Capítulo III
Nuevo día, en concreto es mi segundo día para ser exactos, y, por si fuera poco, tengo un chichón enorme en la frente. Por lo que cuando entro a mi clase, todos se me quedan mirando curiosos y divertidos, y no solo por ser nueva, sino por el maldito chichón.
—Teresa, pero dios mío ¿Qué te ha pasado? — dice Andrea en cuanto llego a nuestro sitio.
—Ayer me choque con uno y por ayudarle a recoger unos papeles nos dimos un cabezazo— la explico sonriendo dejando que aparte mi flequillo, el cual vuelvo a colocar en cuanto deja de mirarlo.
—Pues tiene que tener una cabeza muy dura Pedazo de chichón —murmura divertida haciéndome reír— ¿Has ido a la enfermería?
—Sí, me la enfermera me dio una crema, me dijo que se me quitaría en dos días— suelto suspirando antes de recostarme en la mesa. — Por lo menos no me duele— digo intentando sacar algo bueno, pero no nos da tiempo a seguir hablando ya que entra el profesor. Creo que es el de matemáticas.
—Buenos días— decimos todos a coro, levantándonos, ya que es una norma del internado.
—Buenos días, podéis sentaros— dice serio dejando su maletín en la mesa.
—Ya viene de mal humor— murmura Andrea haciéndome reír por lo bajo, pero de inmediato se me borra la sonrisa, porque el profesor me hecha una miradita que telita.
—Empezaremos con los límites, como ya sabéis es un tema fundamental para el estudio de una gráfica— comienza a explicar, pero no le presto atención, ya que alguien lanza un papelito que acaba cayendo en mi mesa.
Confundida me giro a ver quién ha sido, pero todos están mirando al profesor atentamente, haciendo que frunza el ceño confundida.
—Señorita Skylight ¿hay algo al fondo del aula que le interese más que mi explicación? — espeta el profesor, haciendo que vuelva la vista al frente bajo la mirada de todos mis compañeros.
—Eh, no, perdone— me disculpo nerviosa.
Ya he empezado con el pie izquierdo
El profesor suelta un suspiro y vuelve con su charla, para introducir el tema. Mientras que yo, me centro completamente en el papelito que hay sobre mi mesa, el cual abro para poder leer lo que hay escrito en él.
Espero que no te duela el golpe.
Te espero a las cinco en la entrada del internado, para dar una vuelta por el bosque.
A-
Sorprendida me giro a mirarle, haciendo que levante la mirada hacia mí con una sonrisa de lado, para luego giñarme un ojo, cosa que me hace sonrojar y que vuelva la mirada hacia el profesor de inmediato.
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Mi ángel de ojos azules
RomanceAnteriormente Mi profesor. Según dice Aristóteles, el amor es un alma que habita en dos cuerpos. Según William Shakespeare, el amor no mira con los ojos, sino con la mente. Según nuestra protagonista, Teresa, un infierno del que quiere escapar para...