26. Otras amigas

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Jaqueline

Es más fácil encontrar el amor cuando eres una adicta a él. Me veo en mi adolescencia leyendo novelas románticas de todo tipo, desde las más trilladas hasta el yaoi que mi amiga lee en wattpad. Fanfics de One Direction, de ShawnxCamila y BTS, se hacen presente en mi pantalla cada noche y devoro con todo el sentimiento de mi alma pues el amor era algo que siempre reniego.
Parezco una tonta ahora.
Siempre tuve que ser la chica ruda, tengo 4 hermanos en casa, yo soy la de en medio y es una verdadera tortura. Me crie con lobos.
Mi madre se mudó a Arteaga, Coahuila junto a su novio 10 años menor que ella y la vemos cada vacación decembrina junto a mis amigos. Odio ir a ese lugar, pero si no fuera por la nieve sinceramente no iría. Odio ver a mi mamá tan feliz con sus dos hijastras, más femeninas que yo y posiblemente viviendo la vida de una esposa de élite, mientras que mí padre se parte el lomo trabajando como Director del Hospital General para mantenernos. No me mal entiendas, mi madre igual nos da dinero de lo que ella trabaja, pero no es lo mismo recibir una comida caliente a una pizza fría que llega 30 minutos después. ¡En serio Dóminos, apúrate con tus entregas, carajo!
A lo que iba...
Tuve que crecer con lobo y me adapté fácilmente. Muchas veces se me olvidaba que era una chica, por lo que desde que tuve memoria me junté con puros chicos. Y sinceramente, fue más fácil. Ellos me trataban igual y era muy divertido eructar, echarse gases, golpearse con ellos y jugar videojuegos.
Hasta que llegó la maldita pubertad.
Me crecieron los senos y me bajó la regla por primera vez, me sentí morir porque sabía inmediatamente que la plática incómoda con mi padre médico iba a llegar y rezaba porque todos mis amigos no se dieran cuenta de mi cambio. Recuerdo haber una sudadera de mi hermano el primer día que usé un sostén, porque no quería que notara mi busto. Es incómodo crecer, pero nadie realmente quiere decirte eso, al contrario. Todos reniegan: Te estás volviendo una mujercita, floreciendo en su máximo esplendor, de toda una jovencita. ¡Al carajo! Me gusta ser diferente y me encantaba estar con mis amigos. Odio menstruar y odio que los hombres no sientan ese dolor cada vez. ¡Es tan injusto!
En fin, todos mis amigos se alejaron de mí. Excepto Derek y sus torpes compañeros de la secundaria. Admito que era lindo estar con él, sobre todo porque era el único que no me acosaba diario desde que me habían crecido los senos y "había florecido", según mi madre.
Bastante complicado crecer como la única chica dentro de una familia de puros varones, ahora agrégale la maldita pubertad y comienzos de la adolescencia. ¡MALDITA SEA!
Y luego, sentí algo.
Luis apareció, era un chico muy delgado, alto, con anteojos y nariz amplia. Era divino, pero muy serio. Un día se acercó y se me declaró un día de San Valentín en segundo año de la secundaria. Acepté, creo mi corazón era tan grande que no podía dejarlo todo humillado. Maldito estratega, nunca hay que hacerles eso a las chicas.
En fin duramos como unos 2 meses y después rompí con él. Me presionaba mucho para besarlo y nunca quise, pero ni creas que se vio muy afectado. Al día siguiente se besó con Susana y para el final del receso ya eran novios. ¡Asco de chico!
Gracias a eso ninguna chica se me acercó y fue más complicado crecer como una chica adolescente normal...
Derek me salvó ese día y finalmente me ayudó dándome un tierno beso. Sí, mi mejor amigo Derek fue mi primer beso.
Pero jamás sentimos amor el uno por el otro, tal vez sólo teníamos en común la sensación de no querer estar solo. Después empezó a meterse al gimnasio, luego a las barras como cualquier otro heterosexual debido a que su hermano siempre lo presionaba por lo mismo. Ah, cómo odiaba a ese tipejo.
Una vez Derek hizo una fiesta con toda la generación, estaba yo esperando a que alguien saliera del baño cuando me interceptó su hermano, me ofreció ocupar el baño de su habitación y yo de tonta fui a seguirlo. Estaba algo ebria, ligeramente era la primera vez que bebía alcohol y quería orinar con desesperación. Cuando salí del baño él estaba sentado en su cama, me invitó a sentarme junto a él y cómo uno no piensa en nada malo, lo hice. Inocente de mí.
Estábamos hablando una que otra frase, cuando de pronto me pidió que me pusiera cómoda y él hizo lo mismo, se hizo levemente para atrás y bajó su cierre. Yo me sentí un poco asqueada, por la situación y por el alcohol. Me iba a levantar cuando tomó mi brazo y lo puso en su entrepierna, yo me sonrojé, pero al mismo tiempo estaba un poco shockeada. Él se aproximó a mí y me tomó por la cintura replegándose a mí. Subió sus manos lentamente mientras su boca exploraba mi oreja.

— No tengas miedo – pero estaba llena de pánico. Extendió su mano hasta llegar a mis pechos y los comenzó a estrujar a su antojo. Me sonrojé, estaba caliente y al mismo tiempo asustada, quería gritar por ayuda.

— Detente – y el desgraciado siguió. Estaba furiosa y confundida. Quería pasar por debajo de mi blusa, pero no lo dejé – ¡Suéltame!

Lo golpeé en la cara y salí corriendo del lugar. Nunca lo volví a ver de la misma manera, lo evitaba todo el tiempo. Era el hermano de mi mejor amigo y quiso abusar de mí. No me arrepiento, le dejé la nariz morada un par de semanas, pero se justificó diciendo que había sido por una pelea de chicos que lo querían asaltar. Jamás se lo dije a Derek y tampoco él, pero cada vez que me veía con esa mirada lasciva, endurecía los puños y se alejaba de mí. Un asco de ser humano.
Mi primera vez fue con el amigo de mi papá, era un señor llamado Felipe y era socio de uno de sus consorcios de farmacia y medicina. Me enamoré de ese señor a primera vista, se veía bastante joven y yo una simple chica que se acercó a algo platónico, pero un día él estaba borracho y yo me aproveché de él. Lo besé primero y después no pudimos parar.
Nunca lo volví a ver.
Creo que tuvo miedo de ser acusado de algo, pero yo jamás le haría algo... fue mi primer amor.

Y creí que jamás me iba a enamorar de alguien. Incluso haciéndolo con cualquiera que me lo ofreciera o le sacara yo gusto a eso. Muchas veces tuve ropa gratis en varios locales de la plaza por lo mismo y siempre tuve el descaro de no sentir remordimiento por tener la reputación de zorra. Aunque me ofendía, porque más bien me sentía una gran perra.
Hasta que llegó Astrid.
Cuando la vi en la fiesta de Nathan sentí un impulso eléctrico. Ya había besado a algunas chicas antes, pero ella fue la primera vez que dudé totalmente de mi todo. No pude evitar acercarme a ella y ser tan feliz. Me vi metida en una corazonada, en una conversación que implicaba complicidad, pese a que tenía 2 años menos que yo, parecía una chica más adulta. Entonces nos tocamos las manos y dijimos al unísono: — ¡Perdón! – nos miramos a penadas, pero no nos quitamos.
Y después nos retratamos en un momento privado con la excusa de enseñarle una canción que estaba intentando cantar, nos metimos en una habitación y finalmente le canté un poco de rock amoroso. Me sentí avergonzada y al mismo tiempo libre. Me acerqué a ella y ella a mí, súbitamente nos besamos de una manera acelerada, pero suave, paciente, no había sentido está sensación nunca. Tomó mi cuello y me jaló con fuerza hacia ella. Chocaba mi frente con sus lentes y se los quitó dejándolos a un lado. Nos quitamos nuestras blusas y nos quedamos en brasier, el mío era morado con encaje y ella traía un color menta con puntitos blancos, me acomodé arriba de ella. Su gloss sabía a manzana, dábamos bocanadas de aire por estar un gran rato entrelazadas, comencé a bajar por su cuello, sus pechos que movía delicadamente y finalmente el cierre de su falda. Su disfraz de Illuminati sexy era impresionantemente caliente. Bajé sus bragas y me dispuse a hacer lo que yo quería sentir cuando me enamoré del socio de mi papá, cuando me tocó Derek por primera vez, o cuando yo exploraba mi ser por mi cuenta.
Ambrosía, pura ambrosía. Escuchar sus gemidos tierno y de pronto, un grito atronador.
El imbécil de su hermano nos interrumpió y bueno...todo se complicó.

Fue la última vez que la vi. Me quedé con sus lentes illuminati y espero devolvérselos algún día. Me sentía muy enamorada, pensaba todo el tiempo en ella y tomaba aquellos anteojos como recordando su rostro detrás de ellos y besándome en agradecimiento. Tenía esperanza e ilusiones, cosa que jamás creí conocer hacia otra persona.
Hasta que la vi unas semanas después cerca de la plaza. Yo me dirigía al trabajo, decidí tomar un atajo y de lejos reconocí su larga cabello castaño claro, su piel morena y sus increíbles faldas tan hermosas. ¡Pum! Sabía que era ella. Pero lo que no pude reconocer fue la mano que sostenía la suya, pues era de un chico alto y apuesto.
Se besaron.
Y no pude evitar sentirme rota por dentro.

Quise llorar porque me había dado cuenta que sólo estábamos en una simple posición tan absurda, sólo éramos otras amigas y nada más. 

¡PATÁN! [BL] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora