—Axel, es la hora— susurran en mi oído, para despertarme. De inmediato abro los ojos notando mi visión agudizada. —Ha venido antes Samuel a abrirnos— me explica al ver que no hay ningún ruido.
Me levanto notando mis colmillos fuera y sin hacer ruido vamos a las escaleras.
—Llevala a un lugar seguro— le susurro a Edmon, antes de salir.
—Andrea, ven conmigo— la pide dirigiéndose con ella hacia el bosque en total silencio.
Camino con cuidado intentando no hacer ruido, pero al ver a casi cincuenta lobos colocarse en la linde del bosque, sonrió satisfecho. Entre ellos, sobresale un hombre que de inmediato identificó como Ivar, el cual me saluda con un gesto de cabeza al cual correspondo de igual manera.
Antes de que comience la lucha, escalo hasta el balcón de la habitación de Tess, y cuando la veo todavía allí me quedo congelado.
Samuel no ha podido sacarla...
Con cuidado abro la ventana, pero ella estaba esperando a Samuel, por lo que se incorpora un poco para mirar qué pasa. De inmediato le hago un gesto para que se calle y me acerco a la cama donde se hallan ella y mi hermano.
Rabioso le agarro del cuello con fuerza despertadole de inmediato, pero no le da tiempo a hacer nada ya que me coloco sobre él soltando un gruñido gutural.
—Te dije que te mataría, y siento decirte que ha llegado tu hora— siseo apretando con más fuerza, clavando mis garras en su cuello haciendo que la sangre comience a salir por las heridas.
—Maldito— dice intentando quitarme de encima suya, pero soy más fuerte que él por lo que no puede hacer nada. Aprieto con fuerza notando mi sangre hervir, pero la mano de Tess en mi brazo me hace mirarla confundido.
—Déjame a mí— dice haciendo reir a mi hermano.
—Aunque me mates no podrás olvidarte de mí, mi hijo será mi regalo para ti— le pego un puñetazo aturdiendo le y le pongo de rodillas frente a ella.
—Una pena que el bebé no sea tuyo...— divertida pone sus manos en su cabeza.
—Mentira—gruñe intentando soltarse pero mi agarre es demasiado fuerte
—Es mio, eres tan estúpido que no te has dado cuenta que todavía huele a mi— gruño clavando las garras en su pecho haciendole gruñir a la par que los nuestros atacan las casa.
—Hasta nunca Basil— dice antes de partirle el cuello. Suelto el cuerpo sin vida de mi hermano, y no pierdo el tiempo en coger a Tess en brazos y dirigirme al balcón.
Tengo que ponerla a salvo.
—No, tus hijos. Hay que sacarlos de aquí— dice preocupada, recordándome que mis hijos están aquí también. Asiento y la suelto dándome cuenta de que la he manchado de sangre.
—Espera— la digo cogiéndola del brazo atrayéndola hacia mí para besarla con cariño y devoción— Hoy soy el monstruo tess, no me pidas no serlo.— la aviso apoyando mi frente sobre la suya.
—No te lo pediré...— susurra besándome de nuevo con ferocidad, antes de separarse de mí y encaminarse a la puerta sacándome una sonrisa.
—¡Matadlos!— gritan desde el fondo del pasillo. De inmediato suelto un gruñido que les hace girarse hacia mí.
—¡Ir por él!— les ordena uno de ellos. Levanto las manos divertido viendo como dos lobos corren hacia mi y cuando están lo suficientemente cerca pongo mis manos sobre sus caras y les tiro al suelo con un rugido feroz cuando noto la sangre en mis pies descalzos y en mis rodillas.
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Mi ángel de ojos azules
RomanceAnteriormente Mi profesor. Según dice Aristóteles, el amor es un alma que habita en dos cuerpos. Según William Shakespeare, el amor no mira con los ojos, sino con la mente. Según nuestra protagonista, Teresa, un infierno del que quiere escapar para...