XL. La noticia

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Narra Axel

—¡Para!— grita mi tess desde arriba y de solo recordar a mi hermano sobre ella hace que se me acelere la respiración y mis garras salgan a la luz.

—No servirá de nada— dice Edmon sentando en el suelo lo más alejado de Andrea la cual tiene la vista perdida mientras se abraza sus piernas.

—No puedo evitarlo, cada grito suyo me arranca el alma— gruño golpeando las rejas que nos mantienen encerrados en un agujero oscuro y lleno de ratas debajo de la casa.

—Debes guardar energía. Traerán a las manadas, a todas, para que juren lealtad.— dice tapándose la nariz y frunciendo el ceño apartando la mirada de Andrea la cual sigue inmóvil desde que me trajeron aquí.—Vendrán las que estaban a nuestro favor, y nos ayudarán al igual que los vampiros...

—Andrea...— murmuro acercándome a ella, pero en cuanto la toco saca los colmillos a modo de defensa.

—No me toques, todos vosotros sois unos asesinos— sisea furiosa.

—Andrea, sabes que yo no, te conozco desde que tenías

—Te ha dicho que no la toques— gruñe Edmon avisandome. De inmediato me levanto y levanto mis manos en son de paz.

—Solo quiero ayudar— le explico, pero el que esté desnudo creo que no ayuda.

—Alejate de ella— me advierte con los ojos azules brillando en la oscuridad. Me alejo de ella justo cuando los gritos cesan.

—Por la diosa— murmuro sentándome contra la pared al volver a oírla gritar.

—Será una noche larga...

—Maldita sea— murmuro al escuchar sus gritos, sin poder evitarlo comienzo a llorar en silencio escuchando cada grito de mi tess sintiendo en mi propio cuerpo su dolor.—Por la diosa juro que lo pagarán, mi ángel— susurro para mí.

(...)

—Vosotros levantaros— dice un guardia el cual tiene a varios hombres detrás suya para que nos controle.

Edmon y yo nos levantamos, pero Andrea sigue en su mundo por lo que Edmon va a ayudarla, tras decirla algo, asiente y se deja ayudar por él.

—Tu ponte esto— dice uno de los hombres tirándome una bermuda que está destrozada. Me la pongo y tras ello, salimos de la celda tras una semana ahí dentro.

Subimos las escaleras y la luz nos golpea en la cara en cuanto los hombres abren la puerta.

—¿A dónde vamos?— les pregunta Edmon, pero ninguno nos contesta. Cuando salimos, tenemos que pararnos un momento para acostumbrarnos a la luz. Y cuando lo hago veo la figura de Tess a lo lejos.

—Es ella— murmuro a Ed, el cual asiente sin apartar los ojos de ella. Cuando giramos en la casa, vemos tres palos enormes de los que cuelgan cadenas y ya se lo que nos van a hacer.—Latigazos— murmuro al recordar como hace años ese mismo castigo se lo hizo mi padre a un par de Moonlights.

Cuando sopla el viento, a Tess la llega mi olor y esta se gira de inmediato dejándome ver el moretón que tiene en un costado de su rostro. La pregunto con la mirada si está bien y ella asiente dan dandome una pequeña sonrisa.

—Ya estoy aquí— dice basil saliendo de la casa, veo a Tess temblar levemente cuando la abraza por los hombros— Atarlos— les ordena a los hombres.

—Que les vas a hacer— pregunta tess nerviosa, pero poniendo su mano sobre su pecho haciendo que tenga que apretar los puños.

Se que es mentira, pero actúa demasiado bien...

Mi ángel de ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora