XXXVIII. Einar

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Salgo de la cama intentando hacer el menor ruido para no despertar a Axel, que está dormido boca abajo completamente desnudo.

Me visto con algo de ropa para correr y cuando termino me giro para mirarle un momento. Parece tan tranquilo... Me acerco a mi escritorio y cojo un papel para dejarle una nota en la que le digo que me he ido a correr y que volveré en un par de horas. La dejo sobre mi almohada y salgo de la habitación en completo silencio.

Bajo las escaleras sonriendo, pero cuando llego a la cocina mi sonrisa se esfuma al ver a Alan sentado en uno de los taburetes de la isla.

—Podríais cortaros un poco, llevo casi dos malditos días sin dormir— dice de mal humor sin girarse.

Roja como un tomate por la vergüenza salgo de ahí lo más rápido posible para ir al patio. Tomo aire y comienzo a transformarme bajo la penetrante mirada de Alan.

—Tess espera— dice Axel detrás mía justo cuando termino de transformarme, me giro a mirarle y le veo tal cual le había dejado en la habitación, es decir, desnudo, comenzando a transformarse.

Vuelvo la mirada a Alan, y le encuentro mirándome fijamente, pero cuando me ve se levanta y se va de la cocina. Miro a Axel, y me encuentro con un lobo enorme de color negro azabache con unos ojos rojos como la sangre.

¿Es el lobo que vi ese día en la linde del bosque?

Se acerca a mí a paso firme, y literal su tamaño impone, ya que es mucho más grande que yo.

Me mira a los ojos y acerca su cabeza a la mía para acariciarme con un ronroneo. En respuesta le chupo la cara antes de salir a correr con él a mi lado. Ambos corremos por el bosque saltando alguna que otra rama que se ha caído debido a la tormenta que cayó hace un par de días. Me giro un poco para mirarle y le veo adelantarme sin ningún problema.

Gruño y acelero el ritmo intentando alcanzarlo, pero no lo consigo. Cuando llegamos a una zona relativamente despejada, ambos dejamos de correr, pero yo no pierdo el tiempo y salto sobre él jugando, a lo que él me sigue el juego.

Nos rebozamos por el suelo haciendo el tonto hasta que escuchamos una rama crugir. De inmediato nos levantamos poniéndonos en alerta, Axel da un paso al frente en completo silencio, se va acercando poco a poco a unos arbustos que hay cerca de donde se ha escuchado, pero cuando está a un par de pasos un pequeño conejo sale corriendo de entre los arbustos.

Se gira a mirarme y veo claramente la diversión en sus ojos. Me comienzo a transformar de nuevo en humana, al igual que él.

—Eres muy bonita en tu forma de loba— dice a mi lado, ya transformado en humano, él al llevar más tiempo se transforma más rápido. Me tiende la mano para ayudarme a levantarme.

—Tu también, tu pelo es precioso— digo dándole la mano.

—Tu eres mucho más hermosa— me halaga abrazándome para darme algo más de calor ya que hace un poco de frío.— Pero eres muy lenta— dice burlón en mi oído haciéndome reír.

—¡Pero porque tu eres muy grande, tienes las patas más largas!—me defiendo divertida haciéndole reír.

—Eso es verdad— dice divertido escondiendo su cara en mi cuello oliendo.

—¿Quieres hacerlo?

—¿El qué?— me pregunta confundido, sacando la cabeza de su escondite para mirarme a los ojos.

—Marcarme. Siempre te gusta besarme y morderme ahí— le aclaro sonrojandome, él sonríe y me da un beso cortito.

—Si, me encantaría hacerlo, pero también es un fetiche que tengo... Pero no lo haré, porque sé que no quieres— me explica acariciándome la mejilla.

Mi ángel de ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora