23. Ingrato

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Isaak

Parecía una gran persecución, un caos gigante el que se avecinaba detrás de nosotros. La mano de Lean estaba ocupada tomando la mía, corriendo por toda las calles del suburbio de nuestra ciudad. Las luces, los sonidos y la luna eran testigos de nuestras acrobacias para evadir la realidad, corriendo sobre el pavimento de nuestra amada ciudad, pude sentir una especie de libertad fructífera. Dejé de pensar en Derek, olvidé a Reni, al Sr. Landon; terminé con el incendio que devoró mi hogar y finalmente me sentí capaz de enfrentar a Sombrero de Copa junto a mis peores miedos. Ésta vez, iba a ser diferente porque tenía a Lean en mi trinchera y sin duda alguna me hacía sentir invencible en una guerra peligrosa.
Llegamos hasta una tienda de autoservicio, compramos unos slushies de cereza y morazul, después tranquilamente nos sentamos a fuera en la banqueta del estacionamiento. Estábamos realmente cansados, pero quería que esta noche durara para siempre y eso sólo sucedería si hacía algo imprudente y arriesgado. Sobre todo bastante arriesgado.

— ¿Te gustaría ir a acampar algún día? – preguntó viendo hacia el cielo oscuro.

— ¿Cómo el campamento que hacemos a final de semestre? – le cuestioné.

— No, acampar de verdad – se burló él – ir a un lugar en un bosque o una pradera y luego ver las estrellas.

— Es cierto, aquí no se pueden ver muchas estrellas.

— Para ser honestos, tú brillas como una – no pude evitar sonreír pese al cliché de su frase.

— Muy cursi.

— Perdona – se sonrojó igual – Olvidé que no te gustan las cosas melosas.

— No es que no me gusten, sólo no me he acostumbrado a ellas – me abrazó fuerte y luego se alejó un par de centímetros de mí, lo suficiente para sentir su pulso sobre el mío.

— Pues tendrás que irle agarrando la onda, porque te voy a llenar de romance.

— Eres un verdadero amor – lo besé profundamente. Me sentí lleno de adrenalina y parecía el momento correcto. Todo estaba en duda, tal vez se respiraba una dubitativa en el aire sobre nosotros y qué éramos realmente. Pero haría lo que fuese para aclararla.

— Y tú pareces ser un... ¡AH, CUCARACHA! – Lean se asustó al ver al animal corriendo cerca de nosotros. La asusté para que se fuera a otro lado, pero aproveché que se levantó del espanto, tomé su mano y caminamos lejos del insecto.

— Entonces...parezco ser una cucaracha – retomé el tema al ir por la vereda, con nuestras bebidas en mano y agarrados de la mano.

— No para nada.

— Tan grande y musculoso, y le temes a las cucarachas.

— Tengo muchos complejos – sonrió apenado.

— ¿Qué ibas a decir?

— Primero, quiero preguntarte si esto es una cita. ¿Es una cita? – sonreí bobamente.

— ¿Te parece?

— Yo digo que dos de tres...

— Pues sí, pero en realidad yo nunca he tenido una cita.

— ¿Cómo?

— Bueno, no una formal. Me gustaría a veces ser un chico homosexual cortejado al modo "telenovela romántica" – confesé – Creo que es una fantasía que tengo desde hace tiempo. Ir formal, un restaurante algo caro, bebiendo una sidra o algo así, tomados de las manos, sin miedo a que nos juzguen. Pasear por la luna y finalmente besarme en el umbral de mi casa.

¡PATÁN! [BL] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora