XVIII. ¿Ha sido todo un sueño?

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Me levanto de golpe asustada mientras me llevo la mano al pecho.

¿Ha sido todo un sueño?

Miro al balcón, es de noche. 

Ha sido todo un sueño... Madre mía. Pero qué me pasa por la cabeza para soñar con estas cosas.

—Por fin te despiertas, estaba preocupado— dice Axel sentándose a mi lado en la cama

—Joder que me has asustado— digo molesta.

Espera.

¿Axel?

Me froto los ojos confundida y los vuelvo a abrir, y si esta a mi lado, con una toalla en su cintura dejando todo su torso desnudo.

—No ha sido un sueño...— digo llevando mi mano al cuello donde en efecto hay una pequeña costra por la aguja.

—No lo has soñado, fue verdad. Pero llegué a tiempo. Estabas tirada en la habitación. No sabes el susto que me lleve.— dice acariciándome la mejilla, pero aparto la cara con el ceño fruncido.

¿Cómo que en mi habitación?

—Estaba en el pasillo... Y tu llegaste por las escaleras.— confundida le miro, pero él niega con una sonrisa.

—Te equivocas, tal vez lo hayas soñado. Estabas inconsciente cuando llegué— dice acariciándome la mano

—No, estoy segura de lo que ví. Además tú estabas lleno de arañazos y moratones— digo mirando su torso, pero no hay nada, ni un mísero rasguño.

—Teresa, ha sido un sueño. Solo eso— dice seguro.

—No ha sido un sueño. Sé lo que vi. Te ví a ti, lleno de sangre y luego al lobo ese, era enorme. Tú le mataste...

—Teresa, mírame.— me pide, levantó la mirada hacia él y la calidez en su mirada me relaja de una manera...— .Te aseguro que fue un sueño. Mirame, no tengo ningún arañazo. Además, como se supone que voy a matar a un lobo enorme.— dice divertido, antes de acercarse más a mi— Deja de pensar en un sueño. Disfrutemos que estamos juntos, después de una semana— dice sobre mi pelo para luego besarme la coronilla

—Hablando de eso, se puede saber porque no me has contestado a los mensajes— digo intentando contener mi enfado

—He estado muy ocupado. He tenido problemas en casa. Pero ya estoy aquí, junto a ti...— dice cogiéndome del mentón para que gire mi cabeza para mirarle.— No sabes lo mucho que te he extrañado. Lo mucho que he echado de menos tus ojos, tu sonrisa, tus caricias...

—Yo también te he echado de menos, Axel...— digo conmovida por sus palabras

—Mi ángel... Me alegra tanto tenerte junto a mi, entre mis brazos. —susurra sobre mis labios, antes de terminar de juntarlos en un cálido beso que me eriza la piel de inmediato.

(...)

—Cada vez que lo hacemos es mejor— dice Axel tumbandose a mi lado, sonrió divertida y me coloco sobre él, sin importarme mi desnudez

—Totalmente de acuerdo— digo acariciándole el pecho, mientras él coge el collar que descansa entre mis pechos.—Sigo sin entender qué le pasa a mi collar.

—Pasó hace mucho tiempo, tú no habías ni nacido. Hace casi 19 años— dice incorporándose para sentarse y mirar mejor el collar— Mi familia, tiene un escudo parecido a este. Mira— dice enseñándome el interior de su brazo, donde ya sabía que tenía un tatuaje, pero no me había detenido a mirarlo nunca.

Mi ángel de ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora