suponía que hoy comíamos acá juntos- contestó el rascándose la nuca- que nos juntaríamos después de las clases que tenemos separados, pero la verdad no se donde está. Supongo que me toca esperar.

-Yo se donde podría estar- murmuré.

-¿Qué?

-Nada.

Diego frunció el ceño.

-¿Que pasa?- le pregunté.

-Nada- dijo- solo tengo un mal presentimiento.

Taylor se puso tensa y sacó su celular.

-¿Tengo que llamar a mi padrastro?

-¿Por qué?- le preguntó Iván extrañado.

-Cada vez que Diego tiene un mal presentimiento, pasan cosas malas- expliqué.

-Como cuando explotó la máquina de café- dijo Taylor.

A Iván le brillaron los ojos.

-¿Como un superpoder?

-No es un superpoder- aseguró Diego- es solo... observación extrema o algo así- se inclinó hacia mi- por las dudas estate lista Eri.

Maldición. Las últimas dos veces que me había dicho que me alistara no habían estado tan buenas, como cuando...

-¡Escuchen!- gritó un hombre desde la puerta- ahora mismo hay una bomba plantada afuera de la cafetería. Todos van a dejar sus pertenencias de valor en sus mesas, y mis compañeros van a pasar a buscarlas- a su lado habían un hombre y una mujer, con bolsas en las manos- en caso de que se hagan los rebeldes, el local vuela. A la persona que se levante- la mujer a su lado levantó una pistola- supongo que sabe lo que pasa. Para los que llamen a cualquiera, va lo mismo.

Miré a mis compañeros de mesa. Taylor apretaba la mandíbula, Diego analizaba la situación tremendamente serio, y a Iván no le pude descifrar la expresión.

Me incliné hacia Diego.

-¿Podrías desactivar esa bomba?

-Supongo. Pero tendría que interactuar físicamente con la bomba.

-Yo te llevo.

-¿Estás loca?- me soltó Taylor- puede que no te vean, pero es no es del todo seguro. Sin mencionar el riesgo de identidad. Sin mencionar que tendrías que evacuar el local por seguridad de que Diego no pueda desactivar la bomba.

-Riesgo de identidad contra riesgo de vida. Prefiero riesgo de identidad. Y puedo evacuar el local. Con un poco de suerte no me van a ver.

-Está bien- decidió Diego- hagámoslo.

Agarré a Diego y nos transporté a fuera del local. Después volví y agarré a Taylor. Una persona por vez era lo más seguro. Después volví por Iván.

El volteó hacia mi.

-¿Y Taylor y Diego?

-Afuera.

-¿Como?

-Che, ¿Qué es eso?- pregunté apuntando la pared.

-¿Que?- cuando se volteó lo llevé afuera, y volví al local sin que me viera.

Fuí llevando las diferentes mesas, hasta que terminé y llegué a los que trabajaban ahí. Eso fue más difícil, ya que estaban más a la vista de las personas, pero al final lo logré. Justo cuando Diego terminó de desabilitar la bomba, y cuando todos estábamos en la cuadra de enfrente, los tipos parecieron darse cuenta de que no había nadie en el local. Entonces llegaron los policías y se encargaron de ellos.

Yo, por mi parte, no daba más.

Me tuve que apoyar en Taylor y Diego.

-¿Estás bien Eri?- me preguntó Taylor.

-No. Creo que voy a vomitar.

-No te culpo- Diego me palmeó la espalda- estuviste increíble.

-Por supuesto que si. Pero vos también- le dijo Taylor- desactivando esa bomba salvaste un montón de vidas.

-Completamente cierto- concordé.

-Gracias.

Levanté la vista. Nadie nos estaba mirando. A lo mejor lo había hecho lo suficientemente rápido como para que no me hubieran recordado. Miré a Iván. El me miró a mi.

-¿Estás bien, Eri?

-Si, más o menos.

-No lo puedo creer- dijo asombrado- ¡La Sombra nos salvó! ¿Alguien vio quien era?

Las personas alrededor nuestro negaron con la cabeza. Por suerte.

Al parecer nadie sabía mi identidad todavía.

Sombras y FuegosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora