Capítulo XVII

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Capítulo XVII

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Capítulo XVII



—Axel...—susurro tras llamar a la puerta de su despacho.

—Hola—dice tras abrir la puerta con una sonrisa en los labios, dejándome pasar a su lado—Por lo que veo te ha sentado muy bien ver a tu hermano—dice tras cerrar la puerta, con llave como siempre.

—Mmm... Si—digo cuando aparta mi pelo con cuidado despejando la zona derecha de mi cuello, para comenzar a dejar pequeños besos que me ponen la piel de gallina—Mi hermano es como mi otra mitad—murmuro, girándome para poner mis brazos alrededor de su cuello para acariciar su precioso cabello castaño claro.

—Yo soy tu mitad, mi ángel. Y tú la mía—murmura sobre mi pelo al pegarme más a él.

—Que mono eres—murmuro antes de besarle la punta de la nariz—pero no es lo mismo, tu eres... Tú—digo con una sonrisa pícara sobre sus labios, provocándole—Mi hermano... Mi hermano es como mi mejor amigo, mi consejero, siempre ha estado ahí—le explico, y el satisfecho con mi respuesta, termina de eliminar la distancia entre ambos y me besa con delicadeza.

—Te quiero más que a mi vida, mi ángel. No lo olvides nunca...—dice melancólico, acariciándome la mejilla.

—Como me voy a olvidar, si me lo dices cada tres minutos—divertida le muerdo el labio tentándole, pero no me sigue el juego—¿Qué pasa? —preocupada, levanto mi mirada, y este se limita a suspirar y apoyar su frente sobre la mía antes de hablar con una mirada un tanto cansada.

—Hoy tengo un par de reuniones... Son agotadoras. Además, tengo tanto trabajo que apenas puedo verte. Te echo de menos mi ángel...—murmura subiendo su mano de nuevo a mi mejilla y así levantar mi rostro para observarme detenidamente.

—Yo también te extraño, Axel... Cuando acaben los exámenes tendremos más tiempo—le intento animar, con una sonrisa dibujada en mis labios, poniendo mis manos sobre su pecho.

—Sí, pero luego te irás a Madrid, por las vacaciones. Casi tres semanas sin poder verte, aunque sea—murmura, haciendo que sonría y me acerque a besarle.

—Eso tiene solución. Dame tu móvil—le pido, y él con una sonrisa me lo da. Por lo que abro los contactos, y añado mi número—Pon el nombre que quieras, aunque sería mejor que pusieras el nombre de un hombre. Ya sabes—susurro, ya que por mucho que me guste estar con él, no me gusta tener que ser la amante...

—No te tengo que ocultar bajo el nombre de otro hombre—dice frunciendo el ceño—Tú eres mi ángel, y así va a ser tu nombre. Me da igual quien lo vea—decidido, comienza a teclear, pero le tomo las manos con cariño para detenerle.

—Axel, si cualquiera lo viese, preguntaría. Pon, aunque sea solo una T. No hace falta que pongas otro nombre— le pido ya que la verdad me preocupa bastante. Si todo esto saliera a la luz...

Mi ángel de ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora