—Dentro de dos días será el ataque. Lo quiero todo listo para entonces, quiero que algunos lobos vayan yendo allí para reconocer la zona y también deberán trazar el plan a seguir— les digo mirando a la pantalla donde están proyectados.
Estamos haciendo una videollamada todos los alfas que participaremos para poder organizarnos mejor, ya que no todos podían venir de un día para otro aquí.
—Me parece bien. Dos de mis mejores rastreadores partirán esta misma tarde. —dice uno de los hombres, y otros cuantos le siguen dando más apoyo a ese pequeño pelotón que irá primero.
—Yo misma iré también para dirigirles. Conozco un poco de la manada, fuí un par de veces y tal vez sirva de ayuda— digo sin mirar a Ed, pero por el rabillo del ojo le veo moverse incómodo
—Yo te acompañaré— dice Ivar de golpe, le miro con el ceño fruncido pero él aparta la mirada.
Que coño cree que está haciendo.
—Bueno, si eso es lo último que hay que decir será mejor que nos despidamos y nos vayamos preparando todos— dice uno de los alfas más mayores.
—Si, será lo mejor. Una última cosa, el punto de encuentro del primer pelotón será en el hotel donde nos reunimos la última vez. Desde allí iremos a un piso franco que ya tenemos preparado. Hasta entonces...— digo antes de levantarme dando la reunión por terminada al igual que otros alfas hacen lo mismo.
—Eileen...— ed se cruza en mi camino
—Ahora no, Ivar ven conmigo— antes de salir cruzo una mirada con mi hermano y ver tanto dolor en sus ojos me rompe un poco por dentro, al saber que yo soy la causante.
Tengo que hablar con él antes de marchar.
—Eileen, sé que no quieres estar conmigo después de lo de esa noche pero...
—No vendrás conmigo, no quiero tenerte allí.— digo sincera caminando por los pasillos.
—Me da igual iré igualmente. Soy la persona que mejor puede protegerte y estaré allí quieras o no.
—No te quiero allí. No después de todo lo que dijiste esa noche, no pienso poner en peligro la misión solo porque piensas con lo que tienes entre las piernas antes que con tu maldita cabeza.— le espeto molesta, sin verlo venir me pega a la pared y me mira burlón.
—¿Te crees esa mierda? ¿De verdad?— dice molesto— No puedes estar tan ciega como para no verlo— dice sorprendido y molesto.
—¿Ver el qué?
—Joder que me gustas, que me gustas mucho.— dice apoyando su frente sobre la mía dejandome de piedra.—Esa noche la lie mucho, no tenía que haber dicho nada de lo que dije... Pero estaba celoso, se que no tengo derecho pero joder— murmura sin separse de mí.
—¿Te gusto?— digo sorprendida
—Si, y mucho...—dice acariciándome la mejilla con las yemas de los dedos mientras que ambos nos miramos a los ojos— Déjame ir contigo, por favor. No me meteré en la misión, no haré nada que no quieras, pero déjame protegerte...— me pide tanto con palabras, como por su tono de voz y por la súplica evidente en sus ojos de color verde.
—Ivar, no creo que sea lo mejor— murmuro apartándole y mirando a cualquier otra parte menos a él.
—Joder Leen, no me meteré. Me quedó muy claro que le quieres y que eres para él. Pero no me apartes de tu lado, no ahora...
Levanto la mirada encontrándome con sus ojos esmeralda y asiento antes de marcharme de ahí sin saber qué decir.
¿Por qué todo se tiene que complicar tanto?
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Mi ángel de ojos azules
RomanceAnteriormente Mi profesor. Según dice Aristóteles, el amor es un alma que habita en dos cuerpos. Según William Shakespeare, el amor no mira con los ojos, sino con la mente. Según nuestra protagonista, Teresa, un infierno del que quiere escapar para...